Los tratados comerciales, al servicio de las trasnacionales

Carlos Fernández-Vega

UN BUEN PASO hacia delante, porque con la apretada aprobación del tratado de libre comercio con Centroamérica y República Dominicana (217 votos contra 215) no habrá mejoría social, laboral ni económica para sus habitantes, pero sí un elemento adicional para concentrar aún más la riqueza en la región y facilitarle -si es que a estas alturas tienen algún impedimento- las cosas a las trasnacionales que ven en esas naciones verdaderas minas de oro, en los que la mano de obra cada día es más barata y el margen de ganancia más atractivo.

GOBIERNOS Y EMPRESARIOS centroamericanos y dominicanos creen que con la aprobación de dicho tratado, que entraría en vigor el primero de enero de 2006, cientos de millones de dólares ingresarán a sus respectivos países. Nadie lo garantiza, aunque presuman que en los pasados 15 años la inversión extranjera directa acumulada por esas naciones se aproxima a 10 mil 600 millones de dólares.

ELLOS SABEN QUE la expulsión de mano de obra les deja mucho más: tan sólo en 2004, las remesas enviadas por guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, nicaragüenses, costarricenses y dominicanos que laboran en Estados Unidos rozaron los 10 mil millones de billetes verdes. En los últimos cinco años, alrededor de 38 mil millones. Lo bueno es que el CAFTA, como el TLC, no incluye capítulo migratorio.

AÑOS ATRAS ALGUIEN compró una camisa de mezclilla en una lujosa tienda de Detroit, Michigan. Sesenta dólares, precio al público; la etiqueta reseñaba algo parecido a lo siguiente: mezclilla mexicana; armado salvadoreño; botonería hondureña; costura guatemalteca; embalado nicaragüense; punto de venta, Estados Unidos. En números gruesos, de esos 60 dólares, alrededor de 25 se habrán quedado en la hacienda del Tío Sam; una cantidad similar en el bolsillo del comerciante estadunidense, y los 10 dólares restantes repartidos entre la miseria latinoamericana, incluyendo fletes, materiales y salarios. Y todavía no se firmaba el CAFTA.

EN VIA DE mientras, la Cepal adelanta uno de los costos que el CAFTA representaría para la parte flaca del nuevo tratado comercial. La visión general, dice, es que habría una pérdida neta de ingresos fiscales. Los efectos positivos del incremento en el volumen de importaciones son superados por el efecto combinado de la reducción de ingresos por parte de los recaudos aduaneros y por los impuestos indirectos internos obtenidos sobre las importaciones. "Esto es cierto aun en el escenario más optimista, donde el crecimiento de las importaciones es muy fuerte".

PARA COSTA RICA la pérdida neta oscila entre 0.19 y 0.24 por ciento del producto interno bruto, dependiendo de la tasa de crecimiento del PIB estimada. Al final del periodo de transición esos valores aumentarían a 0.21 en el escenario optimista y a 0.26 en el pesimista. En los casos de El Salvador, Guatemala y Nicaragua las pérdidas son levemente mayores, pero no sobrepasan 0.40 por ciento del producto hacia el final del periodo de transición.

EL UNICO PAIS que puede tener problemas serios debido al CAFTA es Honduras. Incluso en el escenario optimista de crecimiento, la pérdida se estima en 0.73 por ciento del PIB a comienzos del periodo de transición, y en 0.78 al final. Los números equivalentes en el escenario pesimista son de 0.78 y 0.83 por ciento del producto, respectivamente. Honduras tiene la economía con el mayor nivel de vulnerabilidad fiscal de la región, lo que hace más inquietante las implicaciones fiscales del CAFTA para ese país.

LA MAYOR PERDIDA por impuestos indirectos internos se detecta en Guatemala, que tiene una disminución del ingreso total de 0.4 por ciento del PIB, con El Salvador en segundo lugar. Las pérdidas en los otros países son incluso menores. Si se totalizan los dos efectos adversos, se advierte que el país menos afectado desde un punto de vista negativo es Costa Rica. Durante el primer año del tratado, el impacto adverso es de 0.28 por ciento del producto. La mayor pérdida será de 0.30 por ciento a los 10 años de operación del CAFTA. El país más afectado es Honduras, cuyos ingresos fiscales disminuirán en 0.82 por ciento sólo en el primer año del tratado. El techo se alcanzará en el noveno año, con una reducción equivalente a 0.86 por ciento del PIB.

EXISTEN VARIAS RAZONES que explican el hecho de que Costa Rica sea el país menos afectado, Honduras el más perjudicado y el resto de los países ocupen las posiciones intermedias. Estas razones incluyen la proporción del ingreso arancelario en el PIB de cada país, la proporción de las importaciones de Estados Unidos que todavía pagan aranceles (importaciones sin maquila) en el total de importaciones, el porcentaje de importaciones no sujeto a aranceles durante el periodo de transición y la estructura de importación, así como el perfil de la eliminación de los derechos aduaneros. Por ende, una combinación de todos estos factores es responsable de los diferentes resultados entre los cinco países con respecto al costo fiscal del CAFTA.

SUMANDO LAS IMPLICACIONES positivas y negativas de los ingresos, se estima que habría una pérdida neta del ingreso fiscal en virtud del CAFTA en todos los países. Los efectos positivos por el incremento de las importaciones son superados ampliamente por el efecto combinado de la reducción de ingreso de los tributos aduaneros y de los impuestos internos indirectos establecidos sobre las importaciones.

Las rebanadas del pastel:

LAS REFORMAS DE libre mercado no son una respuesta a los problemas de inequidad, advierte el secretario ejecutivo de la Cepal, José Luis Machinea, pero Estados Unidos produce teleces como si fueran bolillos y los presume como si fueran reales. En los hechos, no han servido de mucho, salvo para fortalecer el control político y los intereses económicos de las grandes firmas nacionales y las siempre muy respetables trasnacionales.

source : La Jornada, México

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