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Experiencia de México con el TLC no ha sido positiva

Experiencia de México con el TLC no ha sido positiva

1-11-11

Este fue el tema que trató Alicia Puyana Mutis, doctora en Economía de la Universidad de Oxford y profesora e investigadora de la Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales Flacso de México, durante una conferencia presentada a estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia.

Los resultados distan muchos de las expectativas. La economía mexicana es abierta y todo flujo internacional de bienes y capitales es prácticamente libre, mientras la migración laboral hacia Estados Unidos o Canadá está penalizada y es altamente riesgosa. La economía ha sufrido serias crisis y la de 2008 castigó a México más que a ningún otro país latinoamericano.

El país azteca negoció el TLC para afianzar su proyecto de modernización de la economía y la sociedad. Al asociarse con Estados Unidos, y gracias al impulso de su economía, México pensó que se aceleraría el crecimiento del PIB mediante las manufacturas más sofisticadas y una agricultura moderna, de gran escala, mecanizada y de productividad similar a la de sus vecinos del norte, pero esto no pasó.

De acuerdo con la explicación de Puyana, para Estados Unidos el acuerdo no significó mayores costos, por el tamaño reducido de la economía mexicana (la colombiana es la mitad de esta) y porque prácticamente todas las exportaciones mexicanas ya tenían libre acceso o aranceles muy bajos, al gozar de trato preferencial en diferentes programas: maquila, automotriz, multifibras los cuales continuaron vigentes hasta mediados de la década pasada. Prácticamente lo pactado ya existía.

Con voluntad política de ‘modernizar’ el campo, México aceptó que Estados Unidos mantuviera la política de subsidios a sus agricultores, que de hecho significaba someter a los campesinos y pequeños productores de alimentos mexicanos a la competencia de importaciones subsidiadas. Para 1990 las distancias eran mayúsculas y no se han reducido: Estados Unidos tiene un PIB per cápita 6 veces superior al mexicano y el de Canadá es 4,8 veces mayor. Las exportaciones y las importaciones de Estados Unidos son 4,7 y 7 veces las mexicanas.

De acuerdo con Puyana: “En consecuencia de todo lo anterior, México experimenta el estancamiento de la agricultura y de las manufacturas, como fuente de crecimiento del PIB y del empleo, pero se ha producido un crecimiento prematuro de servicios de baja calidad y de menor productividad, refugio del sector informal urbano, que concentra el 55 por ciento de los empleados”. Por eso la economista concluye que “la experiencia mexicana con el TLC no ha sido la más positiva y, si algo ha de aprender Colombia, es que podría resultar más conveniente negociar en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en alianzas con países de similar desarrollo e intereses cercanos”.

Las asimetrías entre México y Estados Unidos que dificultaron las negociaciones son mayores en el caso colombiano. Los efectos que se han dado en el país centroamericano podrían ser similares, si no más graves, en el caso de Colombia.


 source: Universia