bilaterals.org logo
bilaterals.org logo
   

¿Proteccionismo demócrata?

¿Proteccionismo demócrata?

Andrés Espinosa Fenwarth - Asesor del Ministro de Agricultura

En los corredores del poder en Washington se especula que el Partido Demócrata ha girado inexorablemente el timón de la historia de Estados Unidos hacia un mayor proteccionismo comercial. Los hechos de los últimos seis meses parecieran soportar esta tesis, lo que pondría fin al modelo de liberalización competitiva adelantado mediante negociaciones comerciales, bilaterales y multilaterales, de la administración Bush.

Quizás el punto culminante de este proceso se aprecia en la declaración conjunta del 29 de junio de Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes, Charles Rangel, presidente del Comité de Medios y Arbitrios, y Sander Levin, presidente del subcomité de Comercio. En esta comunicación, los líderes demócratas le notificaron al Ejecutivo norteamericano que la renovación de la autoridad para negociar acuerdos comerciales, que vencía el primero de julio, no estaba entre sus prioridades legislativas, y que a partir de entonces retomaban sus facultades constitucionales de política comercial. La agenda de política comercial de la administración Bush llega así al final del camino, al igual que la autoridad negociadora prevista en la Ley de Comercio del 2002, conocida como ’la vía rápida’ por sus facultades expresas de aprobación sin enmiendas.

Para el Congreso de mayoría demócrata (con un nivel de popularidad del 14 por ciento, el más bajo desde que Gallup desarrolla esta medición en 1973), las prioridades ahora son distintas: corregir el enorme déficit comercial con China, fortalecer las leyes comerciales y proteger los derechos de los trabajadores, con el propósito de "expandir los beneficios de la globalización entre todos los norteamericanos". No se vislumbran nuevas negociaciones comerciales; si acaso, una revisión, e incluso una eventual renegociación de los acuerdos comerciales vigentes como Nafta y Cafta.

Como lo menciona recientemente Inside U.S. Trade de Washington, los líderes demócratas están bajo enorme presión por parte de los sindicatos norteamericanos del AFL-CIO (American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations), quienes, según parece, han pasado la factura por el decisivo apoyo electoral que los llevó a conseguir una indiscutible e histórica mayoría en el Congreso de Estados Unidos en las elecciones de noviembre 7 del 2006.

La AFL-CIO (Federación que engloba cincuenta y cinco sindicatos nacionales e internacionales con diez millones de afiliados) aparece como fuente inagotable de inspiración de los demócratas en política comercial. Para comprobar lo anterior, basta mencionar que el presidente de la AFL-CIO, John Sweeney, proclamó el 11 de mayo que se "oponía vigorosamente a la renovación de la autoridad de negociación de la vía rápida". Siete semanas después, estas facultades, que el Congreso le concede temporalmente al Presidente de Estados Unidos, se hundieron fatalmente. Sweeney de la AFL-CIO advirtió igualmente que "se oponía vigorosamente a los acuerdos de Colombia y de Corea del Sur". Siete semanas después, los líderes del Congreso de Estados Unidos nos comunicaban que "no podían apoyar el TLC con Colombia en este momento". En el caso de Corea del Sur, la declaración de los demócratas fue aún más desesperanzadora: anunciaron que no podían apoyar este TLC "como estaba actualmente negociado".

El TLC con Perú fue considerado por los demócratas como "un logro histórico de política comercial". Sin embargo, ahora le exigen no solo la aprobación en el Congreso peruano del protocolo de enmiendas acordadas en materia laboral, medio ambiental y de propiedad intelectual, sino la implementación interna de los cambios negociados antes de proceder a su consideración en el Congreso norteamericano. Esta nueva pretensión, que no tiene antecedente histórico alguno, abre un nuevo frente de preocupación para los TLC de Colombia y Panamá que será necesario contemplar y oportunamente resolver.

Fuente: Portafolio


 source: