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Costa Rica: TLC y empleo, la gran estafa

5-9-07

Costa Rica: TLC y empleo, la gran estafa

(Del modelo TLC al modelo pura vida)

Henry Mora Jiménez
Decano, Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Nacional

I EMPLEO Y DESARROLLO

El objetivo económico más importante de cualquier estrategia de desarrollo es, ciertamente, crear empleos suficientes y de calidad.

Desde luego, existen otros objetivos sociales, ambientales y culturales, tanto o más importantes; pero entre los
económicos, el más importante es el empleo, principal fuente de ingresos y sustento para la inmensa mayoría
de la población. En los países en desarrollo, donde por lo general no existe el seguro de desempleo, la pobreza
es, en muy alto grado, una consecuencia del desempleo.

Desde esta perspectiva (desarrollo humano), el aumento y la diversificación de las exportaciones, el incremento
de la producción (PIB), y la atracción de inversión extranjera, entre otros, no son objetivos en sí mismos, sino
medios (o, a lo sumo, objetivos intermedios) que deben servir de instrumentos para la creación de los puestos
de trabajo que la población demanda.

Si una economía no es capaz de suministrar empleo decente (digno y seguro) a todos sus ciudadanos, es una
mala economía, aunque en el Banco Central sobren las reservas internacionales o el Ministerio de Hacienda
presente alegres números sobre el superávit fiscal.

II DESEMPEÑO RECIENTE DE LA ECONOMÍA COSTARRICENSE

Durante los últimos 20 años (período de vigencia de la estrategia de apertura comercial, liberalización
económica y desregulación estatal), la economía costarricense ha mostrado, en sus variables
macroeconómicas tradicionales, un comportamiento que podemos denominar “moderadamente mediocre”,
aunque en algunas áreas llega a ser “notable”. Veamos.

• El crecimiento promedio del PIB se acerca al 5% anual, seguramente más que mediocre, pero muy volátil
(no sostenido) y por debajo del 6% que la CEPAL considera como el nivel mínimo para apuntalar el desarrollo.

• El crecimiento promedio anual del Ingreso Nacional per cápita (el dinero que finalmente llega al bolsillo de
las personas), apenas se acerca al 2%, muy por debajo del umbral de éxito.

• El crecimiento de las exportaciones ronda el 10%, con un gran auge en las exportaciones “no
tradicionales”, pero con serios problemas en la “calidad” de estas exportaciones, por la continuada falta de
encadenamientos productivos hacia el interior de la economía, reproduciendo el modelo maquilador que impera
en México y el resto de Centroamérica.

• La inversión extranjera directa (IED) ha tenido un crecimiento más sostenido, con un verdadero boom en
los últimos 4 años, rondando el 6% del PIB; pero sin la consabida vinculación con el resto de la economía.

• La inflación muestra una tendencia a la baja, misma que se registra a nivel mundial, pero se encuentra
entre las más altas de América Latina.

En resumen, el desempeño macroeconómico lo podemos catalogar como apenas regular (ingreso nacional,
inflación), aceptable (producción) y notable (exportaciones, inversión extranjera). ¿Pero qué ocurre con el
indicador fundamental, esto es, el empleo?

III ¿Y EL EMPLEO QUÉ?

El verdadero éxito de un sistema económico debe medirse, como dijimos al inicio, por su capacidad de generar
empleos suficientes y de calidad. El desarrollo social y cultural depende también de la calidad de las políticas
públicas implementadas; pero el empleo es, en gran medida, una consecuencia directa del comportamiento y
racionalidad de la economía.

En el período 1986-2004, la tasa de crecimiento del empleo total fue de 4,08%, por debajo del 4,81% de
crecimiento del PIB (BCCR, CEPAL, OIT). Lo anterior contribuye a explicar el desequilibrio en el mercado de
trabajo (medido conservadoramente como: Puestos de Trabajo Creados - incremento en la Población
Económicamente Activa), afectando a 62 000 costarricenses en el período 1990-2004, es decir, el 8,8% del
incremento en la PEA. Este desequilibrio fue el más alto de toda Centroamérica para ese período (CEPAL).

