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La Cumbre de las Américas

La cumbre oficial ha sido cuidadosamente preparada, tanto por el enorme dispositivo militar que se ha montado para prevenir las manifestaciones populares, como por las dificultades para acordar una declaración común y tareas unificadas.

El nombre de la cumbre -‘Crear Trabajo para Enfrentar la Pobreza y Fortalecer la Gobernabilidad Democrática’- ya entraña dificultades, pues las concepciones sobre cada uno de estos temas difieren bastante en América y más todavía cuando en los últimos cuatro años hay nuevos gobiernos que toman distancia de muchas de las prioridades de Washington e incluso le plantean un desafío mayor, como es el caso de Chávez en Venezuela.

La agenda norteamericana para la región está clara: implementar el ALCA o tratados bilaterales de libre comercio, con la idea de que es justamente este libre comercio con sus garantías a la inversión privada lo que garantizaría generar trabajo y enfrentar la pobreza. En cuanto a la gobernabilidad democrática, su eje sería la lucha contra el terrorismo. En aplicación de esa agenda, Estados Unidos ha suscrito el TLC con Centroamérica, ha avanzado en el Andino, ha fortalecido el Plan Puebla-Panamá y el Plan Colombia, ha llegado a acuerdos militares con Paraguay, ha multiplicado las bases militares en la región y tiene así mismo una cuidadosa estrategia que incluye dispositivos para apoderarse desde los recursos de la Amazonía hasta las reservas de agua del acuífero Guaraní. Washington quiere consolidar su papel en la región y jugar con una retaguardia sólida el ajedrez de la hegemonía mundial.

La agenda latinoamericana no está tan clara. Si bien el ALCA fracasó, al menos temporalmente, y varios de los nuevos gobiernos de la región buscan diversificar sus relaciones internacionales y se oponen en buena medida a la agenda del libre comercio implementada desde la OMC, no logran internamente hacer las modificaciones estructurales que aparten sus sociedades de los principios neoliberales. Esto ha creado una incertidumbre en el movimiento social, el cual oscila entre la búsqueda de una identidad propia e independiente y jugar la carta de gobiernos que se apartan de la política internacional norteamericana. De todas maneras, para vastos sectores está claro que las propuestas de EEUU no resuelven ni el empleo ni la pobreza ni la gobernabilidad y -por el contrario- su aplicación en los últimos 15 años es lo que justamente ha llevado a la región a la crisis en la que se encuentra.

Los acontecimientos inmediatamente anteriores a la cumbre pueden dar una luz sobre hacia dónde se mueven las cosas. En efecto, los mandatarios de Sudamérica y otros más han participado en dos cumbres recientes: la de la Comunidad Suramericana y la Iberoamericana. En ambas hubo ausencias significativas y enfrentamientos de diversa índole. A la cumbre suramericana asistieron 7 de los 12 presidentes de la región y lo que los sacó de la retórica habitual fue la posición de Hugo Chávez, quien ha venido moviendo el tema de la integración energética con Petrosur y Petrocaribe, la integración de la información con Telesur y la financiera. Asimismo criticó tanto a la CAN, de la cual es presidente, como a MERCOSUR por basarse en el libre comercio y se mostró en desacuerdo con el documento final por no definir una estructura institucional. En esta cumbre no se tocó el tema de la Cumbre de las Américas y las estrellas fueron el debilitado Lula y Toledo, campeón del TLC andino, quienes aseguraron planes para la integración física del continente, en los cuales Brasil tiene el liderazgo y recursos por US$ 4.300 millones. La cumbre duró cinco horas y fue precedida por un acuerdo de integración petrolera entre Kirchner y Chávez, por medio del cual Venezuela comprará 122 estaciones de gasolina a Argentina.

La declaración de la cumbre incluye asuntos relacionados con el diálogo político, la integración física, el medio ambiente, la integración energética, la financiación, las asimetrías, las telecomunicaciones, la promoción de la cohesión social, la inclusión social y la justicia social. Se trata, según los mandatarios, de que la Comunidad Sudamericana de Naciones promueva la integración de la región con proyectos concretos y no se limite a declaraciones formales de intenciones. Esta agenda estuvo presionada por Chávez y Tabaré Vásquez de Uruguay, quienes propusieron la elaboración de un Plan Estratégico 2005-2010 para la integración. Tal idea, explicaron fuentes diplomáticas venezolanas, surgió en una reunión que ambos gobernantes tuvieron el mes pasado en Montevideo en su condición de presidentes temporales de la CAN y del MERCOSUR.

