Guatemala: semana de luto

Marielos Monzón

Los trágicos hechos del Jueves Negro y el Viernes de Luto fueron superados con creces la semana pasada cuando manifestantes que se encontraban en la Plaza de la Constitución fueron vapuleados, perseguidos y atacados con gases lacrimógenos, tachuelas y agua con tinta y pimienta.
Los relatos de los periodistas que se encontraban en el lugar dan cuenta de cómo las fuerzas de seguridad la emprendieron contra las personas que estaban frente a Catedral y el Palacio Nacional sin que hubiera habido provocación alguna.
Los desórdenes se habían dado con anterioridad en una de las calles laterales por un grupo de encapuchados que no acompañaban el grueso de la manifestación. Ese día hubo también varios periodistas intoxicados, golpeados y amenazados; entre ellos un reportero gráfico de Nuestro Diario, a quien querían arrebatarle la cámara con la que captó cómo un policía agredía brutalmente a un manifestante.
Todo fue transmitido en directo por varios medios incluida Radio Universidad, la emisora donde trabajo.
La jornada terminó con el llamado al diálogo que propició el cardenal Quezada Toruño, el rector de la Usac, Luis Leal, y el procurador Sergio Morales. Fue el vicepresidente Eduardo Stein, en nombre del Gobierno, quien asistió a la cita y se comprometió a promover los esfuerzos necesarios para encontrarle una solución negociada a la crisis.
Por su parte, el presidente Óscar Berger daba declaraciones en las que menospreciaba a las organizaciones sociales y a sus líderes y se mofaba de ellos. Más tardamos los periodistas en anunciar la posibilidad de diálogo cuando un contingente de policías y militares disolvía una manifestación en Colotenango, Huehuetenango que terminó con dos muertos y varios heridos de gravedad; producto del uso indiscriminado de la fuerza.
Así las cosas, las organizaciones y sus líderes decidieron realizar una nueva manifestación pacífica que sirvió para reiterar su protesta contra la ratificación del TLC, denunciar la represión y exigir justicia por los muertos.
La respuesta fue la sanción presidencial y su publicación.
Lo que se vivió la semana anterior en Guatemala fue la constatación que el gobierno de Berger ha tomado como política la criminalización de la protesta social y el uso de la represión como único método para resolver los problemas.
Pareciera que el estado de Derecho empieza y termina con la defensa de la propiedad privada y los grandes intereses transaccionales. La semana terminó con la denuncia de un plan para asesinar un obispo, dos políticos y un empresario; también se conoció de amenazas de muerte a periodistas. Parafraseando a Monterroso, pareciera ser que el dinosaurio todavía estaba allí.

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