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Colombia: Otro pupitrazo del gobierno en el Senado para aprobar el TLC

RECALCA, 18/06/2007

Sin embargo, la mayoría fue precaria; el gobierno, que goza de una amplia ventaja en el Congreso, apenas logró una ventaja de unos pocos votos. Muchos uribistas faltaron a la sesión y el gobierno ni siquiera tuvo en cuenta el ruego que le hiciera el ex presidente Gaviria de esperar a ver cuáles eran las modificaciones que los demócratas norteamericanos querían hacer en el texto.

El texto que se aprobó no es el que se tramitará en el Congreso de Estados Unidos, en caso de que allí se apruebe -cosa que no está garantizada-. Los congresistas de ese país han puesto toda clase de reparos al TLC y en sus recientes viajes, especialmente el último, han tratado a Uribe Vélez como un personaje indigno. Le han hecho toda clase de exigencias, le han dicho en todos los tonos que ese texto no se aprobará y han aplazado indefinidamente su estudio.

El gobierno colombiano, mientras tanto, se gasta sumas millonarias rogando por la aprobación del TLC en Estados Unidos y envía todos los días delegaciones que retornan con el rabo entre las piernas, diciendo que habrá TLC pero que no se sabe cuándo.

La aprobación del TLC es una gravísima ofensa a la dignidad nacional, es una muestra de servilismo y quienes lo aprobaron pasarán a la historia por haber sacrificado todos los intereses legítimos de la nación y del pueblo colombiano.

A pesar que, optimista, el gobierno anuncia que seguirá su campaña de cabildeo y que en pocos meses el TLC se aprobará en Estados Unidos, constituye una vergüenza que un presidente de Colombia haya sido capaz de ir once veces a Estados Unidos a rogar que acepten la sumisión y el arrodillamiento.

Cuando todo estaba perdido para el gobierno y recibe amplios cuestionamientos en la comunidad internacional, Uribe responde obligando a su bancada a hacer un trámite rápido.

Con su maniobra el primer mandatario se enfrenta nuevamente a la mayoría demócrata en Estados Unidos, que ya le había pedido a Bush, en noviembre pasado, no firmarlo sin atender los reclamos de ese partido.

Uribe ratifica así su alianza con los republicanos para renovar el ATPDEA por seis meses, ya que a diferencia de los demócratas, ellos sólo ven en el ATPDEA una forma de mantener la presión tanto en Estados Unidos como en Colombia para la aprobación de los TLC. Uribe coquetea con los demócratas pero duerme con los republicanos. Asimismo, como lo denunció el representante Rangel, Uribe en su obsesión por aprobar el TLC le sirve de parapeto a Bush en su empeño por contrarrestar a Chávez en Venezuela.

Todas las aparentes victorias de Uribe en Colombia se han convertido en derrotas en el escenario internacional. Los jefes de su cabildeo en Estados Unidos están cuestionados por lazos con la parapolítica, al Plan Colombia le hacen recortes cada vez que Uribe asoma la nariz en Washington, va a pedir apoyo y lo reciben con un pliego de peticiones, va a explicar los “éxitos” de su política de paz y le reclaman que no ha extraditado a nadie, anuncia que ha triunfado en la erradicación y le dan cifras que demuestran lo contrario. Ahora volverá con el dudoso trofeo de que logró la aprobación en el Senado colombiano y le indagarán sobre la estrecha mayoría, la no aceptación de los reclamos demócratas y haberse supeditado a las prioridades de Bush.

Todas las anomalías en el trámite y las nefastas implicaciones de su contenido, deberá examinarlas la Corte Constitucional. El pueblo colombiano hará hacer oír su voz. La mayoría uribista en el Congreso, que ni siquiera ha leído el texto y que ha sido comprada por los favores del Ejecutivo, ha mostrado su ilegitimidad. Lo que corresponde es arreciar la lucha. Hay que multiplicar la explicación de sus nefastas consecuencias y prepararse para una lucha que indudablemente durará varios meses. A pesar de que los demócratas solamente quieren retoques menores, las diferencias entre demócratas y republicanos dan un tiempo adicional para que la población colombiana entienda lo nefasto de este tratado.


 source: Argenpress