El ATP, geopolítica del fraude

El ATP, geopolítica del fraude

Por Salvador González Briceño, 7-10-15

Como los ladrones: en secreto. Esa es la estrategia para negociar acuerdos —o tratados— de “libre comercio”. Ya sabemos que de “libres” no tienen ni “jota”. Porque se hacen a espaldas de la sociedad y no solo de las asociaciones civiles, sobre todo de los trabajadores, de los productores del campo y la ciudad, incluso hasta de los exportadores —salvo de aquellos sectores afines a los políticos/negociadores de dichos tratados—, o cuando se trata de filiales de matrices, de las multinacionales de los países centrales.

Como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que engulló a México al “norte” del Continente, para retirarlo del “SUR” (con la promesa de Carlos Salinas de volverlo país del “primer mundo”), resultó un fiasco. No hay balances “positivos”, salvo para los más ricos, para el resto los logros están vedados. Hasta para aquellos empresarios que están ligados con el sector exportador, de ahí para abajo está el tiradero, una economía de desastres. Y si no, que lo digan todos los sectores económicos, incluidos los empresarios. Pobre México.

Es decir, que con la culminación de las negociaciones de este lunes 5 de octubre 2015, se abren los procedimientos para lo que sigue: los procesos legislativos para la aprobación del llamado Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (ATP), que se ha venido trabajando en secreto por representantes de 12 países, entre ellos México, como son: Australia, Canadá, Chile, Brunéi, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, comandados todos por los Estados Unidos de América (EUA).

Pues sí. Con el ATP (o TPP, siglas en inglés), que será firmado hacia el 2016 por los presidentes de los países suscriptores y entraría en vigor en 2018, se pretende un mercado del 40% del PIB mundial, 25% del valor de las exportaciones globales, 11% de la población del planeta, 799 millones de consumidores. Gran proeza.

El problema es que, como el TLCAN, el ATP o el TPP —lo mismo los TTIP o TISA, entre EUA y Europa— no rendirá frutos para los países socios o subordinados. Porque EUA se vuelve a imponer. EUA lleva el mando. Es un instrumento más de la geopolítica de y para el más fuerte. En otras palabras: los beneficios serán solo para las empresas estadounidenses, las farmacéuticas entre ellas. Porque EUA lleva la delantera, comanda, controla y gana.

Porque para EUA no hay acuerdo sin ventajas, como el TLCAN. Porque no hay tal “libre comercio”, es vil proteccionismo. No hay tales “ventajas de inversión y empleo” para los participantes. El pacto rompe barreras comerciales, impone normas laborales y ambientales y protege la “propiedad intelectual” de las corporaciones multinacionales. ¿De quién? Las estadounidenses. Lo contrario no existe.

Por eso mismo Barack Obama se apresuró a declarar que, una vez suscrito el ATP “China ya no dictará las reglas de la economía global”. Más eso es una falacia. EUA no podrá contener la dinámica productiva ni comercial china con acuerdos comerciales como éste, porque el saldo sería el mismo que el cerco a Rusia desde el viejo continente: dañino para la propia economía europea. Es, entonces, un acuerdo más de la geopolítica del fraude.

source : El Punto Crítico

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