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Colombia: EEUU con acceso a nuestros recursos genéticos

En estos vericuetos del TLC, al Gobierno se le ocurrió lo del proverbio africano: "El que está ansioso por tener un hijo se casa con una mujer embarazada". Pero el asunto es todavía más grave y me enfrenta a un dilema: no sé si nuestros negociadores son negociadores o son traidores.

Me explico, con buena letra. Están hipotecando de la peor manera y vendiendo nuestro futuro. Me sigo explicando.

Este 14 de febrero, la inteligente y valiente docente investigadora de la Universidad Externado de Colombia Martha Isabel Gómez Lee presentó ponencia del TLC en audiencia pública en el Congreso sobre los tremendos peligros de la biopiratería. Esta audiencia sí no fue transmitida en directo por la televisión.

Me baso, con permiso de Martha Isabel, en su ponencia, para estas consideraciones. Colombia es, después de Brasil, la segunda potencia mundial en biodiversidad.

Los Estados Unidos adelantan sus negociaciones de Tratados de Libre Comercio con base en lo logrado con otros países. Primero fue Centroamérica, luego con Chile y después con Perú. Este país vendió prácticamente, o mejor regaló, a Estados Unidos sus recursos genéticos.

Colombia, por las presiones de Estados Unidos, está haciendo lo mismo. Según la Corporación Andina de Fomento, el mercado anual combinado de productos derivados de recursos genéticos, en fármacos, nutracéuticos y aplicaciones biotecnológicas "está entre 500 y 800 millones de dólares".

En el TLC se habló de arroz, palma, maíz, presas de pollo y repuestos, pero se pasó casi en silencio el asunto de la biopiratería.

¿Dónde estaban, digo yo, los grandes ex funcionarios del Estado del sector ambiental, que fueron a protestar, muy acertadamente por cierto, por el embeleco de la Ley Forestal, pero no se los vio protestando por regalar a Estados Unidos todos nuestros recursos genéticos y el saber de nuestros indios y campesinos?

Según el TLC, Estados Unidos puede solicitar una patente o patentar una invención en la que se han utilizado recursos genéticos o conocimientos tradicionales sin la obtención del consentimiento del país de origen ni de las comunidades indígenas o locales y sin establecer distribución equitativa de los beneficios.

El inversionista norteamericano tendrá acceso a nuestros recursos genéticos, se llevará las regalías y como si fuera poco tendrá ese privilegio en exclusividad y podrá limitarles a los colombianos el acceso a sus propios recursos.

Así se hizo en otra época con plantas como la quina, el ayahuasca, la maca y el algodón de color, entre otras.

En otras palabras, por si no ha quedado claro: las empresas norteamericanas se podrán apropiar directa o indirectamente de los recursos biológicos, genéticos o de los conocimientos tradicionales de los que son propietarios el Estado colombiano y los grupos étnicos de la nación colombiana.

¿No es esto una canallada y una traición a la patria? Estos calificativos son míos y no de la doctora Martha Isabel. En países serios, esto se tipifica como traición a la patria y hay cadena perpetua; en otros, pena de muerte. Y yo, colombiano del montón, ¿qué hago? ¿Irme al monte, llorar o escribir un artículo? Solo las dos últimas.

andreshurtadogarcia@hotmail.com


 source: Indymedia Colombia