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¿Qué queremos decir cuando hablamos de integración? Dos voces femeninas problematizan la discusión

Gerardo Cerdas Vega (Minga Informativa / Grito de los Excluidos/as).-, 21 Jun 2007

Presentamos aquí las respuestas que las compañeras nos ofrecieron, que nos sirven como elementos para la reflexión y para problematizar la realidad y los retos que debemos afrontar como movimientos sociales.

P. ¿Qué piensan ustedes sobre el proceso de integración al que están llamado algunos gobiernos latinoamericanos, como el de Chávez y Evo, y cuál ha de ser el papel de los movimientos sociales frente al mismo?
Blanca: Creo que en la actualidad hay muchas cosas que están pasando en América Latina, nosotros decimos que hay como un movimiento telúrico cuyos alcances aún no se comprenden bien, como que de un momento a otro aparecen nuevas cosas tanto a nivel de gobiernos como en la resistencia de los pueblos que avanza, esto se ha acelerado en los últimos años. Pero por otro lado, el gobierno Bush está buscando nuevas formas, como los TLC, de colonizar a los pueblos de América. También a nivel de Medio Oriente, la guerra imperial de Bush ha hecho que despierte un gran coraje que lleva a una reflexión profunda, esto va definiendo posiciones y va ubicando a los movimientos y a las personas, va ubicando hacia dónde van las luchas y el reto es cómo en estos momentos en realidad vamos trazando lo alternativo para dar una respuesta a esta situación crítica. En el caso de los pueblos indígenas, nuestra lucha de resistencia ha sido permanente, ha habido nuevas estrategias en las cuales las formas de lucha han permitido ser reconocidos por otros movimientos sociales, vamos avanzando juntos y se ve cómo vamos trazando una propuesta sobre la base de la coexistencia de nuestros países, nacionalidades, organizaciones y movimientos.

Con relación a la llamada “integración”, habría que esclarecer de qué estamos hablando, porque el pretexto de la integración siempre fue para imponer y para hacer desaparecer a los otros, siempre ha sido una integración violenta construida desde el poder. Entonces, nosotros hacemos un llamado a que la integración debe ser incluyente, no anexionista, esto es lo que no queremos. Tenemos que diferenciar entre una política integral e incluyente donde quepamos todos y todas en igualdad de condiciones. De ahí que por ejemplo a nivel de país, por ejemplo la resistencia de Cuba, que se ha sostenido frente al embargo y las políticas guerreristas del imperialismo para acabar con esta semilla, más bien, esta semilla empieza a germinar y aparece Venezuela, y casi seguido comienza a aparecer otra semilla germinada en Bolivia, esto ha sido una respuesta frente a la actitud del imperialismo, porque son posiciones realmente más definidas, que le dicen No al imperialismo, y que eso puede ser como una batalla ganada porque también las luchas que se han dado en Ecuador, los zapatistas en Chiapas, todo eso va fortaleciéndose cada vez. La misma resistencia que viene dándose en Colombia y que la búsqueda de estrategias para que los pueblos indígenas en Colombia que se han logrado cohesionar con los movimientos sociales para salir a las calles y continuar la batalla. Hay muchos otros ejemplos de cómo la resistencia va creciendo cada vez más.

Estos son avances en la resistencia, también han permitido en cierta manera neutralizar comportamientos políticos como el del gobierno de Argentina, que no tiene una posición muy definida pero que es nacionalista y eso hace que tenga cierta distancia con el imperialismo y esto permite a las organizaciones fortalecerse y darle al continente una correlación de fuerzas distinta que hace unos años. En palabras nuestras decimos que “son los tiempos de Pachakutik”, soplan nuevos vientos (Pacha: tiempo afirmativo; Kutik: retorno). Este es el tiempo de los pueblos. Nosotros hemos querido dar este carácter porque es un retorno a un mejor tiempo para todos nuestros pueblos.

