“Costa Rica será un parque temático para los ricos”
Pablo Gámez, 14-09-2007
¿Está dolida la democracia costarricense? En los últimos diez años, una serie de factores y, en lo fundamental, de decisiones políticas disfrazadas de promesas consensuadas, han provocado la fractura de un pueblo tenido como pacífico y ejemplar. El nacimiento del llamado grupo de Mujeres de Blanco, símbolo de resistencia y rechazo al Gobierno del Nobel Óscar Arias Sánchez, lo comprueba. El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, es el detonante. "Es la suma de los intereses neoliberales y de la derecha extrema".
Radio Nederland conversó en San José con Ana Cristina Rossi, escritora, Graciela Blanco, psicóloga y Flora Fernández, empresaria, todas ellas integrantes de las Mujeres de Blanco.
RN: ¿Cuándo nace la necesidad de las llamadas Mujeres de Blanco?
AR: Quiero referirme al antecedente histórico. Las Mujeres de Blanco del 2 de agosto de 1947 fue un grupo grande de mujeres de varias clases sociales, en lo fundamental de la clase media, que decidieron tomar las calles para protestar contra las irregularidades que se estaban cometiendo en torno a las elecciones de aquel entonces. El ente electoral de ese momento no respetaba la voluntad popular, y estaba volcado a aceptar la consumación de un fraude. Esas mujeres decidieron tomar las calles. Cuando llegaron al Parlamento costarricense, las sorprendieron a balazos. Ellas siguieron insistiendo y gracias a ese movimiento, obligaron al Tribunal electoral a limpiar sus irregularidades. Este es el sustrato histórico. Hoy, nosotras nos queremos ver como las nuevas Mujeres de Blanco, que, ante el fraude que se anuncia en torno al referendo por el Tratado de Libre Comercio, queremos hacernos presente y ser una fuerza cada vez más grande, para obligar a que se limpie la cuestión electoral en Costa Rica. Sabemos que si el referendo es limpio y no hay fraude y no se favorece a los que están por el SÍ, el No gana limpiamente.
RN: Usted habla en términos de un sustrato histórico. ¿ Difiere el momento actual al contexto de turbulencia que hubo previo a la guerra civil costarricense de 1949?
AR: Es un contexto histórico distinto, pero las Mujeres de Blanco somos las mismas. Es decir, muchas veces más valientes que los hombres.
GB: Estoy de acuerdo. Es un contexto histórico diferente, pero en esencia conserva el llamado y el motivo del accionar. Recuerde que en aquellos años se protestaba por la no libertad de expresión y de participación, y en este momento histórico por el que estamos pasando, ese asunto está de manera generalizada. En todas las instancias, en todas las decisiones que se toman. No hay igualdad de posibilidades de participación, de expresión, de presentarle a la ciudadanía en general las bases que sustentan al SÍ y al No por el TLC. Por eso actuamos y por eso exigimos igualdad de condiciones para expresar libremente, esto si es que continuamos siendo un país de gran tradición democrática y pacífica, visto lo anterior, exigimos que se sea consecuente. Lo peor del caso: si estamos aquí es porque eso no está sucediendo.
RN: Costa Rica, hacia fuera, tiene un gran nombre dada su larga tradición pacífica y democrática. ¿Está en peligro la democracia costarricense?
FF: Sí. Precisamente es por lo que estamos velando las Mujeres de Blanco. Cuando el presidente Óscar Arias anunció que iba a gobernar en una tiranía en democracia, ya estaba diciendo mucho al mundo, y ya era un premio Nóbel de la Paz. Eso realmente nos toma por sorpresa. Ahora vemos que no hay independencia de poderes, lo cual es muy grave en una democracia. Para tener un directorio en el parlamento costarricense, el presidente Arias dice que si es necesario torcerá brazos, y lo hace. Y si para conseguir votos se necesita conseguir dinero, lo hace. El principal ente constitucional de Costa Rica emite fallos como favores políticos, y no bajo argumentos jurídicos. Lo mismo sucede con el ente electoral costarricense. Es decir, cuando todos los poderes de esta democracia están bajo el poder supremo de una sola persona, estamos en algo cercano a una dictadura. No entendemos lo que pasa. No es posible que esto sea una realidad en Costa Rica. Y las mujeres hemos reaccionado en una forma más rápida, porque los hombres han ido dejando pasar todas estas barbaridades. Nosotras no vamos a dejarlo pasar. Por lo menos las autoridades se están dando cuenta de que hay un grupo de mujeres con sangre en las venas.
RN: Un punto que nos interesa destacar de las respuestas de Uds. es que en distintas ocasiones se refieren al nombre del Nóbel y presidente Óscar Arias. ¿No es paradójico que esta persona, hace veinte años, lograra unir a un país en torno a sus iniciativas de paz por la región, y que ahora, precisamente 20 años después, sea el eje de la polarización que sufre Costa Rica?
