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Colombia: inaceptable, abominable

Pero no conforme con esto, el gobierno departamental y el gobierno
nacional, por boca del Ministro del Interior y el propio Vicepresidente no han
hallado mejor respuesta que señalar la protesta indígena como una acción del las
FARC. Ante esta ridícula e infame acusación, el pueblo colombiano debe expresar un
rechazo contundente, exigir el cese de la represión y una negociación inmediata.

Lo primero que debe quedar en claro es que la movilización indígena forma parte de
la jornada nacional de protesta del lunes contra el TLC y por la soberanía y la
dignidad nacionales. Además de los pueblos indígenas, miles de campesinos de todo el
país y trabajadores de las principales ciudades, incluyendo Bogotá, hicieron sentir
su protesta. Otra cosa es que los medios de comunicación, como es su costumbre,
hayan ocultado o minimizado la jornada popular. No se trata, pues, de una acción
exclusivamente indígena aunque, naturalmente, ellos estén expresando además sus
propias reivindicaciones que tienen que ver con el reclamo de las tierras que desde
hace más de veinte años les han prometido y con la exigencia de que cesen las
fumigaciones que bastantes daños ya han hecho en sus cultivos, sus animales, sus
viviendas y en su propia salud.

Como si fuera poco, es claro que la protesta indígena contra el TLC no es nueva.
Saben perfectamente que semejante tratado va a afectar sus territorios ancestrales,
su cultura y su autonomía, en un verdadero atentado contra la vida. El año pasado ya
habían hecho consultas indígenas en las cuales se había expresado libremente un
abrumador rechazo al TLC. Como en otros casos, el gobierno desestimó su opinión. Es
precisamente esta actitud, arrogante y antidemocrática del gobierno, que pasa
siempre por encima de la voluntad popular, lo que ha obligado a todos los sectores a
manifestarse con fuerza y masivamente, y lo seguirá haciendo hasta que se desista de
firmar esta entrega vergonzosa del país a las multinacionales y a las políticas del
gobierno de los Estados Unidos.

No es posible que este gobierno, en plena campaña de reelección, recurra a viles
argucias de guerra sucia, para desconocer la voluntad del pueblo colombiano. Ya el
Presidente había enfrentado a la oposición con el ridículo y preocupante argumento
de todas las dictaduras de que se trata de "comunismo disfrazado". Al mismo tiempo,
se detienen dirigentes campesinos y se realizan allanamientos. Y lo que es peor:
sospechosamente se vienen presentando asesinatos y desapariciones, así como amenazas
oscuras en contra de organizaciones de derechos humanos. Es así como, al parecer, se
pretende asegurar la reelección. Y que no se diga ahora que las protestas populares
tienen un "interés político" tratando de restarles legitimidad. Claro que es
político lo que está en juego. Es el porvenir de Colombia lo que está en discusión;
son las exigencias de un pueblo que no soporta más su condición de miseria y que
descubre que es necesaria una nueva propuesta de país. Si ello se expresa también en
el plano electoral es apenas lógico. En lo que a nosotros respecta, continuaremos
rechazando el TLC, durante la campaña electoral y después. Por eso rechazamos con
toda firmeza la represión que se ha desencadenado y llamamos a todas las
organizaciones sociales a expresar su protesta.


 Fuente: Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el Alca, Recalca