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¿Qué será de los TLC con Estados Unidos? Bush se quedó sin la “vía rápida”

Por Pablo Ramos | La Redacción de APM, 02|07|2007

Con el fin de semana pasado, se venció el plazo de vigencia de la Trade Promotion Authority (Autoridad de Promoción del Comercio, TPA) y la Casa Blanca perdió así una vital herramienta para negociar tratados de libre comercio (TLC) así como los acuerdos multilaterales en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
¿Qué es la TPA? Esta herramienta diplomática es conocida como “fast track” o “vía rápida”, y es una delegación que hace el Congreso de Estados Unidos en el Poder Ejecutivo. Así, el Departamento de Comercio tiene la potestad para negociar acuerdos comerciales con otras naciones, y el Congreso sólo puede aceptarlos o rechazarlos, pero no modificarlos.

El domingo pasado venció el plazo de vigencia de la fast track, y el Capitolio (en manos de los demócratas), rechazó extendérselo al presidente George Bush, pese a las súplicas de los republicanos. Las consecuencias a nivel global van a ser la suspensión por tiempo indefinido de las conversaciones en el marco de la Ronda de Doha de la OMC (debido al peso de la economía estadounidense) y a nivel regional, la incógnita sobre cómo se van a resolver los TLC que la Casa Blanca había firmado con Bogotá y Lima.

En ambos casos, sólo restaba la aprobación del Capitolio, pero ahora esos acuerdos pueden ser modificados por los legisladores en Washington. El Partido Demócrata tiene desde enero pasado mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de los Representantes, por lo cual cualquier arreglo va a tomar un cariz más proteccionista, que se acentúa con el horizonte en las elecciones presidenciales de 2008.

La fast track estuvo vigente desde 2002, tras una prórroga otorgada a la administración republicana en 2005. En todo este período, los negociadores comerciales estadounidenses prometieron superar los escollos que impidieron liberalizar el comercio mundial, pero este país, así como la Unión Europea (UE) y Japón, fueron los responsables del fracaso de la ronda, por pedir apertura a las naciones pobres y no ceder en casi ningún punto.

No obstante, los países andinos tuvieron una buena noticia: Bush promulgó un día antes de la caída de la vía rápida la extensión de las preferencias arancelarias andinas hasta febrero de 2008, conocidas como Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA).

En un breve comunicado, la oficina del portavoz de la Casa Blanca dijo que Bush firmó la ley que extiende, hasta el 29 de febrero de 2008, las preferencias arancelarias que ese país concede a Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador por su lucha contra el comercio de narcóticos.

Según informase la prensa internacional, los legisladores demócratas y republicanos, tras intensos debates, acordaron extender las APTDEA por ocho meses. Esta ley entró en vigencia en 1991 y se trataba de un programa que debía extenderse por diez años, pero después sufrió distintas prórrogas.

Estas preferencias arancelarias permiten el ingreso al enorme mercado estadounidense de textiles y alimentos procesados libres de aranceles, entro otras producciones andinas.

Esta prórroga debe servir de puente hasta que el Capitolio apruebe los TLC con Colombia y Perú. De ser aprobados -y si no hay sustanciales modificaciones- las preferencias se van a convertir en permanentes. Pero si el Congreso los rechaza, Bogotá y Lima van a tener que pedir más prórrogas en el futuro.

En cambio, para Bolivia y Ecuador, parece que estos son los últimos ocho meses de vigencia de las APTDEA, ya que ni La Paz ni Quito buscan suscribir ningún TLC con la potencia del Norte.

Varios países de la región definieron como la única alternativa para superar el atraso la suscripción de TLC con Estados Unidos y otros bloques comerciales. Pero ahora, es la propia potencia la que va a poner un freno a este tipo de acuerdos. Y es de preverse un movimiento a dos bandas: una solicitud para que nuestros países abran más sus economías, pero una reticencia a abrir el mercado interno estadounidense.

Habrá que ver cómo reaccionan los líderes de los países latinoamericanos. Si se deciden a defender los intereses nacionales y regionales, o se inclinan por encolumnarse detrás de Washington, con la certeza de que los beneficios van a ser escasos o nulos.

pabloramos@prensamercosur.com.ar


 source: APM - Agencia Periodística del Mercosur