bilaterals.org logo
bilaterals.org logo
   

Grupos de cabildeo : entrevista con Lora Verheecke

Toutes les versions de cet article : [English] [Español] [français]

Photo : Corporate Europe Observatory

Grupos de cabildeo : entrevista con Lora Verheecke

por bilaterals.org

15 de octubre, 2021

Lora Verheecke es investigadora, especializada en libre comercio y los procesos de cabildeo. Trabajó para el Corporate Europe Observatory [Observatorio de la Europa Corporativa] y para Amigos de la Tierra_Europa.

bilaterals.org ¿Qué hace alguien que se dedica al cabildeo en un día común y corriente ?

Lora Verheecke : Hay dos lados de lo que significa dedicarse a ejercer presión mediante cabildeo. La primera es que tienes que estar siempre bien informada acerca de los asuntos en los que estás trabajando. Por ejemplo, alguien que hace lobby para Coca-Cola debe conocer todos los borradores de las regulaciones que podrían tener un impacto en los intereses y ganancias de Coca-Cola. Eso es parte del trabajo, así que tienes que leer los periódicos europeos, como Politico, todos los días, tienes que obtener información de los asistentes parlamentarios (la gente que ayuda con el trabajo legislativo de los Miembros del Parlamento Europeo (MPE) y de la gente que labora en las instituciones de la Unión Europea (UE, para conocer el estatus de las propuestas de ley. Un ejemplo concreto. Imaginemos que hay una nueva directriz relacionada con plásticos. Quien hace cabildeo debe revisar quién está redactando la propuesta, qué se incluirá y si eso va a tener impacto sobre Coca-Cola. Básicamente, quien cabildea tiene que monitorear el proceso legislativo.

El otro lado de la labor de cabildeo implica estar a la ofensiva y dispuestos a la intervención. Coca-Cola le llama a esto “contraatacar”, responder. Si una propuesta está a punto de convertirse en ley, y ésta va a tener un impacto negativo sobre Coca-Cola, quien realiza cabildeo debe hacer todo lo posible por garantizar que se abandone la propuesta o no dañe a la compañía. Coca-Cola puede entonces encargar y financiar estudios que concluyan, por ejemplo, que dicha ley va a conducir a la pérdida de empleos, o lanzar una campaña de comunicación con periodistas o gente que influye en los medios para que expliquen por qué dicha ley es mala. Quien cabildea puede ir a la Comisión Europea u otras instituciones, como el Consejo o el Parlamente, para argumentar contra la propuesta de ley. Todo el mecanismo de cabildeo se pone en movimiento para deshacerse de la propuesta en cuestión.

¿Tienen los grupos de cabildeo estrategias más proactivas ? Por ejemplo, ¿presionan para que se implementen leyes que beneficiarían a la empresa que representan ?

Es muy raro que una empresa pida una nueva regulación. Por ejemplo, el mensaje de BusinessEurope (el lobby de las grandes corporaciones en Europa) es que no se promulguen nuevas leyes. De hecho, existe un programa europeo llamado “mejores legislaciones”, cuyo objetivo es eliminar una ley antigua cada vez que se introduzca una nueva. Cuando trabajaba para la organización Corporate Europe Observatory, alguna vez vimos cómo se impulsaba un proyecto de ley sobre el secreto empresarial en la agenda de la Comisión, porque las empresas querían asegurarse de que sus empleados no revelaran secretos, especialmente después de lo ocurrido con algunos escándalos de evasión fiscal. Pero esto es raro.

¿Dónde trabajan físicamente los quienes se dedican al cabildeo ?

Sus oficinas se encuentran en el área europea. Es una zona formada prácticamente sólo por oficinas, un poco como la City de Londres. El idioma que se habla es obre todo el inglés, no el francés ni el holandés [las lenguas oficiales en Bélgica, ed.] Las instituciones europeas, como la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento, están muy cerca. Los grupos de presión también pueden ir a tomar un café con algún periodista o comer con funcionarios. Los cafés y restaurantes cercanos a las instituciones son puntos de encuentro para quienes se dedican a presionar con cabildeo.

¿Les conoce todo mundo ?

