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Colombia: El triste espectáculo del TLC

Germán Holguín Zamorano - Director Misión Salud, 08 de Junio de 2007

Más de 4 meses de debates culminaron en una votación apabullante, con cifras previsibles. Porque no se votó el texto del TLC, que pocos leyeron. La sesión se limitó a contar los votos del Gobierno y de la oposición. Triste espectáculo.

Triste que una democracia termine las discusiones de lo que ha sido considerado el Plan de Desarrollo del país para los próximos 15 años de tan lánguida manera. Las mayorías del Congreso decidieron apoyar al Ejecutivo, renunciando a su papel, a su responsabilidad y a su mandato.

Triste el espectáculo que hoy estamos dando ante la opinión pública internacional, al haber aprobado un texto que ya el Congreso de los Estados Unidos había notificado que pensaba modificar.

Congresistas, los que integran la rama legislativa del poder público, crean las leyes y deciden el futuro de la patria, parece que solo tenemos en la oposición. Cada vez más se filtran noticias sobre los costos que está pagando el Presidente a los demás para completar los votos. Triste espectáculo.

El Gobierno apostó a ejercer presión para que en Estados Unidos también fuera aprobado rapidito. Pero parece que los de allá están haciendo por los colombianos lo que no quiso hacer la mayoría de los de acá. Si lo hacen preocupados por los colombianos o por su electorado o por otras razones, es asunto para especulaciones.

Quizás allá, como aquí, pesaron más los cálculos políticos que la construcción de un continente mejor para todos. Pero allá sí leyeron el Tratado y le propusieron cambios. Allá, donde los negociadores siempre nos dijeron que no se podía hacer cambio alguno por el Fast Track. Aquí, donde se hubieran podido introducir declaraciones interpretativas, se aprobó a pupitrazo. En cinco minutos. Espectáculo lamentable.

Existe allá el acuerdo de discutir solamente los tratados con Perú y Panamá. No los de Colombia y Corea. El de Corea porque no parece satisfactorio el nivel de apertura del mercado de automóviles, agricultura y servicios.

El de Colombia, según carta pública de los congresistas Rangel y Levin, porque “existen problemas especiales, incluyendo la violencia sistemática y persistente contra los sindicalistas y defensores de los derechos humanos, la impunidad y el papel de los paramilitares en la autoría de estos crímenes...”.

Las modificaciones a introducir en los tratados con Perú y Panamá incluyen, en primer lugar, la incorporación explícita en el texto principal del compromiso de las partes de respetar la Declaración de Doha sobre acceso a medicamentos y las salvaguardias consagradas por la OMC. No deja de producir satisfacción observar que ésta, que fuera una de las propuestas de los representantes del Ministerio de la Protección Social a lo largo de la negociación, y que fue sistemática y radicalmente rechazada por los negociadores de los Estados Unidos, ahora sea rescatada por el Congreso de allá.

Segundo, convertir en facultativa la obligación de extender las patentes por demoras en los procesos de estudio de la patente y de registro sanitario. Otra vez produce satisfacción observar que los representantes del sector salud de Colombia se opusieron a esta obligación y propusieron alternativas que tampoco fueron aceptadas.

La protección de datos también ha sido objeto de substanciales modificaciones. Ya no serán ‘al menos’ 5 años, sino 5. Y adicionalmente se consagra la obligación de contabilizar los 5 años a partir de la aprobación del medicamento en los Estados Unidos, si el trámite de aprobación en Colombia se agota en 6 meses, lo que en muchos casos acelerará el ingreso de estos bienes esenciales al mercado, para bien del consumidor.

Se elimina el vínculo entre patente y registro, que podría obligar al Invima a no otorgar registro a productos cobijados por patente. En su lugar se publicarán las solicitudes de registro para que los interesados se informen de posibles violaciones a sus derechos y puedan recurrir ante las autoridades judiciales. Interesante. Esta fue otra de las propuestas del sector salud de Colombia, que formó parte de las famosas líneas rojas que no defendió el Ministerio de Comercio ni fue aceptada por el gobierno de los Estados Unidos.

La plenaria del Congreso de acá enfrenta ahora una encrucijada. Puede repetir el error de las Comisiones Segundas de ofender a los demócratas aprobando el texto que ellos públicamente repudiaron. Podría prudentemente esperar las definiciones políticas y los cambios de los capítulos laboral, ambiental y de propiedad intelectual. O podría hacer uso de las declaraciones interpretativas para que el texto aprobado aquí se ajuste a la Constitución Nacional y a lo que ahora se está pidiendo allá.

Porque resulta satisfactorio observar que las declaraciones interpretativas propuestas por el ex presidente de la Corte Constitucional doctor Eduardo Montealegre en propiedad intelectual, a iniciativa de Misión Salud, la Iglesia y la alianza de las ONG, coinciden con las exigencias de los demócratas.

Para la industria farmacéutica multinacional ha sido un duro golpe ver cómo se escurre entre los dedos una serie de ganancias que ya habían logrado imponer. No siempre se gana. Si además observamos que Brasil acaba de expedir una licencia obligatoria para un medicamento para el Sida, podemos entender que no son sus mejores días. Pero no debemos olvidar que se trata de una industria especializada en el lobby y llena de dinero.

Sin duda seguirá luchando por conseguir que el Congreso de acá coloque en las leyes, lo que el Congreso de allá no quiso colocar en el TLC. Lo sucedido con el desmonte de los controles de los precios a los medicamentos exclusivos nos debe mantener alertas.

No deja de dar tristeza de patria que sean los congresistas de los Estados Unidos los que defiendan el acceso a los medicamentos y la salud de los colombianos, pues nuestro Gobierno y las bancadas uribistas no quisieron hacerlo. Pero aún están a tiempo de ponerse a la altura de su investidura. ¿Será mucho pedir?

* En colaboración con Francisco Rossi Buenaventura. Consultor de Ifarma.


 source: Portafolio