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Declaración de los pueblos centroamericanos sobre el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica

Declaración de los pueblos centroamericanos sobre el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica

Mon 05 Feb 2007

En la última Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea celebrada en Viena en mayo del presente año, se ha emitido una declaración política que nuevamente redunda en buenas intenciones y planes para la región. Lo más significativo para Centroamérica es el anuncio conjunto para iniciar negociaciones con la finalidad de establecer un Acuerdo de Asociación (AA), que incluye un apartado de libre comercio, además de los ya clásicos de cooperación y diálogo político.

Con este anuncio no cabe ninguna duda que el eje central de esta propuesta se centra fundamentalmente en las relaciones comerciales, poniendo los demás aspectos del Acuerdo en función del establecimiento de políticas de libre comercio. Lo que muchos especialistas han advertido se vuelve ahora una realidad: la Unión Europea ha venido, en los últimos años, reestructurando sus relaciones con Centroamérica una vez acabado el conflicto bélico de los ochenta y tras el fracaso consumado de la cooperación durante los noventa. Las líneas fuertes de interés se centran hoy en fortalecer las políticas derivadas de los planes de estabilización y programas de ajuste estructural, fortaleciendo un modelo de integración económica funcional al capital y las inversiones de carácter transnacional o de los grupos locales empresariales ligados al mismo.

Luego de la aprobación del DR-CAFTA, las elites centroamericanas ven con buenos ojos el establecimiento de vínculos comerciales con Europa para consolidar así sus principales mercados de exportación. A la Unión Europea por su parte, le permite establecer un mecanismo que dinamice sus intensiones de penetración comercial en el continente americano, luego de establecer importantes vínculos con Chile y México y de ver el poco avance de la ruta establecida en el programa de Bruselas para establecer un acuerdo comercial con el Mercado Común del Sur -MERCOSUR-. En síntesis, este proceso marca un importante cambio en las relaciones entre Centroamérica y la Unión Europea.

Ante esta perspectiva, las organizaciones sociales de Centroamérica aglutinadas dentro de la Alianza Social Continental-Capítulo Centroamérica, manifestamos nuestro posicionamiento político, frente a este Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica, como contribución al debate que se ha iniciado al seno del movimiento social y popular de la región sobre el tema en mención.

Las relaciones entre CA y UE

En la década de los ochenta, cuando la región vivió una etapa de agresión militar y defensa de conquistas populares en casi todos los países del istmo, la política exterior de la Unión Europea se constituyó en un pilar importante para impulsar procesos de negociación, que después con los acuerdos de Esquipulas, lograron los primeros pasos hacia la finalización de los conflictos armados.

El llamado Dialogo de San José instaurado con la Unión Europea como un mecanismo de intercambio y cooperación significó para la región un punto de apoyo político para el proceso de acuerdos de paz y la posterior celebración de comicios electorales en Centroamérica. Sin embargo, es importante destacar que mientras estas medidas se impulsaban en el ámbito político, una serie de transformaciones productivas y sociales operaban en la región de la mano de disposiciones neoliberales que reforzaron las condiciones estructurales de miseria y desigualdad, así como el fortalecimiento de grupos empresariales fuertemente asociados al capital transnacional.
En la actualidad, constatamos que los acuerdos impulsados con la Unión Europea, establecidos en el Acuerdo de Roma suscrito en el 2003, le da mayor énfasis al tema del libre comercio, y deja sin sustento la temática del diálogo político y de cooperación que se supone deberían guiar estas negociaciones.

Creemos que la declaración de Viena, en donde se recogen las aspiraciones de paz, democratización y respeto a los derechos humanos de las sociedades centroamericanas, se queda sin ningún contenido cuando se le vincula fundamentalmente al establecimiento de un mecanismo que permita el “libre comercio” entre ambas regiones.
En la práctica, un acuerdo basado en políticas de libre comercio no es sino un esfuerzo por abrir mercados e inversiones a corporaciones transnacionales y lograr los mismos o mayores beneficios obtenidos por Estados Unidos en la región, aun a costa del desarrollo sustentable y la integración de los pueblos centroamericanos.
El eje principal de dicha propuesta es nuevamente la receta del libre comercio, que orienta y subordina los temas de cooperación y diálogo político; por lo que esperar que la cooperación Europea orientada bajo la premisa del libre comercio sea beneficiosa en nuestros países para una democratización de nuestras sociedades, seria engañarnos con falsas promesas.

Este dialogo subordinado, refleja la falta de voluntad política de la Unión Europea para reconocer asimetrías, vulnerabilidades sociales y limitaciones estructurales, así como expone los verdaderos intereses de las elites locales empresariales en sus ansias de acumular capital y negocios para su propio beneficio. “Negociar” un Acuerdo de Asociación a través de mecanismos que esconden los verdaderos objetivos del proceso, no solo falta a los más elementales valores de transparencia política, sino que desde ya nos advierte frente a los peligros reales de dejar en manos de las elites locales y de la Unión Europea, los impulsos de integración regional y de desarrollo.

Hacia donde vamos con este Acuerdo

Pensar que Centroamérica es una región comercialmente importante para las grandes potencias económicas del mundo es más bien, tratar de justificar dicha situación, utilizando argumentos engañosos. Somos una región rica en biodiversidad, con gran potencial para inversiones públicas y privadas en infraestructura y una región que en la mayoría de países ha seguido al pie de la letra las políticas neoliberales que las instituciones financieras internacionales nos han recetado, lo que esta generando un proceso continuo de privatizaciones que abre la vía a un gran mercado de servicios que incluye bienes estratégicos como el agua, minerales, petróleo, energía, construcción y transporte interoceánico. Visto desde el punto de vista geoestratégico y la disputa por la hegemonía económica, entre las potencias comerciales, es que se comprende el interés fundamental de estos acuerdos de diálogo político y de cooperación.

