Bolivia y el TLC
Bolivia y el TLC
por Aurelio Suárez Montoya
Monday, Apr. 03, 2006 at 8:40 PM
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Hace algunos días el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, estuvo de visita en Bolivia proponiendo como remedio a los innumerables y proverbiales males que sufre este país hermano, con uno de los menores ingresos por habitante del Sur de América, la firma de un TLC con Estados Unidos similar al que Colombia acaba de negociar.
Tal invitación parece una broma pesada para los bolivianos que se han levantado contra la privatización del agua, que cuidan con recelo sus bosques, sobre los cuales la firma CHEMONICS - USAID, la misma que acá promovió la falsa Ley Forestal, ha puesto sus ojos y que desde la época colonial han visto saqueados sus principales recursos naturales como la plata, el estaño y un conjunto de metales que estaban en su Cerro de Potosí. Y toma el alcance de insulto proponerles a quienes en la era de la globalización han sufrido en carne propia la voracidad de las empresas multinacionales sobre el petróleo y el gas, que su solución está en volver letra inmodificable y supraconstitucional, en forma de TLC, los inicuos términos con los cuales se ha regido la relación entre el capital financiero internacional y ese empobrecido país.
Algunos ilusos y no se sabe que tan bien intencionados empresarios de Bolivia han tomado en serio la invitación de Uribe, casi como una réplica conspirativa, y han echado a rodar la especie que sin TLC darían al traste los pocos empleos que genera la industria del vestuario. Paradójicamente, el pasado jueves 30 de marzo en el vecindario Caballito de Buenos Aires morían calcinados seis bolivianos, niños algunos de ellos, que hacen parte de los 150.000 que en estado de “semi-esclavitud” laboran y viven en casas adecuadas en Argentina como talleres de confección donde se les remunera con el valor de la vivienda y la comida sin que medie autoridad alguna que se inmute ante un patético cuadro como los que Dickens narrara en sus novelas sobre el más salvaje capitalismo inglés del siglo XIX. Precisamente una analogía al “paraíso del empleo” que les espera a todos los proletarios en la “competencia entre pobres” que fomenta la economía abierta. De tal modo que si alguien conoce de primera mano lo que es el libre mercado, las “bondades” de la inversión extranjera y el dominio de elites sin escrúpulo que separan su suerte particular, como el Goni Sánchez de Losada, del resto de sus compatriotas; en fin, de lo que es un TLC, es Bolivia.
La perfidia de Uribe pasa de lo normal. Con la culpa de estar saboteando normas vigentes de la Comunidad Andina de Naciones, en asuntos como la propiedad intelectual, las preferencias comerciales y muchas más como la Resolución 588, y alentado desde Washington, invitó al presidente Evo Morales a seguir su ejemplo. En últimas, su propuesta induce a un pacto de maleantes que reduzca a cenizas lo que todavía queda de la unidad de los países andinos en aras de la recolonización estadounidense.
Sin embargo, Uribe se fue con un palmo de narices porque no sólo el presidente boliviano, Evo Morales, ha rechazado de plano un Acuerdo que le da un trato desequilibrado a su país sino porque allá además existe un movimiento social, articulado y conciente como pocos en el Continente, que no se va dejar “meter gato por liebre”. Y, como esto no fuera suficiente, el mensajero de Bush se trajo de regalo un retrato de Bolívar confeccionado con hojas de coca, lo cual, más que símbolo, es un mensaje adicional enviado a la Casa Blanca con quien oficia como deshonroso estafeta del Imperio en procura de alcanzar más méritos y reconocimientos en pos de su reelección.
La Tarde