Para responderte, puedo contarte una pequeña anécdota. Un día quise hablar con Peter Chase, un antiguo negociador comercial de Estados Unidos, que trabajaba para el gobierno de ese país y luego trabajó para el lobby empresarial estadounidense. Ahora trabaja para el German Marshall Fund, un importante grupo de expertos. Estaba sentado en la parte trasera de una cafetería donde se reúnen los principales grupos de presión. Cuando entré, tuve que esperarle durante una hora y media en la puerta, porque a cada paso que daba, alguien venía a su encuentro para hablar con él. Era realmente obvio que estábamos en un lugar de intenso intercambio de presiones y negociación.

¿Así que no se oculta ?

No, en realidad todo se hace muy abiertamente. Por ejemplo, los jueves por la noche, en la Plaza Luxemburgo, frente al Parlamento Europeo, muchos “lobbistas” y asistentes parlamentarios se reúnen para tomar una copa o comer. Esta connivencia se remonta a menudo a la época en que estudiaban. Muchos de ellos estudiaron en el College of Europe y ya se conocían. Esto facilita la transferencia de información entre lo privado y lo público. Suelen vivir también en los mismos barrios, sus hijos van a los mismos colegios y se relacionan fuera del trabajo. Una vez hice una solicitud de acceso a unos documentos. En uno de ellos, un grupo de presión escribió a una persona de la Comisión, diciendo : “Dando seguimiento a nuestra conversación del sábado en el campo de golf, ¿podríamos reunirnos para hablar formalmente ?” Todo este aspecto informal de la presión y la negociación desempeña un papel importante.

Y esa colusión abre aún más las puerta giratorias entre los sectores público y privado...

Sí, por desgracia, eso es muy común. El anterior Comisario de Presupuesto, Günther Oettinger, terminó su mandato a fines de noviembre de 2019, pero ya había creado su empresa de cabildeo desde octubre de ese año. Se le permitió hacerlo. Lo mismo ocurrió con el anterior comisario de Comercio, Phil Hogan. Tuvo que dimitir en agosto de 2020 porque no había seguido las normas de seguridad relacionadas con el Covid. Rápidamente creó su compañía de negociaciones y ahora trabaja para grandes empresas, como Vodafone. De nuevo, todo esto está permitido. Otro ejemplo es AFME, el grupo de presión de los mayores bancos del mundo, y la Agencia Bancaria Europea, la institución bancaria de la UE. Adam Farkas era el director de la Agencia, y se unió a AFME de la noche a la mañana. Y cuando la Agencia quiso sustituirle, eligió a un hombre que trabajaba para AFME. Esto provocó un gran escándalo. El Parlamento Europeo se ocupó del asunto y se negó a nombrarlo director de la Agencia. Estos ejemplos demuestran que el movimiento entre el sector público y el privado es demasiado fluido y no está regulado. Sólo un gran escándalo puede impedirlo.

Pasando a los acuerdos de libre comercio, ¿qué hacen los grupos de presión durante las negociaciones ?

La gente suele imaginar que el responsable público está total disposición del sector privado, y que las empresas harán el trabajo del negociador europeo. De hecho, no ocurre exactamente así. Durante las negociaciones, en el día a día, hay poca influencia de las empresas europeas, porque el negociador ya tiene el mandato de abrir mercados para los productos y servicios europeos en el extranjero. La misión del negociador europeo es defender los intereses de las empresas europeas. En mi opinión, lo más problemático, en lo que respecta a la democracia, ocurre en el momento en que se toma la decisión de iniciar las negociaciones. Por ejemplo, viendo cómo se lanzaron las negociaciones del acuerdo UE-Canadá (CETA), se creó una alianza de empresas europeo-canadienses, encabezada por una persona muy cercana a José Barroso, el presidente de la Comisión en ese momento. Fueron estas compañías, principalmente del sector extractivo en Canadá y del sector servicios en Europa, las que presionaron para que se iniciaran las negociaciones. Las empresas dan el mandato, el impulso, y hacen saber a los negociadores cuáles son sus necesidades, y luego los negociadores se encargan de plasmar esas necesidades en el acuerdo comercial.

