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‘Lobbystas’ criollos hacen su agosto en las rondas del TLC

Bogotá, 3 de marzo 2005

‘Lobbystas’ criollos hacen su agosto en las rondas del TLC

Ex ministros, expertos y periodistas son contratados por los empresarios para defender intereses específicos para sus negocios.

Para nadie es un secreto que uno de los problemas en las negociaciones del TLC tiene que ver con la propiedad intelectual en el tema de los medicamentos. Mientras las empresas transnacionales quieren protección a la investigación que realizan los laboratorios, los productores de genéricos buscan que esta no sea tan amplia que los saque del mercado. Cada una de las partes tiene sus mecanismos para hacerse oír en la negociación.

La industria petroquímica nacional tiene también sus preocupaciones : no quiere que se libere la importación de sus productos finales porque alega que las materias primas no se producen lo suficiente en el país porque no se ha ampliado la controvertida refinería de Cartagena. Mientras tanto, los industriales del calzado y productores de productos finales de plástico quieren liberación de las materias primas. De nuevo cada uno usa sus instrumentos para presionar y hacerse escuchar.

Y en el sector agropecuario ni se diga. Por ejemplo, mientras los productores de trigo quieren que se garantice la protección al cultivo nacional y la industria procesadora plantea también protección, la industria panificadora busca la liberación de la materia prima para beneficiar a los consumidores de pan. En este sector hay muchos otros casos de intereses enfrentados.

En los servicios también ocurre lo mismo. Para no ir muy lejos, el caso más reciente tiene que ver con la controversia por la eliminación de la figura de "cesantía comercial", consistente en la protección a la acreditación de la marca por parte de un empresario nacional. Esto es particularmente válido en áreas como el turismo y las concesiones de autos.

En el caso de las telecomunicaciones, la disputa también es grande. Por un lado, las empresas nacionales quieren proteger su mercado frente al llamado tráfico transfronterizo que favorece a las empresas de Estados Unidos y les puede generar un desequilibrio financiero. De otro está la controversia sobre el tratamiento de la telefonía fija frente a la móvil.

Las negociaciones del TLC son adelantadas exclusivamente por funcionarios públicos, en el entendido que estos defienden los intereses nacionales y no los particulares. Para dar cabida al sector privado, se dispuso el llamado "cuarto de al lado" en el que están los representantes de todos los sectores económicos y sociales interesados en el tema. Todos ellos pertenecen a organizaciones particulares con intereses claramente legítimos, pero que no son comunes. Por ejemplo, un importador tiene intereses económicos muy distintos a los de un productor nacional, pero ambos caben en el "cuarto de al lado".

Los empresarios colombianos y sus colegas de Ecuador y Perú asisten en forma masiva a las rondas de negociación, así sea para esperar a que el negociador oficial presente un informe hablado sobre los resultados de las conversaciones y luego los dirigentes gremiales hacen preguntas que son respondidas por los funcionarios. Unos protestan y cuestionan el papel del gobierno en la defensa de los intereses privados, otros toman la información para elaborar informes para sus afiliados y los demás son actores pasivos.

A medida que han transcurrido las rondas de negociaciones, siete hasta ahora, los empresarios han comprobado que necesitan más cercanía, más información, más línea directa con el gobierno para defender sus negocios y hacer más presión para lograr sus objetivos. Y el trabajo individual es insuficiente y el gremial a veces también lo es.

En ese orden han decidido tener sus propios voceros, para que representen sus intereses, lograr avances concretos o les informen de asuntos que se manejan en secreto y los pueden afectar. Es el lobbying o cabildeo, profesión reconocida en países como Estados Unidos, pero que en Colombia se hace informalmente. Cuatro veces ha sido presentado un proyecto de ley pero su discusión no ha progresado en el Congreso de la República.

Los primeros lobistas en el país son los gremios, pues la razón de ser de su trabajo es la defensa de los intereses de sus afiliados, así muchos aleguen que defienden el interés común. En cada actividad, una asociación particular es la encargada de hacer la interlocución con el gobierno para hacerse sentir.

Incluso cuando el gobierno anunció la creación del "cuarto de al lado", los gremios se ubicaron estratégicamente para convertirse en los voceros legítimos de la sociedad civil. Sin embargo, a medida que ha transcurrido el proceso se ha evidenciado que algunos sectores no están representados por los dirigentes gremiales. Y en esos términos han aparecido nuevos voceros en renglones muy diversos y poco expuestos a la opinión pública.

La Andi representa a la mayoría de actividades industriales. Sin embargo, como los intereses de algunos se enfrentan a los de otros, se ha abierto paso la contratación de lobistas especializados.

Lo mismo pasa en el gremio de exportadores e importadores, Analdex. Su presidente, Javier Díaz, tiene actividades concretas de cabildeo no solo generales sino particulares. Por ejemplo, él maneja los intereses de empresarios como los exportadores de muebles de madera, alfombras y tarjetas plásticas. Otra parte es controlada por el presidente de la Andi, Luis Carlos Villegas y los directores de cámaras sectoriales de ese gremio.

En el sector agropecuario, los gremios manejan la mayor parte de los intereses. La SAC para los agricultores, Fedegan para los ganaderos, Asocaña para los azucareros y Fenavi para los productores de pollos y huevos. Cada uno de los presidentes del gremio es acompañado por empresarios.

Sin embargo, los empresarios han "echado mano" de lobistas profesionales para asegurar una mayor efectividad en su gestión, en el entendido que la estrategia oficial se basa en que "nada está negociado hasta que todo esté negociado". Algunos de ellos hacen las veces más de asesores, pero se confunden con la labor de cabildeo.