La tasa de desempleo abierto ha sido relativamente baja (comparada con los otros países centroamericanos),
pero ronda el 6% de la Fuerza de Trabajo (FT) y muestra una leve tendencia al alza.

En resumen, una evaluación meramente cuantitativa de la capacidad de la economía de crear empleo
(desequilibrio en el mercado laboral y tasa de desempleo abierto), en la Costa Rica de los últimos 20 años,
obliga a reconocer un pobre desempeño en este campo.

Pero el problema se transforma en una verdadera crisis, si nos atenemos a los indicadores de calidad en el
empleo. Veamos.

• Para el período 1991-2001 (última información confiable disponible), el porcentaje del empleo informal
alcanzó, en promedio, un 42,6% del empleo total.

• Para el período 1986-2004, el crecimiento de los salarios (mínimos) reales fue apenas de 0.34%, el más
bajo de toda Centroamérica (CEPAL), y durante 2000-2005, la tasa de variación fue negativa: -1,5% (INEC).

• Durante los últimos 12 años (1995-2006), tanto el subempleo visible como el subempleo invisible
muestran una tendencia al alza, lo que explica que la tasa de subutilización de la FT llegara al 15% en 2006,
frente a un 11% en 1995.

• Si agregamos los datos de desempleo y subempleo, obtenemos lo siguiente: en 2006, el 31,2% de las
personas (más de 600 000) que constituyen la FT enfrentaban algún tipo de insuficiencia de empleo
(desempleo o subempleo), cifra que alcanzaba el 22% de la FT en 1995. ¡Casi un tercio de la población
trabajadora!

Como ha expresado el Dr. Luis Paulino Vargas:

“Seiscientos y resto de mil trabajadores y trabajadoras costarricenses que, a julio de 2006, estaban
desempleadas o subempleadas, constituyen mucho, pero mucho más que una fría estadística. He ahí un drama
social y humano que envilece y maltrata” (TLC, Empleo e Inversión Extranjera. La Historia no Oficial).

Sobre este drama humano se monta oportunista y cínicamente la campaña del sí al TLC, para ofrecer
promesas que no puede cumplir (trabajo para los costarricenses) o para amenazar con la agudización de esta
crisis si el TLC no se aprueba. Seiscientos mil costarricenses es la tercera parte de la FT, de ahí que a muchos
trabajadores y trabajadoras esa campaña les suena como cantos de sirena (la promesa de empleo) o como
pistola en la sien (la amenaza de perderlo). Es una cruel mentira, una estafa. Pero veamos otros datos
igualmente dramáticos.

• En 1990 la cobertura de la PEA asalariada con el seguro de salud llegaba al 70,6%. Quince años
después, solo es del 61%. (Estado de la Nación)

• En 1990 la cobertura de la PEA asalariada con seguro de pensiones era de 67,8%. Quince años
después, solo es del 56%. (Estado de la Nación)

• En 1992 la cobertura del seguro de riesgos del trabajo era del 90,1%. Trece años después, solo es del
73%. (Estado de la Nación)

Es esta verdadera emergencia nacional, la que en gran medida ha contribuido a ampliar el insultante
crecimiento de la desigualdad en la distribución del ingreso ocurrido en los últimos años, agravando la ya
limitada capacidad de desarrollo humano de las familias de más bajos ingresos.

• Entre 1988 y 2004, el 20% más pobre de la población pasó de obtener el 6,3% del ingreso total, a solo
un 4%; mientras el 20% más rico pasó de un 43,1% a un 53,9% (INEC)

• Entre 1988 y 2004, los ingresos reales de la “clase alta” aumentaron en 164%, mientras que los de la
“clase baja no calificada” disminuyeron en 7,4%. (Academia de Centroamérica)

• Desde 1994, el porcentaje de familias en condición de pobreza ronda el 20% del total, sin avances
duraderos al tiempo que el número de personas pobres sigue en aumento (900 000 personas en la actualidad).

IV ¿DONDE ESTÁ EL PROBLEMA?

Históricamente, los países en desarrollo (PED) presentan el fenómeno llamado “desempleo estructural”, es
decir, una incapacidad congénita de la economía subdesarrollada para crear puestos de trabajo suficientes y
de calidad para toda la población en edad y con necesidad de encontrar un trabajo.

En buena medida, este desempleo estructural está relacionado con el tipo de inserción, periférica y
desequilibrada, de estos países en la economía mundial. Una economía que renuncia a la industrialización
(como ocurre en el modelo agroexportador de materias primas), es una economía que también renuncia a los
empleos que podrían crearse en la fase de elaboración de esas materias primas, agregando muy poco valor a
las mismas, e incapacitándose para generar innovación y desarrollo tecnológico.

Una economía maquiladora (modelo vigente en muchos PED), ya sea maquila de baja o de alta tecnología,
sufre del mismo problema. En el proceso de la maquila industrial solo se crean unos cuantos empleos, al
tiempo que la innovación y el desarrollo tecnológico sigue concentrándose en los países centrales o más
desarrollados.

Apostar a que la IED pueda hacer un aporte sustancial al problema del empleo en Costa Rica es una vana
ilusión desmentida por los hechos. Los datos históricos así lo demuestran: mientras que la IED localizada en
zonas francas genera el 52% de las exportaciones totales, solo crea el 16% de los empleos directos (unos 40
000) del total de empleos directos del sector exportador (cerca de 250 000). Más aun, estos 40 000 empleos
(relativamente mejor pagados) solo representan el 2% de la FT.

La maquila de baja tecnología suele crear mayor cantidad de empleos (como en el resto de Centroamérica),
pero de baja calidad y en condiciones laborales a menudo lamentables y condenables.

Pero la IED no debe ser el “chivo expiatorio” de la crisis del empleo en Costa Rica. Sabemos muy bien su
limitado aporte a la creación de empleos (al menos bajo la estrategia actual). El verdadero causante de esta
situación es el abandono que el Estado ha propiciado de la empresa nacional; esa que en un 98% no es
exportadora, pero que da empleo al menos al 70% de la FT.

Este abandono se enmarca en una estrategia de crecimiento (modernización transnacional) que apuesta
obsesivamente al crecimiento de las exportaciones, sin preocuparse en serio por el vínculo que debe crearse
entre las exportaciones y el resto del aparato productivo nacional, contribuyendo a generar encadenamientos y
diversificación productiva, empleos suficientes y de calidad, innovación tecnológica y equidad distributiva.

Menos aun se ha preocupado de dotar al pequeño y mediano productor agropecuario y al empresario nacional
de las condiciones necesarias para hacer que el “mercado interno” ostente su propio y marcado dinamismo, ya
que es el principal generador de empleo.

Y para rematar, se ha olvidado casi completamente de las microempresas y las empresas de economía social,
condenadas a tener una existencia efímera o a transformar su naturaleza social en una lógica de competitividad
compulsiva (cooperativismo).

V TLC: ¿TRABAJO PARA LOS COSTARRICENSES?

Resumo en este apartado, lo que otros (Mauricio Castro, Juliana Martínez, Luis Paulino Vargas, María
Eugenia Trejos, Juan Manuel Villasuso), y yo mismo, hemos señalado anteriormente sobre este punto.

La falsa promesa de los nuevos empleos

1- Como el acceso al mercado estadounidense ya es sumamente amplio para las exportaciones
procedentes de Costa Rica (93,2% no pagan ningún arancel y un 6,7% adicional pagan aranceles menores al
3%), el TLC no será una palanca que sirva de impulso a las exportaciones (excepto azúcar, etanol, atún
enlatado), y por consiguiente, tampoco será una palanca para el empleo.

2- El tratado no atraerá, en sí mismo, más inversión extranjera de la que ya (abundantemente) ingresa al
país, excepto en dos áreas: a) en los servicios públicos que se “abren” (telecomunicaciones y seguros) y, b) en
empresas mineras, petroleras o madereras que se sientan estimuladas por las garantías que el TLC les ofrece
para burlar la legislación ambiental costarricense. La llamada apertura en seguros y telecomunicaciones
tendría un impacto mínimo sobre el empleo, ya que en telecomunicaciones las empresas privadas básicamente
se montarán sobre la infraestructura ya creada por el ICE, mientras que en seguros, en varias líneas del
negocio ni siquiera se requiere “presencia local” de las empresas aseguradoras extranjeras. Y en ambos
casos, los pocos puestos de trabajo demandados serían buscados entre los funcionarios con formación y
experiencia que ya hay en el INS y el ICE.

