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Costa Rica: Sugerencias para entender el TLC

3-10-07

Costa Rica: Sugerencias para entender el TLC

Luis Ángel Salazar Oses, filósofo

Aclarar en dos páginas el TLC, que en sus últimas versiones se presenta en cuatro o cinco tomos, cada uno de los cuales tiene el grosor de un directorio telefónico, resultaría imposible sino pudiésemos recurrir al análisis de sus propósitos fundamentales que aparecen, nítidamente en el artículo 1.2: objetivos, del capítulo 1 de este nefasto documento, y a la identificación de quienes impulsaron su concepción, su negociación y a, ahora, presionan empleando todo tipo de recursos -mentiras, amenazas, cizaña, etc.- para su aprobación y puesta en práctica.

A partir de estos dos recursos ofreceremos algunos elementos básicos para descifrar este tratado.

Como primer factor a emplear en este proceso aclaratorio aparece, necesariamente, el de identificar a las y los autores de estos propósitos; las partes -naciones involucradas- están gobernadas por argollas económico-políticas, cuyo propósito fundamental es el de aumentar constantemente los ingresos económicos de sus familias, de sus empresas y de sus grandes aliadas, las compañías transnacionales que explotan para sus dueñas y dueños los recursos del planeta.

Un segundo elemento para usar en este análisis es la definición que estos piratas le dan a la libre empresa a la cual entienden como: “... un sistema económico en el cual los individuos disponen de sustantiva libertad para vender los servicios de sus recursos a los mejores postores, y para gastar los ingresos así obtenidos comprando en las fuentes de abastecimiento más baratas, los bienes y servicios que les rinden la máxima satisfacción; un sistema en el que los hombres de negocios disponen, a su vez, de sustantiva libertad para combinar los recursos en empresas, y de tal modo producir bienes y servicios que se venderán, en los mercados, a los mejores postores.” (Levenson, A.M. y Solon, B.S. 1972. Manual de teoría de los precios. 4ª edición en castellano. Buenos Aires: Amorrosto Ediciones).

Vender lo más caro posible los bienes y servicios y comprar lo más barato que la explotación lo permita, la mano de obra y las materias primas para obtener las mayores ganancias, es el único deseo, convertido en imposición, que han plasmado en el TLC sus plutocráticos progenitores.

Con estas premisas en mente, veamos críticamente, ahora, los objetivos de este MALTRATADO:

“a) Estimular la expansión y diversificación del comercio entre las partes.”

En nuestro contexto capitalista, el comercio es la negociación que se hace comprando, vendiendo o permutando bienes y servicios en busca de ganancias y, no importa cómo, con tal de que sean cada vez mayores. En este proceso las personas, sus derechos, la naturaleza e incluso los bienes culturales y espirituales se convierten en simples medios para acrecentar las riquezas de los ya multimillonarios.

“b) Eliminar los obstáculos al comercio y facilitar la circulación fronteriza de mercancías y servicios entre los territorios de las partes.”

Claramente este objetivo propone “limpiarle la cancha” particularmente a los grandes comerciantes para que, con toda libertad, especulen por todas las áreas del TLC, con sus truculentas ofertas y demandas y al amparo de la ley de la selva, buscando la atención del mayor lucro con la menor inversión económica y social posible.

“c) Promover condiciones de competencia leal en la zona de libre comercio.”

Este objetivo es esencialmente antihumano pues, al ser las y los individuos de nuestra especie mutuamente dependientes -por dicha nadie es autosuficiente-, la única relación válida entre nosotros es la cooperación, jamás la competencia que, por más leal que sea -y entre los angelotes del TLC nunca lo ha sido- termina siendo homicida.

Hoy, más que nunca, la humanidad necesita fraternidad, solidaridad y auténtico amor para unida, en la confianza y la paz, dedicarse a resolver todos sus problemas. La competencia, por el contrario, es veneno puro que, destruyendo toda auténtica alianza, condena a la especie humana a su autodestrucción.

“d) Aumentar sustancialmente las oportunidades de inversión en los territorios de las partes.”

La aplicación de este cuarto objetivo en el contexto capitalista-egoísta en que nos desarrollamos, siempre ha resultado perverso pues se invierte para obtener, a toda costa, el doble, el triple o lo que el pobre cuerpo de las y los explotados aguante, llámense obreros, pequeños y medianos productores, humildes consumidores, en fin, el pueblo en general.

Por otro lado, ya hay en el país suficientes recursos nuestros -fondos de pensiones por ejemplo- para invertir en las obras que necesitamos y prescindir de los capitales transnacionales que, como vampiros rabiosos clavan su colmilluda inversión en la yugular de nuestra nación para chupara la sangre -ganancias- hasta la muerte.

“e) Proteger en forma adecuada y eficaz y hacer valer los derechos de propiedad intelectual en el territorio de cada parte.”

Este objetivo se fundamenta en la falacia mediante la cual se le hace creer a los incautos que una empresa o un ser humano, son capaces de crear, de la nada, un artículo o un bien general y que, portal hazaña, tiene el derecho de explotar lo “creado”, para su exclusivo beneficio, por períodos cada vez más largos de tiempo. La producción humana es un encadenamiento de contribuciones, mucha veces anónimas, que no pueden ser robadas por quien ha fabricado una parte del último eslabón. La gran investigación debe ser realizada por empresas estatales -en particular universitarias- y a las y los investigadores se les debe asignar un salario justo y estimulante como a todas y a todos quienes contribuyan con el bienestar humano. La propiedad intelectual es una artimaña para, por ejemplo, robarle al agricultor semillas de doce mil años de trabajo histórico.

“f) Crear procedimientos eficaces para la aplicación y cumplimiento de este Tratado, para su administración conjunta, y para la solución de controversias.”

Mediante este objetivo, las argollas nacionales y transnacionales buscan establecer, a partir de la teoría jurídica y económica creada para la usura capitalista, los mecanismos y métodos necesarios para eliminar los obstáculos -derechos humanos y ecológicos incluidos- que les impida realizar sus actividades explotadores libremente, en pro de sus máximas ganancias.

“g) Establecer lineamientos para la cooperación bilateral, regional y multilateral dirigida a ampliar y mejorar los beneficios de este Tratado.”

Este último objetivo consolida el compromiso de las élites (argollas), por ahora dominantes en la zona TLC, de trabajar en todo tipo de uniones y confabulaciones para hacer cada día más fácil y eficiente el proceso de extracción -robo- de las riquezas de nuestro pueblo.

Finalmente cale destacar que NO son objetivos del TLC la protección de los Derechos Humanos Fundamentales, como a salud, vivienda, educación, trabajo, a adecuado descanso y plenamente, a una familia, a la solidaridad y la colaboración, a l paz y al desarrollo integral. Por el contrario, el TLC propone sacrificar estos valores en aras de convertirlos en dólares para los bolsillos de los “VIP’s”, que hoy defienden este satánico tratado.

Pensar, actuar y construir una nueva Costa Rica.


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