Por otro lado, los intereses comerciales de los grupos empresariales centroamericanos no difieren en nada, de las posturas de las empresas europeas. La búsqueda de acceso a mercados y el incremento de la productividad y competitividad, han sido los objetivos perseguidos por la cúpula empresarial centroamericana a lo largo de estos procesos de apertura comercial unilateral que han impulsado los países de Centroamérica, sin que eso refleje una mejora en las condiciones de vida de millones de centroamericanos (as).

A lo largo de estas dos últimas décadas el papel de la Unión Europea en la región se ha orientado en tres direcciones: por un lado impulsar y apoyar técnica y financieramente un proceso de integración regional (SICA) con un componente exclusivamente comercial, privilegiando en la apertura y homologación aduanal, que le permita como parte de su segundo eje estratégico de acción, facilidades al funcionamiento de sus capitales, inversiones y transnacionales para que desarrollen negocios, poniendo el énfasis en el sector servicios, con énfasis en energía y telecomunicaciones. Aprovechándose abiertamente de los procesos de privatización impulsados en dichos sectores en la década del noventa en la región.

El tercer eje de la estrategia ha sido impulsar un “amañado” proceso de consulta a la “sociedad civil”, para desarrollar su modelo de integración regional; creando y manteniendo por un lado un Consejo Consultivo del SICA (CC/SICA), en el que supuestamente están representados los sectores más representativos del movimiento social de la región; y por otro lado, la cooptación de organizaciones y movimientos a través del acceso a fondos de cooperación para legitimar esos espacios y supuestos procesos de consulta.

Lo que es real es que hasta ahora, la Unión Europea no ha dado muestras de voluntad política para promover un proceso real y sin condiciones de debate en la región con distintos actores sociales en torno a qué tipo de integración requiere Centroamérica. Tampoco podemos dejar de lado que el actual modelo de integración europeo, está concebido en una lógica neoliberal y excluyente, en beneficio de los fuertes capitales privados y no de las mayorías populares de dicha región, por algo, el proyecto de Constitución Europea sufrió el año pasado serios reveses en Francia y Holanda, lo que ha puesto en “coma” dicho proyecto. Por tanto, un acuerdo de asociación que privilegia intereses de grupos económicamente poderosos, alejados de los intereses colectivos de las poblaciones no puede ser beneficioso para los pueblos de ambas regiones.

Con todo ese conjunto de intereses como base, el proceso de negociación abrirá muchas expectativas en los grupos político/empresariales centroamericanos que serán los principales ganadores; pero también posiblemente algunos sectores de la sociedad civil, principalmente aquellas ongs y grupos que reciben actualmente fondos de cooperación de la Unión Europea, tendrán la tentación de querer convencer a la opinión pública de las oportunidades de este Acuerdo, ello sin contar con los potenciales ofrecimientos de más fondos de cooperación que ya han empezado a ofrecer funcionarios y entidades financieras europeas en la región. Por ello, es imprescindible que exista una postura clara y congruente en estos momentos de los movimientos sociales centroamericanos.

Integración de los Pueblos y Desarrollo Sustentable

Estamos convencidos, por la fuerza de los hechos que así lo han demostrado, que un acuerdo comercial marcadamente neoliberal como el que se ha propuesto desde la Cumbre Presidencial de Viena entre regiones desiguales en todo el sentido de la palabra, solamente conlleva a profundizar en esa desigualdad, y propicia el aprovechamiento económico de una élite empresarial, profundizando un círculo de mayor dependencia, exclusión, pobreza y altísimos costos sociales y medio ambientales.

De esta manera, consideramos que el comercio y la cooperación deben estar puestos en función de una estrategia de desarrollo sustentable a nivel regional, para beneficiar a los pueblos y no de una serie de proyectos en beneficio del capital transnacional como lo es el Plan Puebla-Panamá y los proyectos auspiciados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Queremos una Integración desde los Pueblos que genere bienestar, que propicie relaciones comerciales basadas en el intercambio complementario, solidario y equitativo, que no se basen en la competitividad de nuestras economías, sino en la complementariedad, que no se basen en la ventajas comparativas, sino en las potencialidades de cada quien.

Un comercio que permita el acercamiento cultural y la diversificación de bienes internos, el fortalecimiento de los mercados locales y del papel regulador de los Estados en los procesos de inserción económica internacional, sobre todo para la satisfacción de las necesidades más urgentes y necesarias de los sectores históricamente excluidos: las mujeres, los(as) indígenas, los(as) afrocaribeños(as), los(as) jóvenes, campesinos(as) y trabajadores (as) en general.

Ante este Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica, que lo que pretende es crear un Area de Libre Comercio entre ambas regiones, la Alianza Social Continental Centroamérica se posiciona políticamente por el rechazo claro y contundente, no encontramos ninguna justificación, ni razón para considerar que en algo puede beneficiar a nuestros pueblos.

Hacemos un llamado al movimiento social y popular centroamericano a unir esfuerzos para enfrentar esta nueva estrategia de los sectores y gobiernos neoliberales de dentro y de fuera de la región. Llamamos también a las organizaciones sociales y populares europeas, particularmente a la Red Biregional Europa/América Latina, ha jugar un papel activo en la denuncia en Europa de este nuevo intento neoliberal por seguir depredando nuestros recursos y riquezas.

POR UNA INTEGRACIÓN DESDE LOS PUEBLOS
POR RELACIONES COMERCIALES SOLIDARIAS Y EQUITATIVAS
OTRA CENTROAMERICA ES POSIBLE


 source: Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración solidaria de los pueblos: Contra el TLC y el ALCA