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La decimoquinta Ronda: el regateo de los mendrugos

Hace más de tres meses el gobierno colombiano anunció, cantando victoria y con toda pompa, el cierre de las negociaciones del TLC. Después de las elecciones, pues durante ellas la administración Uribe eludió el debate sobre este tema, súbitamente los paperos, avicultores, azucareros y arroceros cayeron en cuenta que les estaban poniendo conejo y que el gobierno les había anunciado una cosa y los textos de Estados Unidos decían otra.

Los papicultores por ejemplo, denunciaron que, contrario a lo que les habían prometido, llegaría papa fresca no el año 10 o 15 sino en forma inmediata y que el gobierno levantaría las restricciones sanitarias para tal ingreso, lo que calificaron como un grave engaño, revelando que el ministerio los notificó de esa situación casi cuatro meses después de cerradas las negociaciones. Sobra recordar que 90 mil familias dependen de este cultivo.

Cuando se evidenció la discrepancia entre los textos, Uribe envió al estado mayor de las negociaciones a resolver el problema, pero después de una semana de gestiones regresaron con las manos vacías y el 16 de mayo EEUU suspendió las reuniones sin definir fecha para una nueva cita.

El asunto es que Estados Unidos quiere quedarse con la ganancia de la comercialización del azúcar, el arroz y el pollo y además quiere que entren inmediatamente a Colombia carne bovina, cuartos traseros de pollo marinados y también de gallinas viejas sin ningún límite y por fuera de la cuota, argumentando que los verdaderos cuartos traseros son con hueso y ellos se refieren a unos sin hueso. Si Colombia no acata estos deseos, la ‘negociación’ no se desempantana.

La opinión no se ha dado cuenta de la importancia del tema: el gobierno afirmó que la negociación se había cerrado satisfactoriamente y hoy se encuentra negociando nuevamente temas cruciales. Se dijo que todo estaba claro y el ministro Botero tuvo que reconocer que “hubo un espacio de ambigüedad” que incluso compromete las llamadas líneas rojas.

El 7 de junio el equipo colombiano alistaba maletas para regresar a Washington y su viaje fue suspendido porque funcionarios norteamericanos consideraron que eran excesivas las exigencias fitosanitarias colocadas por el ICA para impedir la extensión de la epidemia de las vacas locas y la gripa aviar. Desde el gobierno se habla que el tema quedó para que Uribe lo trate con Bush en su próxima visita. Imagínense al gobernante estadounidense, que a duras penas sabe dónde queda Colombia, negociando en una reunión de una hora con Uribe sobre las características de los controles sanitarios que coloca el ICA. ¡Se burlan de la opinión pública!

Lo que queda nuevamente claro es el sistemático engaño del gobierno uribista. El hecho es que neutralizó la oposición de importantes gremios con promesas que no podía cumplir, como aquélla de salvarles los dineros entregándoles la comercialización de los contingentes. Ahora tienen que reconocer que metieron en un lío a los avicultores y continuarán negociando con ellos para dorarles la píldora. La exigencia de los productores de papa de que se excluya el tubérculo de las negociaciones llegó tardíamente.

Estamos ante una nueva ronda, pero hay que alistarse. Durante el proceso que sigue, Estados Unidos exigirá nuevas concesiones como condición para dar cada nuevo paso en el proceso de firma, aprobación y ratificación.

El gobierno colombiano ya dijo sí al conjunto de la extorsión y no tiene ni la menor capacidad de pataleo. Además está bajo la mirada escrutadora de Washington, el cual le indaga sobre los recientes escandalosos asesinatos por parte de las Fuerzas Militares, la ineficacia de la fumigación para controlar los cultivos y el incremento en la violencia.

Uribe está intentando cooptar al Partido Liberal y coquetea con César Gaviria; intenta neutralizar a las centrales obreras asegurándoles que la oficina de la OIT no es para hacer un seguimiento cercano de las violaciones a los derechos de los trabajadores, sino una especie de recompensa por las buenas condiciones laborales; amaga con ampliar el campo de acción de los medicamentos genéricos, para demostrar a la industria farmacéutica nacional que tiene instrumentos internos para negociar con ellos.

Todavía falta un largo trecho para que TLC entre en vigor y puede ser detenido en cualquiera de las etapas si la población colombiana se percata del enorme fraude que significa


 source: Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca