El acuerdo con Estados Unidos heriría de muerte a la Comunidad Andina de Naciones

BolPress, martes 15 de febrero de 2005

El acuerdo con Estados Unidos heriría de muerte a la Comunidad Andina de Naciones

El TLC Andino va camino del fracaso debido a la contradicción entre los derechos humanos y el libre comercio

Una vez más ha quedado demostrado que la profunda contradicción entre los postulados del libre comercio y los derechos humanos fundamentales como la salud y la alimentación constituye la razón principal del fracaso del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia, Ecuador, Perú y Estados Unidos, como sucedió en la negociación del ALCA. Inicialmente, la potencia del norte esperaba firmar el acuerdo el 20 de enero de 2005, pero el plazo se ha extendido hasta el 30 de junio porque hasta el momento ha sido prácticamente imposible que los cuatro países lleguen a un consenso en materia agrícola y derechos de propiedad intelectual desde que comenzaron las negociaciones en mayo de 2004.

La VII ronda de negociaciones para la firma del TLC Andino terminó sin resultados concretos en las mesas de agricultura y propiedad intelectual debido al evidente conflicto de intereses. Mientras Estados Unidos se niega a discutir el tema de sus ayudas internas a su agricultura, calculadas sólo en 2003 en 94.1 mil millones de dólares, a los países andinos se les exige la eliminación de limitados mecanismos de protección como son los aranceles y la franja de precios. Por otro lado, Washington insiste en imponer un régimen de patentes, que incluye a los seres vivos, y mayores protecciones para los medicamentos de marca, medidas que elevarían significativamente el costo de las medicinas en la región andina. La potencia del norte advirtió que sólo negociará la ayudas a sus productores en el marco de un foro multilateral que incluya a la Unión Europea y Japón.

Semejantes diferencias en los temas agrícolas y de propiedad intelectual demandarán reuniones adicionales, probablemente "mini rondas" en Washington y Miami para marzo, y una nueva ronda adicional para el 18 de abril en alguna ciudad de Perú. Esa reunión se celebraría un mes antes de la última ronda en Washington.

Las representaciones de los andinos dejaron entrever que a los inflexibles planteamientos de Estados Unidos se opondrá una postura similar. Si Estados Unidos insiste con el "lo tomas o lo dejas", la respuesta podría ser "lo dejo", pues Colombia, Ecuador y el Perú están conscientes de que si el agro y las empresas farmacéuticas no salen contentos con el acuerdo, además de las marchas y protestas que sucederían, el TLC no sería ratificado por sus congresos.

La propiedad intelectual en el centro de la confrontación

Una de las demandas del equipo norteamericano es establecer un periodo de exclusividad de 10 años a los datos de prueba (información necesaria para fabricar la versión genérica de un medicamento), lo que involucra a los agroquímicos utilizados en el campo.

El extender la exclusividad de patentes de los agroquímicos significará un incremento de los costos de producción agrícola, con lo cual el precio de los productos directamente vendidos a la población podría aumentar. De esta forma se atenta contra la seguridad alimentaria y sanitaria porque a la larga los países andinos dependerían en un 100% de la importación de alimentos y medicamentos.

La negociación en el tema de propiedad intelectual es tan controvertida que ha ocasionado inclusive enfrentamientos entre los miembros de la delegación colombiana, como señala la Revista Semana en su último número.

La discusión entre los negociadores del Ministerio de Comercio y los del Ministerio de Protección Social de Colombia, terminó cuando estos últimos se pararon de la mesa de propiedad intelectual el miércoles 9 de febrero. En una esquina estaban los negociadores del Ministerio de Comercio que insistían en presentar la propuesta andina de protección de datos de prueba para productos farmacéuticos. En la otra esquina, los representantes del Ministerio de Protección Social se oponían a que se presentara dicha propuesta hasta tanto Estados Unidos no se pronunciara respecto a las anteriores que le habían hecho los andinos.

La insistencia de los negociadores del Ministerio de Comercio en presentar la propuesta sacó de casillas al ministro de Protección Social, Diego Palacio, que visiblemente molesto ordenó a sus funcionarios levantarse de la mesa.

Desde ese momento el celular del presidente Álvaro Uribe no paró de sonar. A pesar de la laberintitis que lo tenía en cama, Uribe atendió las llamadas del equipo negociador y a uno que otro empresario. En tono enfático, Uribe pidió al ministro Palacio que regresara a la mesa, no sin antes prometerle que cumpliría lo que le dijo antes de empezar la ronda de Tucson: Colombia solo podrá negociar -y no de cualquier forma- tres puntos específicos del tema de propiedad intelectual en medicamentos. El resto deberá permanecer igual. ¿Cuáles son esos tres puntos que Uribe autorizó negociar?

1. La extensión del plazo de las patentes de productos farmacéuticos.

Estados Unidos busca que las demoras "injustificadas" que se produzcan en el trámite de otorgamiento de la patente, entendiendo como "injustificada" toda demora superior a cuatro años contados a partir de la fecha de la solicitud de ésta, se compensen con extensión del plazo de la patente. La contrapropuesta de Colombia es elevar ese tiempo de cuatro a siete años.

2. Transparencia en las solicitudes de registro sanitario.

En Colombia es posible obtener el registro sanitario de un medicamento durante la vigencia de una patente, de manera que la comercialización de genéricos puede iniciarse el mismo día del vencimiento de la patente. La pretensión de Estados Unidos es que la autoridad sanitaria (que en Colombia es el Invima) notifique al dueño de la patente la lista de empresas que solicitan permiso para comercializar genéricos de ese producto. La idea de que el dueño de la patente conozca la identidad del solicitante es que tenga la oportunidad de actuar contra el mismo y aplazar aún más la venta del genérico. Colombia estaría dispuesta a ceder en este punto a cambio de mayores concesiones en el tema de derechos de autor y, específicamente, las obras digitalizadas. La propuesta de Colombia y Ecuador consiste en otorgar protección de los datos de prueba en medicamentos por un período máximo de tres años.

3. Protección exclusiva de los datos de prueba.

Cuando una multinacional quiere obtener un registro sanitario para sacar al mercado un medicamento innovador, tiene que ir al Invima y adjuntar una serie de estudios que demuestren la eficacia y seguridad de la sustancia. Estados Unidos busca la protección exclusiva de esos datos por cinco años, de manera que los productores de genéricos no tengan acceso a ellos. Además, los estadounidenses quieren algo que se conoce como "exclusividad de datos plus": que a una multinacional le baste con registrar su producto en su país de origen para obtener la protección de los datos de prueba, sin necesidad de estar obligada a registrarlo en Colombia o donde piensa comercializarlo.

La contrapropuesta que Colombia y Ecuador presentaron en este punto consiste en otorgar protección de los datos de prueba por un período máximo de tres años. La segunda parte de la contrapropuesta consiste en otorgarle a Estados Unidos una prioridad de un año para obtener el registro sanitario, a cambio de que ceda en su pretensión de "exclusividad de datos plus".

Hasta ahora la propuesta de Estados Unidos no se ha movido un milímetro en ninguno de estos tres puntos en los que Colombia está dispuesta a negociar, manteniéndose inflexible en su propuesta inicial.

Peligra la unión andina

Las imposiciones de Estados Unidos han logrado dividir al vecindario andino, aunque el acuerdo político de la CAN sigue en pie. Está claro que ninguno de los países le conviene destruir más de 30 años de un difícil proceso de integración que ha resultado un buen negocio. Si algo ha demostrado la alianza de Colombia, Ecuador y Perú en las negociaciones del TLC con Estados Unidos es que la unión hace la fuerza y que la única manera de hacerle algún contrapeso a una potencia económica es fijando posiciones en bloque.

Cuando en los años 90 las naciones andinas decidieron crear un mercado propio, buscaron liberar el comercio de bienes y servicios en la región y al mismo tiempo protegerlo de la competencia de terceros países estableciendo un arancel externo común. Así, por ejemplo, un carro ensamblado en Colombia entra a Venezuela sin aranceles, mientras que si es importado de cualquier otro país fuera de la CAN debe pagar un impuesto de 35 por ciento. También se diseñó el mecanismo de las franjas de precios que protegen los productos agrícolas andinos de importaciones artificialmente baratas por causa de los subsidios y las ayudas internas de los países ricos a sus agricultores.

Esa política comercial común dio resultados y permitió que industrias como la petroquímica, la automotriz o la de alimentos encontraran en los países andinos un mercado en el que podían competir. La mitad de los casi seis mil millones de dólares que Colombia exporta a Estados Unidos son petróleo y carbón; en cambio, el 70 por ciento de las ventas a Venezuela, cercanas a los 1.500 millones de dólares, corresponden a productos industriales de mayor valor agregado y que por lo tanto generan más empleo.

Los gobiernos de Colombia, Ecuador y Perú, una vez firmado el TLC, tendrán que contar con el visto bueno del gobierno venezolano para modificar las normas de la CAN. Por ejemplo los tres países ya tienen reglas de juego acordadas en la Comunidad Andina en materia de propiedad intelectual, pero lo más seguro es que esas normas no coincidan con lo que se negocie con Estados Unidos en temas de patentes y otras protecciones a los medicamentos de marca.

Si el gobierno de Chávez se opone a modificar la normatividad andina, los tres países "casados" con el TLC se enfrentarían al dilema de si darle prioridad al acuerdo con Estados Unidos o a lo pactado con la CAN. Si Venezuela no acepta modificar la legislación andina, cabe la posibilidad de que Colombia, Ecuador y Perú recurran a mecanismos jurídicos para tomar una decisión sin su consentimiento.

Por todos esos antecedentes, algunos vaticinan que la integración andina está herida de muerte. Venezuela, con una visión más política que económica, "le está dando la espalda a la CAN, porque nunca creyó en ella, y ahora busca la integración vía Mercosur o la Comunidad Suramericana de Naciones", dice Alfredo Salgueiro, profesor de derecho internacional de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas.

De firmarse el TLC con Estados Unidos, los productos venezolanos que se venden en Colombia tendrían que enfrentar a los productos norteamericanos sin ninguna ventaja arancelaria. Lo mismo le sucederá a los productos colombianos en Venezuela a medida que se eliminen los aranceles a las importaciones provenientes de Mercosur, a raíz del acuerdo firmado entre los andinos y ese bloque comercial conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

source : BolPress

Printed from: https://www.bilaterals.org/./?el-acuerdo-con-estados-unidos