Los gobiernos, cuando asumen el poder, nunca han coordinado con los pueblos, siempre sus políticas han estado destinadas para las grandes empresas transnacionales, por eso es bueno que gobiernos como el de Venezuela o Bolivia se estén vinculando realmente con el pueblo, no me importa tanto el término que se use porque llamado a ser parte integral de nuestra nación, me parece importante, el poder está en el pueblo y es oportuno que los gobiernos estén llamando al pueblo para conducir juntos, para mirar qué es lo que plantea el pueblo y que juntos se trace el camino necesario, porque así sentimos que es nuestro y se está dando lugar a nuestros sueños, pero no debe ser un llamado solo a que los pueblos estén ahí, de forma pasiva, sino para que participen activamente en la construcción de las alternativas, verdaderamente inclusivas. Solo así podremos decir que el pueblo está en el poder.

Berta: En primer lugar, es un riesgo quedarnos solo con el concepto de integración que se nos impone desde el norte, ya que ellos siempre juegan con las palabras y lo conceptos. Es bueno llevar el concepto de integración al debate porque creo que es otra imposición neoliberal, en Centro América por ejemplo, nos dicen que somos pueblos que se integran, que tengamos las fronteras abiertas para la entrada y salida de mercancías, pero esta es una integración para el capital-pulpo que se traga a los pueblos, es una integración a favor de las transnacionales mediante los TLCs, el PPP, los acuerdos migratorios basados en prejuicios, racismo y discriminación. Nosotros y nosotras debemos cuestionar ese concepto de integración y desenmascararlo como la gran mentira que es, porque mientras nos invaden los productos gringos, están saqueando nuestros pueblos, nos imponen leyes fitosanitarias, migratorias, nuevas barreras arancelarias para quienes exportan y así se ve la gran mentira de que el libre comercio da igualdad de trato a los países.

Es fundamental debatir este concepto de integración que nos impone el norte y los gobiernos de nuestros países, esto es fundamental porque incluso dentro del movimiento social, bajo la nefasta influencia de ONGs, se nos mete este concepto que divide a los pueblos, por ejemplo en la lucha contra la represa el Tigre en Honduras y El Salvador, hay ONGs (y en eso son brazo de los gobiernos y de los organismos financieros internacionales), que dicen que la represa es un proyecto de integración, de integración energética, pero eso esconde los verdaderos intereses que hay y que más bien es un proyecto que mata la integración de los pueblos.

Por otro lado tenemos el concepto de integración que ahora nos viene desde el sur, nosotros como centroamericanas quisiéramos acercarnos más a la realidad concreta de las luchas en América del Sur, en principio vemos bien ese proceso porque en sí mismo es un desafío al imperialismo, a los grandes megaproyectos de anexión neocolonial, para nosotros es importante porque los pueblos pueden asumir ese desafío frente al proyecto de dominación. Pero es muy importante que este proceso realmente incluya las voces y expectativas de los pueblos del sur, para no repetir la dinámica de la integración impuesta a sangre y fuego desde el norte. Deben considerarse la diversidad de demandas, identidades, aspiraciones, para que sea una verdadera integración no solo de los gobiernos sino también y especialmente de los pueblos. El concepto de integración no es una Cumbre aquí o allá, sino un proceso que integra realidades complejas, con diferencias y semejanzas, sobre la base de los derechos humanos, el respeto a los pueblos indígenas, la defensa integral del medio ambiente, que detenga los proyectos nefastos, sabemos que los gobiernos del sur están muy presionados por las transnacionales, además de todo tenemos en medio el tema muy complejo de la creciente militarización que vivimos. Todos estos nuevos desafíos deben estar integrados en una dinámica de integración. En este proceso los gobiernos y los pueblos tienen muchos desafíos, aún cuando los movimientos tienen mucha empatía con los gobiernos, deben tener su autonomía y poner sus puntos de vista que surjan auténticamente del pueblo.

P. Ahora que formalmente logramos derrotar al ALCA, pero que la estrategia imperialista de bifurca y aparecen nuevas y más agresivas amenazas, ¿cuáles son los desafíos de los movimientos sociales en nuestro continente?
Blanca: Yo creo que en realidad el ALCA no ha desaparecido, el imperio está listo para volver a atacar, se está preparando otra vez con muchos proyectos con otros nombres, y frente a esto tenemos que estar vigilantes. En mi país, tenemos una batalla ganada porque el gobierno no pudo firmar el TLC, pero aún con este nuevo gobierno tenemos que seguir vigilantes porque también subsisten intenciones dentro del gobierno para firmar un TLC con los Estados Unidos. Pero en la misma Constitución vigente (en Ecuador) hay un artículo sobre las inversiones, que es igualmente peligroso, tanto como el TLC, esto lo vimos hasta que se cerró el contrato con la OXY y ahora esta transnacional ha demandado al Ecuador en los tribunales de los Estados Unidos porque así se lo permite nuestra propia Constitución. El ALCA no se ha acabado y las batallas conjuntas han sido lo que nos ha permitido dejar golpeado al imperio, que puede parecer que está choqueado pero que tiene muchas fuerzas aún y va a volver a aparecer con otro nombre. Por ejemplo, debemos seguir vigilantes ante la OMC, ante las nuevas formas de política que atentan contra los pueblos. Si decimos que somos más inteligentes eso tiene que verse en la estrategia que planteemos en este momento tan decisivo que vivimos.

P. ¿Cuáles son las perspectivas, demandas y reivindicaciones para el movimiento indígena en América Latina y el Caribe, como parte del proceso de articulación de los movimientos sociales en el continente?
Blanca: Este es un proceso que va avanzando, en este momento hemos tratado de rearticularnos los pueblos indígenas con el mundo, en los espacios de mujeres, de jóvenes, pero creo que queda aún pendiente el reto de cómo articularse con los otros sectores sociales, y también cómo hacer que los sectores sociales consideren en igualdad a los pueblos indígenas y también asuman como suyas propias nuestras reivindicaciones y aspiraciones. Por el momento, seguimos batallando por los derechos de los pueblos indígenas en los distintos espacios, hemos ido asumiendo nuestra lucha, hemos hecho llamados como por ejemplo la Declaración del Cuzco, donde decíamos que no queríamos que el gobierno nos de la mano, sino todo lo contrario, que nos quite la mano de encima. Hoy día hay una mayor persecución y criminalización de la lucha de los pueblos indígenas, recordemos que el gobierno de Estados Unidos ha declarado a nuestros pueblos como terroristas y cuenta con la complicidad de muchos gobiernos de nuestra región.

Luego del triunfo de Evo en Bolivia, vemos que se ha elevado el coraje y la autoestima de la gente, ahora hay un nuevo llamado, que hay nuevos vientos que soplan y que debemos pasar de la resistencia al poder. Y este llamado es a construir un poder nuevo, no a tomar el poder existente: un poder del pueblo, real, con y desde el pueblo, con una nueva interpretación, que no es solo mandar sino cómo hacer en conjunto para responder a los desafíos. No tener el poder para el bienestar material a costas de la explotación de la mayoría, lo que queremos es un poder que permita el bienvivir del pueblo, la realización de sus sueños y un desarrollo que no esté basado en el despojo y la explotación, este es un desarrollo excluyente que nosotros no queremos.

Berta: Un desafío es tomar en cuenta la diversidad de colores, demandas y necesidades, en el caso de los pueblos indígenas aún dentro de los movimientos más progresistas hay discriminaciones y no se comprende bien la realidad de los movimientos indígenas. Esto es algo que desde siempre han planteado los pueblos indígenas y sería un gran error que la integración de los pueblos no incorpore estas visiones. Si no se reconoce la particularidad (cosmovisión, territorialidad integral, cultura) de los pueblos indígenas, aún los movimientos progresistas pueden volver a repetir el mismo patrón de la dominación, el mismo desconocimiento de la realidad indígena. La única manera de tener ahí activamente a nuestros pueblos es que ellos tengan presencia directa, no con intermediarios, sino que participen directamente en la toma de decisiones, esto es un desafío porque aún falta mucho que andar en esto.

