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Mujeres del campo hablan sobre las secuelas del TLC con Estados Unidos

Mujeres del campo hablan sobre las secuelas del TLC con Estados Unidos

Por Fabiola Pomareda García / pomaredafabiola@gmail.com | 16-11-17

Uno de los impactos que ha tenido el TLC entre Costa Rica y Estados Unidos es que tierra en la que antes se sembraban diversos productos con una visión de soberanía alimentaria, es ahora tierra de monocultivos, se denunció durante el Encuentro de la Red de Mujeres Rurales.

Más allá de decir que las mujeres de zonas rurales sufren impactos más negativos que los hombres ante la aprobación de los tratados comerciales como los que han firmado tantos gobiernos costarricenses, hay que recalcar que estos acuerdos se anidan y funcionan precisamente a partir de la hostil desigualdad de género y el menosprecio por la vida que impone el sistema.

La resistencia feminista a los TLC se ha manifestado en toda Latinoamérica como una crítica al sistema socioeconómico dominante y en Costa Rica también, desde una visión que impulsa la agroecología, la autonomía, la soberanía alimentaria y la alimentación sana.

El 7 de octubre del 2007, personas de todo el país votaron en el primer referéndum que se realizaba en Costa Rica: el del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana. El pasado 7 de octubre se cumplieron 10 años de la aprobación de este tratado comercial que, para muchas personas, ha tenido un impacto negativo en la soberanía alimentaria, el empleo y la tenencia de la tierra.

La Red de Mujeres Rurales realizó su Encuentro anual el pasado 14 de octubre, en la comunidad de Siquirres, en Limón. El encuentro, titulado “Mujeres en Lucha”, reunió a más de 80 personas procedentes de Pococí, Guácimo, Siquirres, Batán, Sixaola y Talamanca. Este año, una de las mesas de trabajo fue precisamente sobre el impacto que ha tenido el TLC.

Alejandra Bonilla Leyva, integrante de la Asociación Tinamaste, planteó el impacto que ha tenido el tratado específicamente en las mujeres que viven en zonas rurales.

“Con la pérdida de las áreas de cultivo familiar, las mujeres tienen menos posibilidades. Hoy hay menos gallinas, menos chanchos, menos cultivos en el patio porque en muchos casos las familias perdieron las fincas. Muchas compañeras han contado que sus maridos perdieron la finca a causa de la expansión piñera. En otros casos, la misma familia ha sembrado palma, por ejemplo, u otro tipo de monocultivos y perdieron sus patios y eso es parte también de esa violencia que están viviendo las mujeres”, dijo.

Los conflictos territoriales que se dan hoy en el país están relacionados con la producción de monocultivos y alimentos en las mismas regiones; la disputa entre dos formas de territorialidad -la campesina versus la de los agronegocios; la disminución de las extensiones de tierra agrícola; y un aumento de las exportaciones y de las importaciones.

Según datos del VI Censo Nacional Agropecuario (2014) del total de fincas censadas, un 8,4% se dedica a la producción de granos básicos y un 4,8% al cultivo de hortalizas. En promedio, el 61% de los granos básicos que se consumen en el país se obtiene de mercados externos. Costa Rica importa el 34% del arroz, el 69% del maíz y el 73% del frijol que demandan sus habitantes. Por otro lado el área sembrada con banano aumentó un 60.2% en 30 años; el área con palma aceitera se incrementó en un 294.6%; mientras que el área de piña lo hizo en un 1408.1%.

Los conflictos territoriales que se viven en el país también se relacionan con la concentración de la tierra y la brecha de género, lo cual es un hecho. De acuerdo con datos del Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible 2015, con base en los resultados del censo, sólo un 15,6% de las fincas están en manos de mujeres.

Varias mujeres que integran la Red plantearon que con la dinámica de trabajo y la situación económica actual -de la que responsabilizan al TLC- las más jóvenes tuvieron que buscar empleo en piñeras o bananeras o migrar a zonas urbanas. “Entonces las mujeres mayores tienen más recarga de trabajo; están cuidando más nietos. Las mujeres más jóvenes se tuvieron que ir de su pueblo en busca de trabajo y eso repercute en las condiciones de vida de las mujeres”.

Según el Informe Estado de la Nación, en el 2014 la pobreza afectó a un 27,9% de los hogares rurales, versus un 19,4% en los urbanos. La zona rural también sufre más la pobreza extrema (11,1%) comparada con la zona urbana (5,7%).

Además, una de las promesas del TLC fue la generación de empleo, pero los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), del INEC, confirman la debilidad del mercado de trabajo para generar nuevos puestos. En 2015 la tasa de desempleo fue de 8,5%, una de las más altas desde 1980. Actualmente en el mercado de trabajo hay personas ocupadas, desempleadas e inactivas. Según datos de la Enaho, en 2015 este grupo estaba compuesto por 1.136.095 personas de entre 15 y 64 años, que equivalen al 52% de la fuerza de trabajo en ese rango de edad. De ellas un 73% son mujeres.

Todas estas cifras no son más que confirmaciones de una realidad que atenta contra la calidad de vida de las mujeres y de un sistema político-económico que impone las directrices de los acuerdos comerciales por encima de los derechos de las mujeres. No se trata sólo del TLC con EE.UU., sino de todas las políticas económicas y comerciales impuestas desde hace por lo menos 30 años.

La Red de Mujeres Rurales, que este 2017 cumplió 11 años de existencia, es un espacio organizativo que articula a mujeres campesinas e indígenas costarricenses en defensa de sus intereses y derechos y que surgió en la época en que se aglutinó la oposición al TLC.

Claudia Rodríguez, vecina de Lousiana de Siquirres e integrante de la Red, contó que uno de los momentos más importantes en su vida como parte de este espacio fue la lucha contra el TLC. Asimismo, varias mujeres recordaron que en territorios indígenas la mayoría de la gente se opuso al tratado y hubo mucha resistencia. “En territorios indígenas ganó el No”, dijeron, refiriéndose al referéndum. “En el campo ganó el No”.

Carlos Regueyra, integrante de la Asociación Tinamaste, señaló que precisamente la Red de Mujeres Rurales surgió en ese momento de la lucha contra el TLC y que desde entonces no ha parado de crecer. “El TLC era algo que afectaba a muchos sectores al mismo tiempo y generaba mucha movilización”.

“Han habido procesos organizativos que se han fortalecido y consolidado a partir de eso y han podido profundizar en su área y en su trabajo”, dijo, y la Red es uno de ellos.

A partir de la experiencia de la Red de Mujeres Rurales y de otros espacios de resistencia a los TLCs se puede mencionar que más allá de analizar el impacto de éstos, se está denunciando el sistema que refuerzan estos acuerdos y con los que están casados los grupos de poder político y económico costarricenses. Es un sistema que además, no es sólo capitalista, sino también patriarcal. Y eso lo tienen muy claro las mujeres de la Red y es su lucha diaria. La de todas.

Este reportaje fue producido por la Red de Coordinación en Biodiversidad gracias al apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo.


 source: Agroecóloga