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La primera ronda de negociación del TLC CAN-UE: Como es el desayuno será el almuerzo

Bogotá, 26 de Septiembre de 2007


La primera ronda de negociación del TLC CAN-UE: Como es el desayuno será el almuerzo

Entre el 17 y el 21 de septiembre de 2007 se llevó a cabo en Bogotá la primera ronda de negociaciones de un Acuerdo de Asociación entre la CAN y la Unión Europea, en el mismo estilo del TLC con Estados Unidos y del que se negocia actualmente con Canadá. El gobierno colombiano representado por Ricardo Duarte, quien los últimos 10 años ha estado al servicio de los intereses de los inversionistas extranjeros en Colombia, afirmó que este TLC será diferente porque además del comercial incluye los componentes de Cooperación y Diálogo Político, ocultando que estos temas se utilizarán para presionar medidas de liberalización económica y concesiones a las multinacionales de la UE.

Hasta la víspera de la negociación el gobierno colombiano no había establecido ningún mecanismo de información ni de consulta a la sociedad. En medio de la primera ronda trato apresuradamente de improvisar alguna forma de participación, y lo que quedó fue nuevamente el anodino “Cuarto de al Lado”, en el cual el gobierno -con el cuento de la confidencialidad- se limita a promover campañas para lograr adhesiones a sus propuestas dentro de un reducido numero de representantes del sector privado. Es clara la intención del gobierno de Uribe de mantener al margen las organizaciones sociales, en contraste con el gobierno de Bolivia que incluyó en su delegación una importante representación de dirigentes populares, quienes tienen influencia y control sobre el equipo negociador.

La Unión Europea llegó con fuertes exigencias y hablando duro. Señaló que no admitirían exclusiones de temas ni de productos. Ratificó que quiere una desgravación completa y rápida de las importaciones, similar a la definida en el TLC con Estados Unidos. En todos los asuntos pide más que lo que Colombia entregó a Estados Unidos y quiere obtener más de lo que logró hace unos años en un TLC con Chile, con lo cual el acuerdo con ese país se vuelve el piso de esta negociación. Ratificó que no negociará los subsidios que da a su agricultura, cosa que todo el mundo sabía antes de sentarse a las mesas. Anunció que el Tratado reemplazará el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), que no tenía nuevos fondos para cooperación y manifestó nuevamente su indignación por la demanda que Ecuador y Colombia le tiene a los aranceles que la UE pone al banano. Aún así, los negociadores colombianos informaron al finalizar la ronda que en la mayoría de los temas coinciden o están muy cercanos a las propuestas de la UE.

El presidente Uribe en la instalación de las negociaciones anunció que su gobierno estaba dispuesto a firmar cualquier cosa en aras de “dar confianza a los inversionistas” europeos. Su debilidad, por sus lazos con todos los acusados por la para-política, lo va a llevar a repetir la vergonzosa actitud que tuvo con Estados Unidos. Una prueba de ello es el escándalo que ha formado el ministro Santos, ante las peticiones del partido laborista de Inglaterra a su gobierno, de suspender la ayuda militar al gobierno colombiano.

Los gobiernos andinos enfrentan una difícil labor de acordar posiciones conjuntas, dada las profundas divergencias entre ellos, como es el hecho de que mientras Uribe quiere entregar todo, Evo Morales quiere excluir temas y productos, y busca un modelo de desarrollo alternativo al actual basado en la exportación de materias primas. La UE exige que antes de la siguiente ronda se avance en la definición de criterios arancelarios comunes como el llamado punto inicial de desgravación, pero la realidad es que Perú bajó unilateralmente sus aranceles mientras que Ecuador y Bolivia los han aumentado.

Se está repitiendo lo actuado por Colombia en el TLC con EEUU. Concesiones sistemáticas, apariencia de concertación con los andinos, pero en el fondo encubrimiento de las contradicciones profundas y disposición de, al menor desacuerdo, abandonar la unidad, como cuando Colombia amenazó en vísperas de la ronda con negociar sola, cosa que no facilitaron los europeos.

El TLC entre la CAN y la UE es una nueva arremetida contra el progreso nacional, con la complicidad de gobiernos como el de Uribe y García. En este TLC es aún más claro el afán de las trasnacionales europeas por tomarse los mercados internos de los países andinos y someter todas las actividades, incluyendo la cooperación y las políticas nacionales de los gobiernos regionales. Reconocemos la importancia de la cooperación económica, siempre que sea sobre la base de respetar la autonomía nacional y contribuir al bienestar de la población.


 Fuente: Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio, Recalca