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La política comercial en Asia se revitaliza ante posible colapso del TPP

La política comercial en Asia se revitaliza ante posible colapso del TPP

22-12-16

Mientras que la votación relacionada con la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la elección de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos (EE.UU.) han sugerido un retroceso de la globalización en algunos de los mercados más prominentes; en Asia continúan los esfuerzos por promover la integración regional. Paradójicamente, la elección de Trump y la aparente retirada de EE.UU. del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en ingles) han impulsado las conversaciones comerciales en Asia, lo que podría implicar un cambio en el foco del liderazgo comercial a nivel global.

En el último tiempo, la mayor parte del mundo comercial se ha enfocado en el TPP. Sin embargo, 16 gobiernos asiáticos –Australia, Brunei, Camboya, China, India, Indonesia, Japón, Laos, Malasia, Myanmar, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Corea del Sur, Tailandia y Vietnam– han estado sosteniendo reuniones “bajo el radar” desde fines del 2012 como parte de las negociaciones de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés).

La RCEP abrirá nuevos mercados para bienes, servicios e inversiones. El acuerdo final tiene planeado incluir una docena de capítulos, incluyendo normas para la competencia, propiedad intelectual, comercio electrónico, servicios financieros y telecomunicaciones. El mismo incluirá algunas disposiciones relacionadas con alimentos y otros estándares. Dada la amplia diferencia en el desarrollo de sus miembros, la RCEP incluye flexibilidades para países miembros menos adelantados y cabe resaltar que los aspectos vinculados al fomento de las capacidades son un elemento central del acuerdo.

Las conversaciones han avanzado lentamente, en parte debido al inusual formato de las negociaciones. La RCEP se basa en cinco acuerdos con los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean, por sus siglas en inglés). Cada uno de estos acuerdos, denominados Asean+1, vincula a un país adicional de la región con la Asociación.[1] La RCEP busca proporcionar ayuda para mejorar este nudo de acuerdos y agruparlos bajo un solo acuerdo.

Los diez miembros de la Asean lideran oficialmente las conversaciones de la RCEP, lo que significa que la Asean discute en primer lugar sus posturas políticas. Posteriormente, los demás países –Australia, Corea del Sur, China Japón, India y Nueva Zelanda– pueden sostener reuniones para determinar una postura común. Finalmente, las 16 partes se reúnen para tomar una decisión común. Este proceso puede repetirse para cada capítulo en discusión.

Tras 16 rondas de negociación, la RECP está empezando a afrontar mayores dificultades con respecto a las negociaciones. Como los negociadores bien saben, los elementos menos sensibles se discuten en un principio, para luego abordar los componentes más delicados y que aminoran, normalmente, la marcha de las conversaciones.

Impactos, cortesía de Donald Trump

No obstante lo anterior, la RCEP ha recibido una interesante sacudida, cortesía de la elección de Donald Trump en EE.UU. Asumiendo que Trump siga con sus intenciones de retirar a EE.UU. del TPP, esto modificaría los cálculos de la política comercial en Asia.

Siete países de la RCEP son parte del TPP: Australia, Brunei, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam. Su reacción inicial al anuncio sobre la elección de Trump fue que el TPP sería declarado muerto. Sin embargo, Japón ya ha ratificado el acuerdo y Nueva Zelanda y Australia continúan sus procesos domésticos. El Gobierno de Singapur, por su parte, se comprometió a ratificarlo a principios de 2017.

De acuerdo a lo anterior, dos cosas podrían pasar. El acuerdo podría ser aprobado y rápidamente archivado o podría ser aprobado y reformado para entrar en vigor sin EE.UU. La esencia del problema radica en el artículo 30, el cual contiene las disposiciones para su entrada en vigor. De acuerdo a su redacción, se necesita que “al menos seis de los signatarios originales, quienes en conjunto sumen al menos el 85 por ciento del producto interno bruto combinado de los signatarios originales en 2013” notifiquen la conclusión de sus procedimientos legales para que el TPP entre en vigor. Aun cuando nada se especifica, este umbral implica necesariamente la participación de EE.UU. y Japón.

A estas alturas, pareciera desafortunado el que los funcionaros hayan incluido la fecha de 2013, pues en caso contrario, EE.UU. podría retirarse sin problemas y permitir la entrada en vigor solo con la firma de Japón más cuatro países más. A pesar de lo anterior, mucho dependerá de las acciones de Trump en enero próximo.

Ajustes al TPP

Dependiendo en lo que diga Trump, es posible esperar una reforma que implique una aplicación provisional del TPP en ausencia de EE.UU. y que permita a los estadounidenses entrar en una fecha posterior. El acuerdo podría quedarse como ahora está, con excepciones al artículo 30. Todo lo que sea específico a EE.UU. permanecería inactivo hasta que decida incorporarse.

La pregunta que queda es cuánto se perderá sin EE.UU. Mucho, si eres estadounidense; no tanto, desde el punto de vista de Asia. Para este último, el mercado americano está bastante abierto. Actualmente, los aranceles de la mayoría de los bienes, con excepciones en textiles, algunos alimentos y automóviles, son bajos. Los servicios y las inversiones siguen el mismo patrón. Los aspectos de propiedad intelectual se encuentran protegidos. Los estándares están alineados con el acuerdo y la normativa aduanera básicamente respalda al TPP. De hecho, una inspección minuciosa de cada capítulo y de cada una de las disposiciones sugeriría que las compañías asiáticas perderían muy poco por tener a EE.UU. fuera del acuerdo.

Después de todo, EE.UU. básicamente redactó el TPP y lo hizo de tal forma que minimizó su nivel de cambios domésticos, por lo que tener a EE.UU. fuera del acuerdo no cambiaría mucho el panorama para la mayoría de las compañías asiáticas que se dirigen hacia el mercado estadounidense.

Por el contrario, el TPP podría proporcionar a las compañías asiáticas un mayor acceso al mercado asiático y a otros mercados del TPP y lo podría hacer sin otorgar el mismo nivel de acceso a las firmas estadounidenses. Las compañías de EE.UU. que busquen utilizar el TPP deberán estar ubicadas en países parte del TPP.

Implementar el acuerdo en la región permitiría a los Gobiernos asiáticos usar el acuerdo, como originalmente estaba planeado, a fin de apoyar reformas locales. Este es un objetivo valioso con o sin EE.UU. El TPP permanece, por lo tanto, como un acuerdo de alta calidad.

Si los estadounidenses bajo el mando de Trump no están interesados en liderar el establecimiento de nuevas reglas para el comercio internacional, entonces Japón y el resto de los 11 países del TPP podrán hacerlo. Los efectos del TPP son de extrema importancia para el resto de Asia. Si se permite que el acuerdo muera o permanezca congelado, las reglas negociadas bajo dura presión durante cinco años no ayudarán a alcanzar mejores políticas en la región.

Impactos para las partes no asiáticas

Cuatro miembros del TPP, dejando de lado a EE.UU., están ubicados en América: Canadá, México, Perú y Chile. Los últimos tres son también miembros de la Alianza del Pacífico. Mantener el acuerdo en movimiento parece también ser importante para estos. Para Canadá y México, el TPP proporciona un balance muy útil en contra de los retos potenciales causados por la posición de Trump frente a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Si el TPP continúa en ausencia de EE.UU., tanto Canadá como México podrían ganar importantes vínculos comerciales con Asia que podrían ser fundamentales en tiempos de crisis.

Los países de la Alianza del Pacífico, por su parte, están involucrados en un proyecto de integración profunda que es reforzado por el TPP. Permitir que este termine podría reducir la presión sobre sus miembros con respecto a los compromisos económicos que hasta ahora han establecido.

Tal y como el TPP ayuda en Asia a impulsar las políticas comerciales, el acuerdo podría tener el mismo ímpetu en América Latina, incluso para países no miembros. En momentos de crisis ante la globalización, el colapso del TPP podrá otorgar a los líderes un mayor rango para adoptar una retórica proteccionista.

Con Estados Unidos fuera del acuerdo

Proceder con la implementación del acuerdo, con una entrada en vigor calendarizada ahora para abril de 2018, implicaría que EE.UU. tendrá que unirse de nuevo al acuerdo tal y como ahora está redactado. El mismo no estaría facultado para reformar el acuerdo. La pregunta que cabe realizar es si sería mejor tener a EE.UU. dentro del TPP bajo las actuales disposiciones. La respuesta es sí.

El TPP se creó para promover las cadenas de suministro y las prácticas comerciales modernas. Acuerdos más amplios con más miembros conectados a través de acuerdos amplios y profundos son mejores para los negocios.

Tener al mercado estadounidense vinculado con otros 11 es mucho mejor, aunque esto ahora parece lejano. Por lo mismo, los demás miembros deberán simplemente proceder con la implementación del TPP.

Ramificaciones del TPP para la RCEP

Continuar con la implementación del TPP es además relevante dado que hay diversas ramificaciones involucradas en una posible retirada de EE.UU. del mercado asiático. Si el TPP es aplazado, la RCEP pasará a ser el acuerdo a tomar en cuenta y las normas del comercio replicarán las de este tratado megarregional.

Un colapso del TPP implicaría también que los desafíos de la RCEP sean más grandes. Con esto China se encuentra en una nueva posición. Si bien hasta ahora no ha estado especialmente activa en las negociaciones, con estos nuevos antecedentes China necesita lograr un resultado en la RCEP; debe lograr un acuerdo, el cual debe ser lo más decente posible para dar cuenta de que también puede ser un líder en el comercio global, que puede formular las reglas del juego del comercio internacional.

Esto toma mayor relevancia al considerar que tanto el TPP como la RCEP son caminos plausibles para una eventual área de libre comercio de Asia-Pacífico, en el contexto del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. Si el TPP se estanca, será entonces la RCEP el camino hacia dicha área de libre comercio.

Con EE.UU. dando un paso al costado y con Europa ocupada con la salida del Reino Unido, Asia se encuentra en un interesante encrucijada que la podría posicionar a la cabeza del comercio internacional.

[1] Australia y Nueva Zelanda están incluidos en un solo acuerdo.


 source: Puentes