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Campesinos exigen rescatar maíz y frijol

MATILDE PEREZ U., 27-2-07

Dirigentes de medio centenar de organizaciones
campesinas propusieron al gobierno la formación
de un grupo especial intersecretarial de alto
nivel bajo la coordinación de la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (Sagarpa) para el diseño, operación,
seguimiento y evaluación de un programa emergente
de impulso y productividad sustentable de maíz y frijol.

Los también firmantes de la llamada Declaración
del Zócalo se pronunciaron por la actualización y
replanteamiento del Acuerdo Nacional para el
Campo, conformado por 283 apartados, entre los
cuales está la solicitud de revisar el capítulo
agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El Congreso Agrario Permanente, los consejos
nacionales de organizaciones Campesinas y Rurales
y Pesqueras, Coordinadora Nacional Plan de Ayala,
Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los
Pueblos y el Barzón-Alianza Nacional de
Productores Agropecuarios y Pesqueros asentaron
que ante el inicio del año 15 del TLCAN con la
consecuente liberalización total de los productos
agropecuarios, hay que sentar las bases la
reorientación de fondo de la política agrícola,
comercial y alimentaria, de conformidad con los
derechos de los campesinos, la soberanía
alimentaria y nutricional de la población, el
derecho a la alimentación de los mexicanos y la seguridad nacional.

Y aunque los dirigentes campesinos consideraron
insatisfactoria la respuesta del gobierno a la
postura de las organizaciones de revisar el TLCAN
y castigar a los acaparadores y especuladores del
maíz, destacaron que continuarán pugnando por el
establecimiento de los principios básicos para la
producción de maíz y frijol con un enfoque
territorial y micro regional, dando prioridad a
las unidades de producción de pequeña y mediana
escala que elimine el desorden y desequilibrio
entre producción y consumo de los cultivos.

La propuesta rechaza el uso de semillas
transgénicas y asienta que sólo deberán
utilizarse semillas nativas, criollas e híbridos
cuya calidad ya ha sido demostrada y cuenten con
una apropiada adaptación a cada zona productora
del país. Establece que no es necesario ampliar
la frontera agrícola sino que al programa tendrán
que incorporarse áreas que cuentan con
infraestructura de riego, parcelas ociosas o
subutilizadas, en regiones de regular y buen temporal.

Asienta que en este esfuerzo por elevar la
productividad de maíz y frijol, las
organizaciones campesinas deben considerarse la
pieza central, y por eso sugieren la firma de
contratos o convenios de corresponsabilidad.


 source: La Jornada