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Colombia: Los problemas que asfixian a los arroceros

Colombia: Los problemas que asfixian a los arroceros

11-4-14

Los arroceros colombianos están cansados. Sienten que entre las importaciones de los TLC, el contrabando y el monopolio de las molineras de las que dependen para vender su producto se están asfixiando.

A esto, añaden la inoperancia del Gobierno para controlar los precios y frenar el arroz que ingresa ilegalmente al país, como lo explicó a Semana.com Eudoro Álvarez, representante de Dignidad Arrocera en Meta.

Por eso, los arroceros de Tolima, Huila, Meta y Casanare están desde este 10 de abril en paro indefinido. Si bien son cuatro de los 22 departamentos del país que producen arroz, esto será una tarea difícil de lidiar para el Ministerio de Agricultura, pues esas zonas cosechan el 85 % del grano nacional.

Esa fue la razón por la que el ministro Rubén Darío Lizarralde intentó frenar esta decisión desde el pasado 8 de abril. Pero los arroceros no dieron su brazo a torcer y a partir de este jueves pararán sus actividades y bloquearán las vías principales de dichos departamentos.

Pero ¿por qué su decisión fue irreversible? Álvarez explica que una de las razones que más los atormentan son los tratados de libre comercio. “Si bien la crisis ha sido desde el 2010, todo empeoró en el 2012 y el 2013 porque fue cuando obligaron a los colombianos a traer el arroz de otros países”, sostiene.

En el 2013, se importaron de Estados Unidos 82.000 toneladas de arroz y 90.000 toneladas por cuenta de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), año en el que Colombia produjo 2.200.000 toneladas del cereal.

“El subsidio norteamericano a sus productores de arroz es del 43 % del precio mientras que a nosotros nos quitan los aranceles. Parece que el TLC lo hubieran negociado enemigos nuestros”, dice Álvarez.

Este panorama es el mismo que presentó la ONG Oxfam en diciembre del 2013, cuando la firma del TLC con Estados Unidos llevaba poco más de un año. En su informe, la organización advirtió que el arroz era uno de los productos colombianos más afectados por esas negociaciones.

Pero ese no es el único dolor de cabeza de los arroceros del país. En julio del 2013, la Dirección de Impuestos y Aduanas (DIAN) indicó que el arroz era el cuarto producto colombiano más afectado por el contrabando, después de las confecciones, la gasolina y los licores. Las cifras del Ministerio de Agricultura son de aproximadamente 300.000 toneladas anuales importadas ilegalmente.

“El precio del arroz nuestro se ha bajado mucho por el tráfico ilegal y por las importaciones mal negociadas. Eso es responsabilidad del Estado”, sostiene Álvarez.

Molineras: el problema del monopolio

La gota que rebosó la copa de los arroceros fue que desde el 1 de abril de este año, las empresas a las que les venden sus productos dejaron de recibírselo, según ellos.
En el 2013, 430.000 hectáreas del suelo nacional se destinaron para el arroz. El trabajo de los productores de esas tierras es sembrar la semilla y cosecharla. De ahí en adelante, la labor es de las molineras, que limpia el cereal, lo seca, lo blanquea y lo empaqueta para venderlo.

El problema del que se quejan los arroceros es que sólo tres grandes molineras (Roa,Murra y Unión) manejan el 85 % del mercado, por lo cual deciden libremente a qué precio compran la materia prima.

Esa fue la razón por la que los arroceros se unieron al paro agrario del año pasado. Para que levantaran su protesta, el Ministerio de Agricultura les prometió en ese entonces que regularía los precios y lo cumplió. Hasta el 31 de marzo de este año, las molineras debían pagar $110.000 por carga de arroz (125 kilos) en Meta y $120.000 en Tolima y Huila, por ser un cereal de mayor calidad.

Pero a partir del 1 de abril ya no había restricciones y, según los arroceros, las molineras decidieron no comprarles la cosecha.

“Si el arroz se recolecta y no se procesa en tres días, se daña. Hemos perdido muchas cosechas porque las grandes molineras se negaron a recibir el producto. Les pareció que el precio era alto pero pedimos lo mismo que el año pasado”, explica Álvarez.

Por su parte, Lizarralde sostiene que es un mito que las molineras hayan dejado de comprar el arroz nacional y viajó este 10 de abril a Espinal, Tolima, para verificar que sí están recibiendo el cereal.

Pero ese no es el único problema para resolver pues el monopolio del que quejan los arroceros no sólo está en los precios. Las mismas molineras que compran el arroz establecen qué tan bueno está el producto y si deben pagar más o menos por él.

Para que un arroz sea bueno, se debe cosechar entre el 22 y el 26 % de humedad y con el menor porcentaje de suciedad posible. La denuncia de los arroceros es que ellos entregan cosechas con el 25 % de humedad y 5 % de impurezas y las molineras dicen que vienen con el 29 % y el 8 %, respectivamente. “Ellos son el juez y la parte. No hay laboratorios estatales, entonces uno no puede reclamar. ¿En manos de quién quedamos? De los mismos compradores”, indica Álvarez.

Por todo eso es que los arroceros están cansados y pararon sus actividades, pues consideran que es la única manera en la que el Gobierno les prestará atención. “Con las molineras el ministro es manso, y con nosotros parece un perro bravo”, opina el líder de Dignidad Arrocera.

Después de que ese sector anunció su paro, Lizarralde garantizó que se normalizaría la compra de arroz y que de nuevo habría un acuerdo desde el 10 de abril hasta el 18 de noviembre para ponerles un precio mínimo de compra a las molineras.

Mientras los arroceros se quejan por los TLC, el contrabando y el monopolio de las grandes molineras, el ministro Lizarralde sostiene que “no hay ninguna razón para el paro porque se han creado rumores de que los molineros no compran el arroz”.


 source: Semana