La cumbre no pudo ocultar la fragilidad de la Comunidad Suramericana, en la cual se había considerado que el MERCOSUR jugaría un papel central. Pero mientras tanto Paraguay ha otorgado inmunidad a militares norteamericanos, eximiéndolos de juicios en la Corte Penal Internacional a cambio de negociar un TLC con EEUU. En Uruguay, sectores del Frente Amplio apuran la ratificación en el Congreso de un Tratado de Promoción y Protección de Inversiones Recíprocas (TPPI) con EEUU. E incluso Tabaré coquetea con Estados Unidos sobre el tema de un TLC bilateral. El gobierno de Lula se debilita en medio de una crisis interna y Kitcner no logra agrupar a su alrededor al movimiento social, en medio de una crisis que continúa, y un informe del Departamento de Estado califica de excelentes sus relaciones con Estados Unidos y elogia al gobierno argentino y su respaldo a Bush, calificando también de “excelente la relación política” entre EEUU y Argentina, que se ha visto reflejada en forma creciente en los esfuerzos del gobierno de Néstor Kirchner “por facilitar la cooperación en áreas no tradicionales, como el contraterrorismo y la lucha contra las drogas”, así como en el uso pacífico de la energía nuclear y en la preservación del medio ambiente, entre otras. También lo elogia por la recuperación económica más allá de una “retórica populista”. El informe dice que el gobierno argentino recibió el apoyo de Bush “en elementos clave” para mantener las buenas relaciones con el FMI y que “ha mantenido una política fiscal conservadora y no ha recurrido a intervenciones estatales en gran escala en la economía”.

Varios países andinos dan prioridad al TLC con Estados Unidos, el cual deteriora aún más la capacidad de los Estados de promover el desarrollo y con ello la posibilidad de cualquier tipo de integración al servicio del desarrollo social y productivo.

Posteriormente, la cumbre Iberoamericana que reúne a 22 jefes de Estado sufrió por quinta vez consecutiva la ausencia de Fidel Castro, quien a pesar de su ausencia se anotó un éxito al declarar la cumbre su condena al bloqueo norteamericano y el apoyo a la extradición de Posada Carriles a pesar de la presión norteamericana para que esto no se hiciera.. En una de las quince resoluciones especiales en lo que se refiere a Colombia, se afirma que se saluda la desmovilización de grupos armados ilegales que cometen actos terroristas. Pero la tónica general de la cumbre, más que un llamado al libre comercio y demás piezas de la retórica neoliberal, constituye un llamado a la lucha contra la pobreza, por la reforma del sistema financiero y el multilateralismo, los que no coinciden con el lenguaje que quiere imponer Washington, secundado por gobiernos como el de Canadá, de relanzar el ALCA.

El proceso de llegar a la Cumbre de las Américas ha sido tortuoso por la insistencia de Washington de incluir en la declaración los principios del Consenso de Washington, aprobados en todas las cumbres anteriores, incluyendo su concreción en el ALCA, y por la oposición del país anfitrión a que esto se dé. Aún para Estados Unidos el avance del ALCA depende de lo que se defina en la OMC en materia de subsidios agrícolas, asunto que se definirá el mes siguiente y que hasta el momento no tiene un horizonte definido.

Las cumbres anteriores estuvieron signadas por el espectro del ALCA y la última en Québec en 2001, en la cual se acordó como estrategia central su concreción, planteó que 2005 sería la fecha de su iniciación. La Cuarta Cumbre estará marcada por las dificultades de Estados Unidos en la región, en medio de su momento de mayor arrogancia. Al rechazar los intentos de profundizar la agenda neoliberal, los pueblos del continente acompañarán al pueblo argentino que recibirá al mandatario norteamericano recibida con un paro nacional. En toda América se escuchará la consigna ¡Fuera Bush¡


 Fuente: Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca