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TLC andino en Colombia: rapidito

Así, con el adverbio en diminutivo, una modalidad idiomática que utiliza cuando va a validar una trapisonda contra la mayoría de la nación, Álvaro Uribe avisó que está dispuesto a firmar en el corto plazo el TLC con Estados Unidos. “Aunque caigan rayos y centellas”, se reafirmó dando evidencia que tal como se perfila el final de las negociaciones el resultado será catastrófico para amplios sectores sociales y económicos.

Uribe tiene conocimiento de causa. En efecto, cuando se lee el Reporte que la Misión Comercial del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que visitó hace poco a Colombia, Perú y Ecuador, ha rendido sobre el proceso del TLC con estos tres países andinos, la conclusión es fatal: en el Congreso norteamericano no tendrá aprobación ningún Acuerdo que sea menos amplio que el DR- CAFTA (el que firmaron cinco países de Centroamérica y República Dominicana). Reiteran que el apoyo “sólo se dará a aquellas naciones que estén listas y han hecho las concesiones necesarias”. Dentro de estas concesiones destacan la eliminación del sistema de franjas de precios para proteger la agricultura y la del uso de las salvaguardias permanentes para algún producto agropecuario; igualmente ratifican que el Imperio no negociará ni renunciará a las ayudas domésticas que otorga a sus productores de alimentos, cereales y oleaginosas y que le sirven para mercadear sus géneros a precios por debajo del costo de producción.

El Reporte resalta que dicha delegación considera que el TLC “debe tener un capítulo fuerte de Propiedad Intelectual” y advierte, para aquellos que acaricien alguna ilusión al respecto, que “no se deben negociar tampoco las medidas sanitarias y fitosanitarias” con lo cual el anhelado “acceso real” de los bienes colombianos “al mercado más grande del mundo” se desvanece. Así mismo, al reconocer que los tres países “poseen una gran parte de las especies en el mundo (biodiversidad)” rechaza “las protecciones que para ello buscan...ya que no caben dentro del régimen de propiedad intelectual de Estados Unidos”. Admiten que esa biodiversidad “debe ser protegida a través de contratos”.

El Reporte se refiere a la reunión que sostuvo dicha Misión, encabezada por Bill Thomas, con el presidente de Colombia, acompañado entre otros por el nuevo presidente del BID, Luis Alberto Moreno, así: “El Presidente Uribe hizo un análisis geopolítico acerca de la importancia del TLC, estableciendo que Colombia es un soporte fuerte de los Estados Unidos mientras Brasil está tratando de suplantar el liderazgo americano en Suramérica y Venezuela está comprando el papel de liderazgo con petróleo barato; enfatizó que la inestabilidad en la región se incrementaría si Estados Unidos no es capaz de concluir un TLC con un fuerte aliado como es Colombia”. Pese a tal declaración de vasallaje, la felonía no funcionó, el mismo Reporte observa que “a pesar de la importancia estratégica de la relación entre Estados Unidos y la comunidad andina, el Congreso de Estados Unidos juzgará el TLC andino por sus méritos; el apoyo del Congreso para acuerdos comerciales no se puede suponer, así sea para Colombia”. El represente Thomas le ratificó a Uribe en este encuentro que “el Congreso no aprobaría un TLC que tuviera un formato distinto al de los acuerdos anteriores”.

Uribe conoce que con la firma del TLC ocasionará una lesión enorme a millones de colombianos, está dispuesto a asumir estos costos políticos; nadie con un mínimo de sindéresis puede explicar la fuerza oculta que motiva esa decisión sino es su sumisión ciega a la superpotencia. Ese servilismo en el caso de un mandatario constituye clara traición a los intereses nacionales. Aquí cabe el célebre dicho: “lo que se hace de prisa (“rapidito”) se paga despacio”.


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