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Preocupa a México el avance del TLC

Preocupa a México el avance del TLC

Podría desatar mayor inmigración a EEUU

México importa aproximadamente 10 millones de toneladas de maíz cada año, en comparación con los 22 millones de toneladas que produce en su propio territorio.

Por JEREMY SCHWARTZ, Cox News Service, 20-12-07

CIUDAD DE MEXICO.- Agricultores y activistas en esta urbe están planeando una serie de protestas a medida que el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA por sus siglas en inglés) entra a su etapa final este Día de Año Nuevo, cuando desaparecerán los últimos aranceles y cuotas sobre el maíz, frijol, leche y azúcar.

Quienes se oponen al acuerdo de libre comercio advierten que si se levantan las barreras finales del comercio, se podría desatar una emigración incluso mayor desde el devastado campo mexicano, dejando a México a expensas de Estados Unidos para su abasto de maíz y frijol, platillos distintivos desde la época de los aztecas.

Cuando menos un grupo campesino ha dicho que la expansión del Tratado Norteamericano de Libre Comercio podría desatar la rebelión armada en el campo, si el gobierno del Presidente mexicano, Felipe Calderón, no hace más por brindarle protección a pequeños agricultores.

Se consideraba que el maíz y el frijol eran particularmente delicados para la economía mexicana cuando se firmó el acuerdo de libre comercio, en 1993, en tanto funcionarios los resguardaron con 15 años de protecciones que, gradualmente, fueron menguando.

Funcionarios de gobierno insisten en que la apertura del 1 de enero es simbólica en su mayor parte y que los aranceles sobre el maíz y el frijol prácticamente ya fueron eliminados.

Partidarios del TNLC en México dicen que los manifestantes están intentando arrebatar más ayuda gubernamental, exagerando el impacto de dicha apertura.

“Es una fecha importante debido a que marca el final del proceso”, destacó Luis de la Calle, economista en Ciudad de México que ayudó en la negociación del acuerdo original, a principios de los años 90. “Sin embargo, habrá muy poco impacto en términos del mercado”.

No obstante, integrantes del Partido de la Revolución Democrática, el PRD, tendiente a la izquierda y el segundo mayor en el Congreso mexicano, ya hicieron un llamamiento dirigido a Calderón para que renegocie la apertura final y elimine el maíz y el frijol de la lista de bienes de comercio sin protección.

Calderón, sin embargo, no ha mostrado inclinación a meter las manos al acuerdo de libre comercio.

“El gobierno teme renegociar (los aranceles sobre el maíz y el frijol) debido a que la parte de renegociación podría equivaler a una renegociación total”, dijo José Romero, experto en el TNLC por el Colegio de México. “Además, les preocupa que la renegociación pudiera enviar señales negativas a los mercados financieros del ámbito internacional”.

Por su parte, asociaciones agrícolas de México dicen que los agricultores mexicanos están realmente mal preparados para enfrentar la acometida del maíz estadounidense, al tiempo que condenan abiertamente los cuantiosos subsidios distribuidos entre agricultores en Estados Unidos.

La Organización Mundial de Comercio lanzó esta semana una investigación para averiguar si Estados Unidos ha superado los límites internacionales, con respecto a los denominados “subsidios distorsionadores del comercio” para sus agricultores, en miles de millones de dólares desde 1999.

Además, los agricultores estadounidenses son mucho más productivos que sus contrapartes mexicanas. Con base en datos del Instituto Mexicano de la Competencia, las granjas estadounidenses producen en promedio 22 toneladas de maíz por acre (4,375 metros cuadrados), en comparación con apenas seis toneladas en granjas mexicanas.

Cruz López, el presidente de la Confederación Nacional de Agricultores, dijo que los productores nacionales de maíz temen acabar fuera del negocio, incapaces de competir con las importaciones estadounidenses, y volver dependiente a México de Estados Unidos en lo tocante a sus necesidades alimenticias básicas.

“Existe un abismo entre los subsidios que nosotros recibimos y los que reciben agricultores canadienses y estadounidenses”, destacó. “Para nosotros, es de suma importancia garantizarle al pueblo mexicano que nosotros somos capaces de producir maíz y frijol”. México importa aproximadamente 10 millones de toneladas de maíz cada año, en comparación con los 22 millones de toneladas que produce en su propio territorio.

Los agricultores mexicanos están pugnando por más subsidios por parte del gobierno de México, al tiempo que pronostican funestas consecuencias si no reciben ayuda.

“Si persiste está negativa a proteger a los productores nacionales por parte del gobierno ... el campo podría seguir el camino de las armas y la guerrilla”, declaró en fecha reciente Max Correa, líder de la Central Campesina Cardenista, grupo de agricultores activistas, a la prensa mexicana. “No es una visión catastrófica, es una realidad”.

Desde que México entró al TNLC, ha perdido aproximadamente tres millones de empleos agrícolas y registrado una emigración masiva desde el campo y hacia Estados Unidos. Se estima que 80 por ciento de los 400,000 mexicanos que emigran anualmente a Estados Unidos vienen de áreas rurales.

A decir de muchos expertos, la gran apuesta del Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio — que los campesinos agricultores encontrarían empleos en una pujante industria manufacturera en México — no se ha materializado.

“Estados Unidos no quiere que ellos lo hagan, la industria de la manufactura no puede absorberlos, así que ¿a dónde van?” dijo Romero. “Ellos no tienen la fuerza política para influir sobre las políticas”.

Los expertos dicen que el alto precio del maíz en todo el mundo, impulsado por el aumento en la producción de etanol, debería suministrar una protección para los agricultores mexicanos, pero eso podría terminar siendo temporal.

El final de los aranceles sobre el azúcar, sin embargo, debería beneficiar a productores mexicanos mediante la apertura del lucrativo mercado estadounidense, comentó de la Calle. Con todo, los productores mexicanos de azúcar temen que los elevados costos de producción en México pudieran desacelerar las exportaciones a Estados Unidos.

Entre las acciones de protesta que se planean están mítines en las calles en diversas ciudades de México, así como una cadena humana a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos. Los manifestantes ya han llevado a cabo una huelga de hambre de una semana en el centro de Ciudad de México.

Pero, con el Congreso mexicano en un receso por las fiestas decembrinas y Calderón sin interés en la renegociación, los expertos dicen que las probabilidades de ponerle un alto ala apertura del 1 de enero son inexistentes.

(El correo electrónico de Jeremy Schwartz es: jschwartzcoxnews.com)


 source: Diario Las Américas