La vil amenaza de la pérdida del empleo

3- La práctica totalidad de los productos agropecuarios que se exportan desde Costa Rica a los EE UU
ingresan por la sección de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) que no tiene plazo de vencimiento, y
todos entran con arancel cero, de ahí que no enfrentan ninguna amenaza de tener que pagar mayores
aranceles y, menos aun, de un eventual cierre de ese mercado. Los empleos correspondientes, por tanto,
tampoco están en riesgo.

4- Los únicos empleos que están realmente en riesgo con la no aprobación del TLC, son los cerca de 13
000 del sector textil exportador que envía sus productos a los EE UU mediante la CBTPA, ampliación de la ICC
aprobada en el año 2000, y que, como es conocido, vence en septiembre de 2008. No obstante, y como
también es harto conocido, muchos de estos empleos de cualquier forma se van a perder (al igual que los 20
000 perdidos en los últimos 20 años), como consecuencia de la competencia asiática y la falta de
competitividad de la industria textil estadounidense (de la cual depende la instalada en Costa Rica).

Pero el “libre comercio” si destruye empleos

5- Los que si están en alto riesgo son los miles de empleos generados en las parcelas de pequeños
productores agropecuarios que venden para el mercado interno y que deberán competir con productos
subsidiados de los EE UU (granos básicos, lecherías, chancherías, granjas avícolas, pequeñas fincas
ganaderas). Se trata al menos de 80 000 puestos de trabajo que el COMEX ni siquiera se ha dignado a tomar
en cuenta en sus cálculos sobre el empleo y el TLC.

VI EI TLC CONSOLIDARÍA UN MODELO FRACASADO (EL MODELO TLC)

En materia de creación de empleos suficientes y de calidad (objetivo económico central de toda estrategia de
desarrollo), el modelo económico neoliberal ha sido, en los últimos 20 años, un rotundo fracaso. El TLC
consolida, profundiza e institucionaliza este modelo (prácticamente lo constitucionaliza), con consecuencias
funestas para una estrategia de desarrollo basada en el empleo y el desarrollo humano. Y tienen el cinismo de
decir que con más de este modelo fracasado se va a resolver el drama del empleo en Costa Rica. Pero
repasemos los elementos más importantes.

1- El modelo TLC pone en alto riesgo miles de empleos en los llamados sectores sensibles (granos
básicos, lecheros, avicultores, porcicultores), cuya única defensa frente a la competencia desleal de las
importaciones subsidiadas ha sido el arancel (relativamente alto) negociado en el marco de la OMC.

2- También acabaría con la función social y de promoción del desarrollo de parte de instituciones como el
INS y el ICE, convirtiéndolas en simples empresas, quizás todavía de propiedad estatal, pero operando bajo
una lógica de empresa privada.

3- Amenaza además el empleo en las empresas de productos genéricos, tanto de medicamentos como de
agroquímicos.

4- Aunado a lo anterior, pone en riesgo el modelo solidario de salud pública en Costa Rica, y encarecería
los costos de los agricultores por el incremento en el precio de los agroquímicos.

5- Restringe la capacidad del estado de impulsar una política industrial activa, necesaria para generar
encadenamientos productivos con las empresas extranjeras que inviertan en el país. Para estas empresas,
tales políticas son “distorsiones” al libre movimiento de sus capitales, y son reducidas al mínimo en el capítulo
de inversión.

6- El TLC profundizaría las presiones, tanto legales como económicas y políticas, para flexibilizar el
mercado de trabajo; falaz argumento neoliberal con el que se pretende promover el empleo a costa de
sacrificar los derechos y garantías de los trabajadores.

7- En general, políticas selectivas y diferenciadas a favor de las empresas y el productor nacional,
chocarían de frente con los principios de Trato Nacional y Acceso al Mercado, limitando la capacidad
regulatoria del estado para impulsar políticas efectivas de creación de empleo.