AR: Eso es porque la gente no supo leer lo que era el plan de paz de Óscar Arias. Y se fueron como brutos, porque los costarricenses somos muy ingenuos. El plan de paz de Arias era la neo-liberalización de Centroamérica. Era conseguir los objetivos de Estados Unidos, es decir, la victoria política sobre los movimientos insurgentes, que lo que pedían era justicia social. La victoria militar, sabían los de Arias, no se podía conseguir. Lo que había por parte de Washington era la guerra de baja intensidad. Ellos agitaron el fantasma de la intervención norteamericana para hacer un plan de paz, que favoreció únicamente a la derecha de toda América Central. Hoy, el resultado es que los países están deshechos, con índices desbordados de violencia, sin conseguirse la justicia social prometida, porque el plan de paz era un programa de derechización y de freno a los movimientos sociales que pedían justicia, y eso no se supo ver. Ese premio Nobel fue otorgado por ingenuidad y ceguera, o porque se quería favorecer los intereses de Estados Unidos. Lo que hizo ese plan fue alistarle a Estados Unidos toda la región centroamericana, para que pudiera tener este tratado de libre comercio que nosotras rechazamos. Desde que se firmó el tratado en Guatemala, desaparecen el doble de niñas y niños, y luego encuentran sus cuerpos abandonados, sin corazón ni riñones. Es una barbaridad. Centroamérica siempre se ha visto como carne de cañón. Desde que llega Arias se es pro-americano y sin reformas sociales. Su plan de paz obedece a los intereses de la extrema derecha.
GB: A mediados del siglo pasado se abolió el Ejército en Costa Rica, y, años más tarde, el país se declara neutral. Y parte de este tratado de libre comercio es precisamente legalizar la instalación en el país de fábricas de armamento de todo tipo. Quiere decir que Costa Rica va a ser una fuente de construcción de armas de guerra, lo cual supone una enorme contradicción, puesto que nos hemos declarado un país sin Ejército y un país pacífico, neutral.
FF: Y cuando se le pregunta a Óscar Arias por qué está apoyando el tratado de libre comercio, que permite la importación de armas de guerra en un país sin Ejército, y cuando él mismo firmó un decreto, el 23 de septiembre de 2006, autorizando la producción en suelo nacional de estas armas, él dice es que yo no negocié el tratado. Es la doble moral que Arias está exhibiendo. Hace veinte años fui partidaria de Arias, porque creí que él sinceramente buscaba la paz. Pero, en este momento sus acciones van en el sentido contrario. Lo que está haciendo es fomentando la división en un país que siempre había estado unido, democrático y pacífico. Hoy, la polarización es evidente.
RN: ¿Cuán extrema es la polarización en estos momentos?
GB: Es muy seria. Por eso llevamos en nuestras bocas la mordaza, que simboliza el atropello a todos nuestros derechos, a la Constitución, a las leyes del país. Pero el pueblo está tomando conciencia, lo cual se traduce en un profundo enojo. ¿Qué va a venir o suceder? No lo podemos saber, pero siguiendo el curso de los acontecimientos esto puede llevar a una confrontación sin precedentes en la historia democrática costarricense. Estamos diciendo y advirtiendo, porque el presidente del país, a ese Nobel de la Paz, no le interesa escuchar a su propio pueblo. Y el pueblo va caminando, va sintiendo, se está expresando. ¿Y quién detiene a un pueblo indignado? Si las cosas se pudieran discutir y hablar, esto no estaría pasando. Si no se nos escucha a todos los sectores, los que van a ser más afectados, entonces el Gobierno está generando la polarización de Costa Rica y llevando al país a una situación que puede ser de muchísima violencia.
AR: Este el único proyecto del Gobierno de Óscar Arias, y ellos no pueden enfrentar un NO en el referendo, porque se traduce en un NO a su Gobierno, lo cual provocaría que el presidente tenga que dimitir. Entonces apuesta por la polarización para que haya violencia y él se vea autorizado, como Premio Nobel de la Paz, a pacificar el pueblo por medios violentos, y así, Arias impone nuevamente la paz.
PG: ¿Más allá de ser un referendo, esto es un plebiscito para el Gobierno de Óscar Arias?
AR: No lo es, pero el Gobierno lo está poniendo así. Si hubiera otros proyectos de Gobierno, si éste fuera un Gobierno normal y el TLC fuera una parte, entonces sería simplemente un referendo. El que lo está convirtiendo en un plebiscito es el Gobierno, porque el TLC es la única moneda de cambio que tienen, no hay más. Y claro, si Ud. desautoriza esto, le dice NO al gobierno de Arias. Quieren vender todo el país, y el TLC va a facilitar que así suceda. Van a ser a Costa Rica un parque temático para los ricos.
PG: ¿Les queda algo de optimismo ante lo que se puede avecinar?
AR: A largo plazo lo soy. A corto plazo no veo cómo podamos enfrentar esto. Soy optimista de que el pueblo va a responder y nos vamos a tirar a la calle. No sé los resultados, pero sé que esto va a cambiar a Costa Rica para siempre. Pase lo que pase en el referendo, Costa Rica ya no va a ser la misma. Estamos ante un momento histórico, es una toma de conciencia del pueblo costarricense, tan dormido que siempre ha estado.
GB: Similar a lo que Ana Cristina dice. Independientemente de los resultados, por lo que estamos peleando y luchando es por nuestro modelo de estado social de derecho. Que se nos quiere imponer un cambio radical, lo sabemos. Y por eso nuestra lucha trasciende el resultado que tenga el referendo. Nosotros ya no aguantamos que digan que somos un país democrático porque cada cuatro años elegimos un presidente. Vea el gran porcentaje de abstencionismo que hubo en las elecciones pasadas, el pueblo costarricense ya no cree a los viejos políticos. Esto va a significar un salto cualitativo en el proceso histórico del pueblo costarricense. En este sentido, siempre vamos a ganar.
FF: Pesimista porque nos pueden hacer un fraude. Pesimista porque ese fraude nos desate la violencia. Optimista porque nunca antes se había visto que en cada provincia, en cada comunidad, en cada pueblo, esté funcionando un comité patriótico contrario al presidente de la República. Hoy, tenemos capacidad de unir a todo el país. El gobierno no lo tiene. ¿Qué clase de poder tiene un presidente cuando la mitad de su país lo tiene en contra?