No es que los pueblos indígenas han estado ausentes en las luchas por la integración en América Latina, sí han estado presentes, el hecho de que Evo esté en el poder es reflejo de la fuerte participación indígena sumado a una coyuntura favorable, alimentada por la resistencia indígena en Bolivia a lo largo de muchos años. Todo esto que digo lo digo pensando en una integración alternativa como la que viene dándose lentamente en el Sur, pero en el caso de Centroamérica todavía tenemos que construir esa alternativa, porque si somos verdaderamente movimientos de las comunidades jamás podremos integrarnos bajo la lógica del capital, del lucro, del individualismo, de la competitividad, del despojo de los organismos financieros de los gringos, más bien como dije antes, nuestro deber es desnudar este concepto y para ello estamos fortaleciendo y reconstruyendo la integración que siempre hemos tenido como pueblos, que también se dio durante el periodo de lucha armada y que ahora con otros métodos y otras formas también se está dando.

Y quiero decir algo con relación a las mujeres: si hablamos de toda esta realidad que vivimos, el tema de las mujeres está planteado desde un enfoque asistencialista-paternalista, de caridad, cuando la caridad está muy lejos de la justicia. Y ni hablar cuando se trata de mujeres indígenas. Nosotras y nosotros no podemos ver cómo el BID, el BCIE, tienen áreas que trabajan el enfoque de género pero cuando vemos que estos organismos promueven políticas que redundan en hambre, exclusión y miseria, no podemos ser cómplices. Algunas ONGs están vinculadas a estos organismos y reproducen la dominación. El tema de la integración también está relacionado con el concepto de desarrollo, que también debemos someter a crítica, porque: ¿nos integramos a qué?, ¿qué significa desarrollo? En especial atañe esta temática a la realidad de las mujeres y en todos los niveles, las mujeres no queremos que nos vean como un sector al que hay que tenerle lástima y que tenemos que ser “integradas”, nosotras como mujeres también tenemos el desafío de levantar las luchas de las mujeres pobres, negras, indígenas, y no vernos como una isla sino ver nuestra problemática y entendiendo que como mujeres también tenemos diversidad, no es lo mismo una mujer de barrios urbanos que una mujer campesina, no debemos dejarnos envolver por estos conceptos amañados que nos confunden. Todo esto debe ser una parte del proceso de lucha y construcción de alternativas

P. En este marco de discusión, ¿cuáles son los retos y desafíos para los movimientos sociales en nuestra región?
Berta: creo que tenemos que deshacernos de prácticas viejas, dañinas, que no permiten reconocer la diversidad. La unidad debe ser sobre la base de la diversidad. Algunas veces, sectores progresistas dentro de los movimientos creen que la articulación debe ser solo con las vanguardias, dejando de lado a indígenas y campesinos.

Otro desafío que tenemos es un mayor intercambio de nuestras experiencias, por ejemplo en Centroamérica, que aunque se trata de una región pequeña no nos conocemos y por lo tanto no nos reconocemos. Solo así es que podremos realmente dar pasos fuertes para la articulación. Nos hace falta mucho un debate sobre lo que queremos alcanzar de manera unificada y sobre cómo hacerlo, considerando justamente esa diversidad, encontrando los puntos de coincidencia para avanzar en los objetivos comunes.

Por otra parte, debemos deshacernos de los prejuicios y prácticas que nos impone el capitalismo en la vida cotidiana: racismo, los valores del patriarcado, del sexismo, el conflicto intergeneracional, la reproducción de la violencia hacia las mujeres y en general. Todos estos son desafíos dentro de los movimientos, no solo lo que viene de “afuera” debe ser enfrentado sino especialmente dentro de nuestras propias organizaciones.

Finalmente, creo que es de muchísima importancia desarrollar la capacidad de la formación de forma sistemática, de forma que esa formación nos permita llegar a la práctica, a las luchas del pueblo, con mucha mayor claridad acerca de lo que queremos. Y las luchas del pueblo son momentos privilegiados de formación y articulación.


 Fuente: Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración solidaria de los pueblos: Contra el TLC y el ALCA