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Bogotá apoya consulta popular para decidir suerte del Tratado de Libre Comercio con E.U.

A dos semanas de la XI ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, Perú, Ecuador y Colombia, Jorge Reynel Pulecio, la mano derecha del alcalde Luis Eduardo Garzón en el tema, advierte que a Bogotá le va mal porque el Gobierno Nacional la desconoce como interloculor válido para construir una estrategia de negociación.

Este economista e investigador de la Universidad Nacional, considerado el hombre fuerte en el análisis de las implicaciones que para Bogotá tendría el TLC, pronostica un aplazamiento de las negociaciones hasta el año entrante por la campaña electoral que se avecina en Colombia.

¿La posición de Bogotá es que no haya TLC?

No. Lo que hemos dicho es que Bogotá buscará la inserción competitiva en la economía mundial con un sentido de pertenencia regional. En un documento que se entregó al Gobierno desde noviembre pasado Bogotá consignó sus aspiraciones mínimas en el TLC, pero hasta hoy no habido respuesta, hay un silencio frente a la posición de la ciudad.

Por eso Bogotá asiste a las rondas de negociación solo como observador en el cuarto de al lado, pero no se compromete con el resultado de esas negociaciones.

¿Usted ve un alargue en la negociaciones más allá de septiembre?

El Distrito tiene la impresión de que la agenda de negociaciones del TLC puede prolongarse si no se concretan en septiembre, lo que obligaría a que el debate sobre el tratado se realice en plena campaña electoral. Por lo tanto, se aplazaría lo más difícil de las negociaciones -agricultura y propiedad intelectual- para después de las elecciones de mayo del año entrante.

¿El pueblo debe validar el tratado que resulte de las negociaciones?

Ante la inminencia del aplazamiento de las negociaciones creo que la consulta popular o el referendo, como lo han propuesto, podría hacerse en las elecciones parlamentarias o presidenciales con una papeleta adicional.

¿Cuáles son las alarmas de Bogotá en el TLC?

En asuntos como regulación de los servicios, garan-tías a la inversión extranjera, condiciones tributarias y ambientales y compras públicas se están comprometiendo ámbitos de competencia del Distrito. Por eso Bogotá reclama que la normatividad institucional y su autonomía deben ser respetadas y así debe quedar consignado en el tratado.

¿El TLC afecta a Bogotá sin Hambre y ‘Salud a su hogar’?

El aumento de los precios de medicamentos inviabiliza ‘Salud a su hogar’ y al quebrar el abastecimiento sostenible de alimentos a la ciudad se pone en riesgo la seguridad alimentaria y por lo tanto hace vulnerable a Bogotá sin Hambre.

¿Cuáles son las oportunidades de la ciudad?

Bogotá tendría la posibilidad de aprovechar el TLC si se negociara bien el sector de los servicios. La posibilidad de exportar servicios depende en particular de que se negocien en el TLC visas temporales para empresarios, profesionales y trabajadores.

Si se acogen nuestras recomendaciones es posible negociar un TLC en el que la ciudad aproveche las oportunidades como plataforma exportadora de servicios profesionales y empresariales a E.U.

¿Vamos bien o vamos mal como están las cosas?

Bogotá va mal en el TLC. No hemos sido ni siquiera aceptados como interlocutores del Gobierno Nacional para construir la estrategia nacional de negociación.

Entonces, ¿cuál es la propuesta de Bogotá?

El TLC debe ser producto de un consenso nacional validado por los ciudadanos, como ejercicio de su soberanía, en una consulta popular o un referendo que convoque el Presidente de la República o los gobernadores y alcaldes del país.

HUGO SIERRA
Redactor de EL TIEMPO


 source: El Tiempo, Colombia