Entonces, ¿las corporaciones no influyen tanto a los negociadores en esta fase ?

Siguen siendo activas, pero en menor medida. Si no hay tensión política, discordia o controversia, las corporaciones están ahí, apoyando y proporcionando información a los negociadores, pero no van a ser muy proactivas ni van a hacer declaraciones públicas. Por otro lado, en cuanto aparecen cuestiones políticas, su cabildeo recomienza. Esto se puede ver hoy en el acuerdo entre la UE y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay). Las empresas han estado comunicando, organizando eventos y acercándose a los responsables de la toma de decisiones para presionarles y recordarles que quieren este acuerdo comercial. Pero en otros casos, como los acuerdos de la UE con Vietnam y Japón, como no ha habido controversia, las ONG no hablan de ellos y el público no está informado, no necesitan hacer mucho lobby.

¿Y qué hay del cabildeo informal del que hablábamos antes ?

En este momento la relación entre negociadores y empresas está mucho más institucionalizada, de hecho. Durante las negociaciones del acuerdo entre la UE y EUA. (TTIP), por ejemplo, pedí a la Comisión muchos documentos oficiales y me di cuenta de que cada tres meses, el negociador en jefe para servicios iba a reunirse con el lobby europeo de servicios, que incluye empresas como Veolia, Orange, Barclays, BNP Paribas, etcétera, para informar sobre el estado de las negociaciones. Estas reuniones ocurren en cualquier negociación. En primer lugar, me parece muy fuerte simbólicamente, porque es el negociador quien va al grupo de cabildeo, y no al revés. Y esto ocurre desde hace años. De hecho, este grupo de cabildeo lo creó Leon Brittan, un antiguo Comisionado de Comercio en los años 90. La Comisión Europea quería tener empresas que le ayudaran con los aspectos financieros y de servicios de los acuerdos comerciales. Y desde entonces, han colaborado muy estrechamente. Al final de cuentas no es realmente un grupo de presión.

Y una vez que se aplica el acuerdo, ¿continúa la presión y el acercamiento, en el contexto de la cooperación regulatoria, por ejemplo ?

La cooperación regulatoria es un caso interesante. Cuando se examina el texto del acuerdo entre la UE y Canadá, y también lo que se propuso en el acuerdo con EUA, hay claras similitudes con lo que se escribió en las posiciones de los grupos de cabildeo, sobre todo de BusinessEurope. Es casi como copiar y pegar. El diálogo que se establece en el marco de la cooperación regulatoria es en realidad la continuación de las negociaciones. Se suele decir de los modernos acuerdos de libre comercio que son acuerdos vivos. Esto significa que, primero se define lo que se va a liberalizar en el acuerdo durante las negociaciones. En el caso del CETA, las exportaciones canadienses de uranio a la UE, y las europeas de leche en polvo a Canadá. Y, en segundo lugar, el acuerdo establece que las partes seguirán hablando, negociando, una vez en vigor. Y en el contexto de la cooperación regulatoria, puedes tener, por ejemplo, un negociador europeo que le diga a los canadienses que un nuevo proyecto de ley en Canadá impediría algunas inversiones en residencias de ancianos, y el negociador canadiense puede quejarse de las nuevas leyes europeas que restringen el uso de OGM. Pero, en última instancia, se trata de una continuación de las negociaciones comerciales, con los mismos actores y la misma connivencia que he mencionado antes.

¿Qué se puede hacer para luchar contra esto y ponerlo en evidencia ?

Para luchar contra los grupos de presión, hay que crear una fuerza de oposición ciudadana y organizarse a nivel europeo. Pero no es muy fácil porque son pocas las personas que tienen interés y conocimiento de la política europea. También hay pocos medios de comunicación europeos que ofrezcan información de fácil acceso, es decir, los medios están en inglés, utilizan un lenguaje técnico, etcétera. Por último, no es fácil para los activistas estar movilizados si no son especialistas dentro de los grupos europeos. Pero no soy derrotista. Es necesario seguir haciendo conciencia. Nos damos cuenta de que cada vez más personas son conscientes del peso que tienen los grupos de presión y cabildeo y luchan contra su influencia. Así que hay esperanza.


 source: bilaterals.org