La mayoría de ellos son personajes conocidos de la opinión pública, porque han ocupado cargos altos en el gobierno e incluso los más han pasado por ministerios del área económica.

Es el caso de las ex ministras de Comercio, Martha Lucía Ramírez y Angela María Orozco, conocidas en este ambiente del TLC como las ministras. Inicialmente se presentaron como asesoras, gradualmente han ganado espacio : hoy son asesoras y hacen cabildeo por varias actividades como las confecciones, los textiles, la petroquímica, los palmicultores y las agencias de viaje.

Ambas fueron ministras de Comercio Exterior en la administración Pastrana y la primera ocupó la cartera de Defensa en el gobierno de Uribe. A los pocos días de haberse anunciado el inicio de las negociaciones del TLC montaron la firma Ramírez y Orozco International Strategy Consultants y en inauguración de sus oficinas asistió el presidente Uribe y varios de los ministros.

Defienden a cada y espada el TLC y el libre comercio, pero dentro de sus clientes hay empresarios que quieren protección. Y ellas están ahí. Asisten y organizan foros sobre el TLC y por encima de todo son expertas en la teoría y práctica del comercio exterior.

Uno de los críticos más duros del TLC ha sido desde el comienzo Germán Holguín Zamorano, director de la ONG Misión Salud. Su posición siempre ha estado del lado de la producción de medicamentos genéricos, cuyo gremio es Asinfar, y se enfrenta a los intereses de las multinacionales farmacéuticas, que están representados por Afidro. Del lado de Holguín también está el abogado José Manuel Alvarez, profesor universitario y quien también es asesor del alcalde de Bogotá en temas de servicios, junto con la directora de Planeación, Carmenza Saldías y los asesores Jorge Reynel Pulecio, Pedro Medellín y Silvia Anzola.

Afidro se ha asesorado de "pesos pesados" para defender sus intereses. La ex ministra Claudia de Francisco encabeza la lista como asesora de medios de comunicación. También se cuentan en la lista los abogados Chandri Navarro y Martha Abdala.

El ex ministro de Desarrollo, Jorge Ramírez Ocampo, es muy reconocido y respetado entre los empresarios interesados en el TLC. Fue presidente de Analdex y su trayectoria en el comercio exterior lo coloca en el primer nivel del cabildeo. Es conocido personal de la cabeza de los negociadores gringos, Regina Vargo, a quién le hace comentarios "al oído" durante las negociaciones y lo saluda efusivamente. Esto ha impresionado a los empresarios.

Uno de los renglones de mayor riesgo en el TLC es el de telecomunicaciones, así en un comienzo las empresas nacionales del sector subestimaron el tema. Cuando comprobaron la magnitud del asunto en asunto como el tráfico transfronterizo y la competencia directa con las grandes multinacionales, decidieron buscaron blindarse a través de lobistas. El más experimentado, pero a la vez más beligerante es el ex ministro Eduardo Pizano de Narváez, quién fue presidente de Telecom y ministro de Desarrollo en el gobierno de Pastrana.

Pizano se ha enfrentado verbalmente con el negociador de la mesa de telecomunicaciones e incluso le ha hablado duro al jefe negociador Hernando José Gómez. A Pizano lo acompaña Magdalena Pardo, ex viceministro de Comercio Exterior.

El ex ministro de Agricultura y ex senador de la República, Luis Fernando Londoño Capurro, hace parte del grupo de lobistas. Asiste a las reuniones del TLC con varias camisetas : defiende los intereses del Valle del Cauca, acompaña a los azucareros de esa región y a los productores nacionales de medicamentos. Por su conocimiento del Congreso hace las veces de facilitador con el legislativo.

Los canales privados de televisión tienen también su vocero en el TLC : Tulio Angel fue contratado por RCN y Caracol, para que defienda la producción nacional de televisión en las horas de mayor sintonía. Los presidentes de las cadenas, Paulo Laserna y Gabriel Reyes, también han estado pendientes de las negociaciones.

La industria avícola tiene su propio esquema de defensa que incluye una firma norteamericana para el manejo del asunto en ese país y en el país tienen una agencia de publicidad para el manejo de su imagen.

Los grupos empresariales tienen sus asesores especiales. Por ejemplo, Jorge Ramírez Vallejo es asesor del Grupo Empresarial Antioqueño.

Las agencias de relaciones públicas y de medios no se han quedado atrás en este proceso. La oficina Gravitas, que dirigen Miguel Silva y Ricardo Santamaría, acaban de ganarse un contrato con la Cámara de Comercio de Bogotá, para ayudarle al gobierno en el manejo de los medios de comunicación, dadas las quejas del gobierno por la baja popularidad del TLC, atribuida al manejo de la información. Datis, otra importante agencia de medios, también asesora a varias empresas en el mismo tema.

Los partidos presentes

Los parlamentarios se han distinguido por su asistencia a las reuniones del TLC, desde su misma instalación en mayo del año pasado en Cartagena. Incluso en esa oportunidad, congresistas de la izquierda denunciaron atropellos de la fuerza pública.

Para los partidos de izquierda, el TLC es inconveniente para los intereses del país, pues es una entrega al "imperialismo norteamericano". Y en esos términos han decidido no asistir a las rondas.

Los partidos Liberal y Conservador, aunque tienen sus reservas en algunos temas, han decidido estar presentes y tener sus propios asesores, más allá de la asistencia masiva de los congresistas.

Por el Liberalismo, asiste Tomas Uribe Mosquera, experto en asuntos internacionales. Por el Partido Conservador, la voz la lleva Alberto Schlessinger, también conocedor del comercio exterior, pues fue director de Proexpo y jefe de la Oficina Comercial en Venezuela.


 source: Portafolio.com