Tratados (TISA), la venta de basura

Tratados (TISA), la venta de basura

Por Salvador González Briceño, 6-7-15

Prorrateo del costo de bonos chatarra. Acuerdos comerciales, artificios promovidos por el imperio estadounidense y la Troika europea, para perpetrar por algún tiempo las tropelías empresariales con el apoyo de la Reserva Federal (FED) y la City de Londres hacia un mercado extensivo.

Fruto del dominio de una economía financiarizada, truculenta y rapaz, el modelo económico de la globalización se mantiene no por la recuperación de la economía real sino con mecanismos como: la especulación bursátil —los famosos swaps— o venta de bonos basura (jugosas trampas de los corredores de bolsa), pero principalmente por la impresión de billetes desde la casa de moneda de la iniciativa privada —la llamada flexibilización cuantitativa de la FED—, los rescates obligados de los bancos con cargo al erario, y el interés a tasas cero de 2008 a la fecha.

Mecanismos tales de obligada observancia y aplicación para estados y gobiernos, como el propio estadounidense último, de Barack Obama, para la perpetración del dominio de los intereses de los consorcios multinacionales por encima o más allá de cualquier derecho ciudadano al empleo, a la digna remuneración, a no perder sus niveles de bienestar ganados y la imposición del interés de unos cuantos por sobre la mayoría de la población. Es el modelo de la globalización en donde las ganancias son de los pocos y quienes la pagan son los muchos; que además funciona como reparto de culpas, antes que enmendarlas, prorratearlas.

¿Quién desconoce los fines últimos de los tratados comerciales? ¿Quién ignora que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), por ejemplo, entre Canadá, Estados Unidos de América (EUA) y México resultó en perjuicio para este último país? Nada más las tasas de crecimiento ubicadas solo por arriba del 2% son un indicador, a lo que se le puede sumar el índice de empobrecimiento de la población cercano al 70%, cuando antes de esta etapa neoliberal (décadas del 30-40-50 y 60 unos más otros un poco menos) el PIB del país rondaba por arriba del 5%, con creación de empleos, absorción de la nueva mano de obra, seguridad social, un nivel salarial no anclado a la inflación, etcétera. No se olvide que México destaca por su desigualdad social.

Que así como el TLC que entró en vigor en 1994, antes el GATT (1947-48), la OCDE (1961), APEC (1989), Unión Europea (1993), el ALCA (1994), la OMC (1995), etcétera, mecanismos todos para la liberalización del comercio, el derribo de barreras, un trato igualitario a extranjeros en tierras nacionales, un Estado local garante de esos intereses foráneos y una financiarización de las tales economías —arrastradas todas por el garlito de la globalización modernizadora; que a México lo llevaría al pedestal del “primer mundo” (¡sic!)—, todas estas cadenas inquisitorias bajo vigilancia del Fondo Monetario Internacional, el resguardo del Banco Mundial, Washington, el Banco Central Europeo y, como decíamos, la FED y la City de Londres, como saldo de la globalización.

Bueno, pues la intentona oscurantista de profundizar cada vez más dichos mecanismos, con saldos favorables siempre para los consorcios estadounidenses y europeos, principalmente, continúa amenazante bajo la negociación del pretendido acuerdo entre EUA y la Unión Europea. En el llamado TTIP, o Acuerdo Trasatlántico de Libre Comercio, que se negocia con la inclusión de otros países como Canadá, México, Suiza, Lichteinstein, Noruega, Islandia, Macedonia, Turquía, Bosnia, Herzegovina, Montenegro y Serbia. Está en negociación, y es para el comercio, el crecimiento y el empleo (sic). Un TTIP rechazado sobre todo por ciudadanos europeos, porque conocen el saldo del TLCAN, donde las diferencias se profundizan. Siempre en contra de los más fregados.

Avanza otra trampa, en lo oscurito: es el llamado Acuerdo de Comercio y Servicios (TISA), más profundo y pretencioso que su antecesor. Un tratado para favorecer a los buitres del sistema financiero de Wall Street y la City de Londres, y sus mismos amos: las corporaciones multinacionales. ¿Para quién si no para ellos? Son, en resumidas cuentas, los únicos ganadores a costa de aquellos países en donde se instalan, de la globalización teledirigida desde los centros del “poder” material y quienes no padecen crisis alguna porque se apropian de los bienes del resto de países y pueblos completos.

Por eso la concentración de la riqueza en muy poquísimas manos, porque la globalización es sinónimo de desfalco. No obstante, las promesas de que los tratados son la panacea continúa. Engañabobos. Las primeras platicas se dieron a principios de 2012 entre países como Australia, Canadá Chila, Colombia, Costa Rica, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Lichtenstein, Nueva Zelanda, Noruega, Panamá, Pakistán, Paraguay, Perú, Corea del Sur, Suiza, Taiwán, Turquía, Estados Unidos, junto con los 28 integrantes de la UE; más de los que se pretenden incorporar el TTIP. Han avanzado, a sabiendas que WikiLeaks reveló que las negociaciones están vigentes.

La secrecía es una de las características del TISA, porque las negociaciones son a piedra y lodo; los cabilderos y representantes de los países saben que la gente no se chupa el dedo; por eso se hace a espaldas de la sociedad. No hay participación ciudadana, parlamentaria, sindical, de agencias de regulación, usuarios de servicios y demás que no tienen acceso a documentos o acuerdos tomados. Solo las corporaciones, para quienes va destinado el TISA.

¿A quién si no? Con información de la “red Nuestro Mundo No Está en Venta (OWINFS)”, ofrecemos algunos puntos. “El acuerdo TISA es un intento cínico orquestado por los principales promotores del ‘libre comercio’, y la apertura agresiva de los mercados para asegurar que los deseos de las corporaciones se cumplan, sin cambiar nada en la OMC, como han pedido los países más pobres.

“Las negociaciones del TISA siguen el libreto empresarial de utilizar los acuerdos ‘comerciales’ para perpetuar y tornar irreversibles las privatizaciones y promover fusiones, adquisiciones y la desregulación, asegurando un mayor control y extracción de ganancias de las economías nacionales y la economía mundial. Este acuerdo es el resultado de la presión sistemática de las corporaciones del sector bancario, energético, de seguros, telecomunicaciones, transporte, agua y otros servicios, a través de grupos de presión como la Coalición de Industrias de Servicios de EEUU y el Foro de Servicios Europeo.”

De este modo, se pretende una apertura del 90% en el sector de los servicios. Puesto que “los ‘servicios’ cubren una amplia gama de actividades, desde el transporte, las telecomunicaciones, construcción, venta al por menor, ingeniería, suministro de energía, distribución del agua, contabilidad, marketing, publicidad, el sector bancario y de seguros, la conservación de la naturaleza, ocio, museos, educación, salud, los servicios fúnebres y mucho más.” Los recovecos no son pocos: los corporativos podrán quizá, “defender sus derechos a lucrar, demandando directamente a los países, si se aprueba la propuesta de incluir un mecanismo de solución de diferencias inversor-Estado”.

Luego entonces, el sector financiero especulativo de EUA y la UE serían los principales beneficiarios del TISA. Los gobiernos tendrán que aceptar y pagar dinero del erario por bonos basura de la usura financiera. En mala hora se firmaría dicho Acuerdo cuyo origen es Wall Street y la City de Londres.

Correo: sgonzalez@reportemexico.com.mx

source : ALAI

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