Las dificultades de la integración

Las dificultades de la integración

Por Alberto Couriel, 22-7-15

Estamos viviendo un mundo internacional con diversas variaciones, donde comienza a existir un traslado de poder desde el Atlántico hacia el Pacífico, pero donde las grandes empresas transnacionales siguen concentrando poder. Estas empresas definen un tercio de la producción mundial y concentran dos tercios de las exportaciones mundiales.

Participan en el 80% de las cadenas de valor, de gran relevancia en el comercio mundial. Estos números son bastante significativos del poder de las grandes empresas transnacionales en el marco del actual capitalismo financiero.

Si analizamos relaciones de poder en el marco de los países nos encontramos con fuerte poder de EEUU, en etapa de declinación. En efecto, mantiene plenamente su hegemonía militar en el campo mundial y un gran predominio comunicacional, inclusive atendiendo a la actual penetración de Internet. Mantiene poder financiero con su moneda de reserva y con predominio de sus centros financieros.

Pero en materia comercial, China pasó a ser el primer exportador de bienes y de productos manufacturados. Se proyecta que en el futuro crecimiento mundial va a pesar más el consumo de Asia, que de esta manera sustituirá al consumo privado de los EEUU, que ha sido variable fundamental de las últimas décadas para el crecimiento mundial.

Surge nítidamente, en esta etapa histórica del capitalismo, una cierta rivalidad en diversos planos entre China y EEUU. En el plano comercial EEUU busca acuerdos para avanzar en distintos espacios económicos. El TPP con Asia incluye a los latinoamericanos de la Alianza del Pacífico, a Australia y Nueva Zelandia, a Brunei, Vietnam, y reciente entrada de Japón y Canadá. China a su vez tiene su propio acuerdo comercial comprehensivo donde están Australia y Nueva Zelandia, Corea del Sur, India y Japón.

A su vez EEUU intenta acuerdos comerciales con la Unión Europea y el TISA que es un acuerdo comercial para la liberalización de los servicios. Las propias grandes empresas transnacionales se encuentran detrás de estos acuerdos plurilaterales, que dejaron de lado la multilateralidad que ofrecía la Organización Mundial de Comercio.

Las dificultades de acuerdos en esta organización, a veces por actitudes de los propios países desarrollados, como la política agrícola de la Unión Europea, lleva a estos acuerdos plurilaterales donde las grandes potencias muestran su mayor poder.

¿Frente a esta realidad internacional cómo se ubica la América Latina? Por un lado tenemos la región de Panamá hacia el norte con economías estrechamente articuladas y vinculadas a la economía de los EEUU. Por otro lado, la América del Sur donde en la actualidad las relaciones comerciales con China son mucho más relevantes que con los EEUU. En los últimos 10 años el dinamismo de la demanda China, por minerales y alimentos, generó una fuerte suba de sus precios internacionales que facilitaron altas tasas de crecimiento económico en la región.

Pero además, China es el principal comprador internacional de la mayoría de los países de la región, y está generando instituciones financieras para competir con organizaciones que funcionan, en los hechos, bajo la dirección directa del gobierno de EEUU, como lo son el FMI y el Banco Mundial. También es objetivo que China nos compra recursos naturales y nos vende productos manufacturados con alto contenido tecnológico, que hay necesidad de modificar.

En la búsqueda de unidad regional se han creado dos instituciones políticas como la Celac y la Unasur, mientras que en el plano económico hay dos procesos de integración como el Mercosur y la Alianza del Pacífico. Estos dos procesos debieran buscar mecanismos de complementación más que de confrontación, como muchas veces aparecen en los medios de comunicación.

En este cuadro internacional soy un convencido de la necesidad de la unidad sudamericana. No soy neutral pero hago mis mayores esfuerzos para captar, con la mayor objetividad posible, la realidad de la situación.

La unidad es necesaria para ganar poder de negociación, aunque debemos reconocer que nuestras exportaciones se ubican en alrededor del 6% del comercio mundial. Tenemos el poder de nuestros recursos naturales, tanto agrícolas como mineros e importantes fuentes acuíferas.

Hoy no existe libertad de comercio, en la medida que los países desarrollados usan subsidios a sus exportaciones agrícolas, diversos mecanismos paraarancelarios para sus importaciones, incluyendo cuotas, contingentes, medidas sanitarias y de antidumping como elementos de protección, picos arancelarios, rubros sensibles y así sucesivamente.

Para alcanzar mayor poder de negociación se requiere propuestas comunes, coordinación de acciones comunes que hoy no se logran. Se requiere una estrategia de negociación y saber qué queremos obtener de acuerdos comerciales con EEUU, o con la Unión Europea, o con China. ¿ Qué alianzas para las negociaciones?

¿Podríamos jugar con China para enfrentar el gran poder del capitalismo financiero? ¿Podríamos jugar con EEUU para eliminar los subsidios a las exportaciones agrícolas cuyo mayor interés se mantiene en la Unión Europea?.

Necesitamos la unidad para avanzar en la integración económica, especialmente en la complementación productiva. Es imprescindible avanzar en exportaciones con más valor agregado y más contenido tecnológico.

Para ello es indispensable avanzar en las cadenas de valor, con grandes grados de avance en Asia. Para lograr avances de las cadenas de valor en la región, que hoy monopolizan las grandes empresas transnacionales como en la automotriz, hay que avanzar en los procesos de integración. Sin integración difícil avanzar en exportaciones de valor agregado y contenido tecnológico y en cadenas de valor.

Pero hay carencias en distintos niveles. Es muy difícil la actual coyuntura con las crisis económicas y políticas que se viven en Brasil y en Venezuela y las constantes violaciones a los tratados de Integración que comete la Argentina. No hay pensamiento estratégico ni estrategias de desarrollo que incorporen procesos de integración. No hay conciencia regional sobre los valores y necesidades de los procesos de integración. Esto es responsabilidad de los gobiernos que privilegian sus problemas nacionales y toman medidas que dificultan los procesos de integración.

Es responsabilidad de los partidos políticos, donde inclusive los de izquierda no le otorgan la prioridad necesaria. Es responsabilidad de los empresarios que no vislumbran los beneficios que pueden obtener a través de las cadenas de valor y los procesos de integración. Hay responsabilidad de los sistemas educativos y de los grandes medios de comunicación que generalmente profesan ideas anti integración. Sindicatos e intelectuales también tienen un papel relevante a cumplir.

Lograr pensamiento estratégico y conciencia regional son de las grandes tareas de futuro para avanzar en la integración regional. Es una tarea de mediano plazo que debe empezar cuanto antes. Si no es así, seguiremos dependiendo exclusivamente de nuestros recursos naturales y no tendremos la fuerza suficiente para las negociaciones internacionales. Los acuerdos de TISA y de Mercosur con la Unión Europea no nos ayudan a insertarnos internacionalmente colocando productos de alto contenido tecnológico.

source : La República

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