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Colombia: El malestar en el agro: jornada agropecuaria del 19 de agosto

Colombia: El malestar en el agro: jornada agropecuaria del 19 de agosto

Por Aurelio Suárez Montoya, 18-8-2009

Resulta sorprendente que en los medios de comunicación se esté ocultando el malestar que hoy recorre al campo colombiano y a casi todos sus sectores productivos. A finales de julio, más de 500 productores de arroz de Casanare bloquearon el ingreso a los molinos a fin de forzarlos a comprar su producción así fuera a precio de salvamento. A los pocos días, en Villavicencio, más de 1.200 productores con su maquinaria y vehículos desfilaron por calles y avenidas en protesta por la decisión de la industria molinera de comprar a menos precio la cosecha y sin comprometerse a adquirirla en su totalidad. El disgusto se extendió al Tolima y el Presidente Uribe urdió un acuerdo que, si bien garantiza la compra total de lo cultivado, le ocasiona a cada arrocero una pérdida promedio de 500 mil pesos por hectárea. Aún está pendiente el cabal cumplimiento de ese trato; en tanto, para el Caribe, el precio se terminó fijando por el piso, a 650 pesos por kilo.

En Córdoba, una de las más feraces regiones del país, a los algodoneros que vieron a comienzos de año cómo las deficientes semillas transgénicas de Monsanto arruinaron sus cosechas, con costos adicionales en más de un millón de pesos por hectárea, apenas les fue ofrecida una indemnización que no alcanzó ni a los 200 mil. Además de lo anterior, la semana pasada, los cultivadores cordobeses de maíz, sacaron sus tractores y camiones a las calles de Cereté para pedir auxilio oficial ante el ahogamiento que les están causando los precios de ruina que les ofrece la industria procesadora. En estos tres renglones la economía está funcionando como si el TLC ya estuviera en vigencia. A los productores nacionales, incluidos los del arroz, se les compra sus cosechas luego que las industrias han hecho las respectivas importaciones como un excedente marginal, como un rescoldo de la seguridad alimentaria nacional.

Los productores de panela, quienes, además de sufrir los improcedentes controles del Invima a sus trapiches, acrecentaron sus siembras en los últimos años, unos, ilusionados con el espejismo del alcohol carburante y, otros, como sucedáneo a cultivos de uso ilícito; están perdiendo entre 30 mil y 40 mil pesos por carga. El desespero cunde por las tierras tradicionales de la panela como la hoya del río Suárez, la provincia de Gualivá, Caldas, Antioquia y Cauca y, de esa crisis, no se eximen otras regiones como la Costa Atlántica. Por tanto, han convocado un Encuentro Nacional Panelero para el 31 de agosto en Villeta. La partida de mil millones de pesos para los paneleros boyacenses, con los cuales el Gobierno Nacional pretendió apagar el incendio, no solucionó el problema que ya está tomando visos de estructural.

Los 450.000 productores de leche, de los cuales la mitad tiene menos de 10 cabezas, vienen desde hace dos años en un viacrucis. Primero fueron los decretos contra la leche en cantina, cuya puesta en vigencia logró aplazarse por dos años, lo cual no ha sido obstáculo para que se haya desatado una persecución contra comercializadores y pequeñas industrias. Luego fue la posición de la gran industria láctea que, para impedir el “derrame” de millones de litros que no ha querido comprar, exigió una tasa especial salida del bolsillo de los ganaderos. Finalmente, la sobreoferta, agravada por los líos comerciales con los países vecinos, no ha podido ser resuelta.

La economía campesina, por su parte, la de las gallinas artesanales, la de la carne del pequeño hato, la de la papa y los huertos de frutas y hortalizas cada vez se encuentra más lesionada y perseguida. Los decretos contra la avicultura no industrial y las cadenas populares de pequeñas carnicerías y los cierres de mataderos y plantas de sacrificio por doquier están excluyendo a centenares de miles de personas de renglones agropecuarios tradicionales.

A lo anterior hay que añadir que todas las capas de productores y, desde luego, los más empobrecidos han visto ascender astronómicamente los precios de insumos agroquímicos y fertilizantes, hay un traslado enorme de rentas del agro a las empresas multinacionales y a los importadores de dichos bienes. El 19 de agosto se iniciarán algunas acciones, foros, asambleas y manifestaciones de distinta índole para seguir consolidando una resistencia fuerte que haga reversar la funesta política agrícola y, sobre todo, que permita rescatar la seguridad alimentaria nacional, que revierta la creciente dependencia de Colombia en un área esencial de su estructura como país.

Bogotá 18 de agosto de 2009


 source: ALAI