VII HACIA UN VIRAJE ESTRATÉGICO (DEL MODELO TLC AL “MODELO PURA VIDA”)

Sabemos bien que nuestra lucha contra el TLC persigue, en primera instancia, evitar la institucionalización del
neoliberalismo como ideología oficial del estado. Lo hacemos, además, porque también creemos que “otro
mundo es posible”. Una sociedad donde quepamos todos y todas, naturaleza incluida. Una sociedad próspera,
pero democrática, libre y solidaria. Esto es, retomar el modelo costarricense de desarrollo, recuperando y
profundizando el Estado Social de Derecho. Podemos identificar este modelo como el “modelo pura vida”,
enfatizando, con toda razón, que toda estrategia de desarrollo debe estar en función de la vida humana.

En materia de empleo, comencemos citando los lineamientos generales sugeridos por Luis P. Vargas en un
documento ya citado:

“Desde la óptica de quienes nos oponemos al TLC y queremos otras vías para el desarrollo de Costa Rica,
¿qué podríamos proponer como posibles salidas? Pensando básicamente en el problema del empleo, sugeriré
aquí algunos lineamientos generales que, de momento, apenas dejaré esbozados.

1- Redefinir las prioridades y lineamientos de las políticas sobre inversión extranjera: en vez de conceder
privilegios irrestrictos y casi ilimitados, definir elementales bases de negociación que garanticen ciertos
beneficios sociales y económicos que cuanto menos retribuyan parcialmente las buenas condiciones políticas,
económicas, culturales, ambientales, institucionales, educativas e infraestructurales que el país provee. ...

2- Establecer un nuevo balance en las prioridades de las políticas públicas de desarrollo a fin de promover
el desarrollo de las empresas cooperativas, asociativas y de propiedad social, así como de aquellas de capital
nacional, en especial las pequeñas. ...

3- Promover el turismo que se integra respetuosamente con la naturaleza e interactúa a profundidad con el
entorno social....

4- Reorientar a profundidad la racionalidad que guía el funcionamiento del sistema financiero: ...

5- Definir estrategias para el desarrollo regionalmente equilibrado: ello al menos en dos niveles: dedicando
especiales esfuerzos a las regiones costeras y fronterizas deprimidas, así como a las áreas urbanas
marginalizadas, que reclaman esfuerzos muy serios de regeneración y desarrollo” (documento citado, pp. 28-
30).

A lo anterior podemos agregar lo siguiente

6- Reconstruir el sistema de seguridad social, de manera que atienda integralmente a toda la población,
incluyendo especialmente a la población desprotegida de los seguros de salud, jubilación y riesgos del trabajo.

7- Implementar incentivos directos para que las empresas, especialmente las pequeñas y medianas,
contraten más trabajadores.

8- Instrumentar programas de asesoría técnica y apoyo financiero para que las familias funden sus propias
empresas.

9- Hacer de la política de empleo la base de la política de desarrollo. El desempleo/subempleo es un
indicador clave del fracaso de un sistema económico y social para garantizar la inclusión de sus ciudadanos en
ese sistema.

10- Tal política de empleo requiere, a su vez, de un viraje radical en la estrategia de desarrollo,
renunciando definitivamente a la ciega adoración del crecimiento económico y propiciando una intervención
sistemática del mercado, siempre que este falle en garantizar el empleo decente (OIT) y una vida digna, en
cuanto que derechos humanos irrenunciables.

VIII PRINCIPALES CONCLUSIONES

1- Crear empleos suficientes y de calidad (empleo decente, empleo digno y seguro) debe ser el objetivo
económico fundamental de toda estrategia de desarrollo.

2- El desempeño macroeconómico de la economía costarricense en los últimos 20 años se ubica entre
apenas regular (ingresos, inflación) a notable (atracción de inversión, crecimiento y diversificación de las
exportaciones).

3- En materia de empleo, distribución del ingreso y combate a la pobreza, el modelo económico vigente,
que se pretende consolidar e institucionalizar con el TLC, ha sido un rotundo fracaso (modelo TLC).

4- Solo una estrategia de desarrollo que explícitamente se proponga metas determinadas de empleo y
distribución del ingreso, podría propiciar, a contrapelo del libre mercado y el libre comercio, resultados
satisfactorios en estas áreas fundamentales del desarrollo humano (modelo pura vida).


 source: No TLC