Una unión fracturada por el TLC

Una unión fracturada por el TLC

Por Martín Natalevich | 30-10-17

Los europeos están divididos entre los que empujan y los que retrasan el acuerdo con el Mercosur.

Cuando en el primer semestre de 2016 se comenzó a hablar en voz alta sobre la posibilidad de encaminar de una vez por todas un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Mercosur y la Unión Europea, algunos diplomáticos uruguayos subrayaban un hecho novedoso que auspiciaba la posibilidad de negociar con seriedad: por primera vez en muchos años Brasil y Argentina estaban alineados en este tema.

Si a una organización regional como el Mercosur, que está conformada apenas por cuatro países (Venezuela está suspendida), le costó tanto consensuar un espíritu negociador, era presumible que a una institución de 28 estados le resultara difícil ponderar los diversos intereses de todos sus miembros.

La Unión Europea –paladín del institucionalismo liberal–está dividida en la actualidad en, al menos, dos grandes bloques de países que exhiben posturas diferentes en la negociación que está en curso con el Mercosur. Ni el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ni la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, han podido mitigar los efectos de esa grieta con sus declaraciones políticas que empujan el acuerdo.

La división europea se hizo tajante en las últimas semanas, en un momento en el que las conversaciones entran en su etapa final con temas de particular sensibilidad para las partes. Mientras que un grupo de estados liderados por Francia pone obstáculos a la oferta con preferencias arancelaria para carnes y etanol, otro bloque liderado por Alemania insiste en aprovechar "la ventana de oportunidad" que brinda el presente.

La resistencia

Austria, Francia, Hungría, Irlanda, Luxemburgo, Polonia, Rumania, Eslovenia y Eslovaquia emitieron una nota el 4 de octubre, mientras se negociaba en Brasilia, en la que recordaron las conclusiones de un estudio que hizo la Comisión Europea y que fue publicado en noviembre de 2016 sobre el futuro impacto económico de acuerdos comerciales sobre la agricultura de los países de la Unión Europea. El informe dejó "en claro", dice la nota, que estos tratados "crean riesgos importantes para los sectores agrícolas y resultarán en un deterioro del balance comercial de la Unión Europea" al tiempo que "bajan los precios de mercado para productos vulnerables, especialmente carne, etanol, azúcar y pollo".

"Catorce ministros de Agricultura llamaron, el 12 de junio de 2017, a tener una mayor coherencia entre el comercio exterior de la Unión Europea y las políticas agrícolas internas, mientras se define su tratamiento en las negociaciones comerciales, como por ejemplo las cuotas que la Unión Europea puede ofrecer", afirmó la nota.

Estos países pretenden que antes de que el bloque europeo ofrezca cuotas al Mercosur se debe elaborar un método para definir el máximo nivel de concesiones posibles en materia de volumen, composición y tarifas. Los estados proteccionistas piden tomar en cuenta todas las concesiones ya realizadas, aquellas que están comprometidas en negociaciones en curso y las que se prevén como parte de futuras tratativas para cada producto.

La Unión Europea tiene más de 30 acuerdos de diferente tipo negociados y en funcionamiento, 11 en proceso de ratificación (con organizaciones y países), cuatro que están siendo actualizados, y 10 en proceso de negociación (con organizaciones y países).

En la agenda tienen, además, previsto negociaciones con Australia y Nueva Zelanda, dos competidores para los productos uruguayos. Estos más de 50 tratados comerciales de diferente tipo y alcance hace que la organización europea negocie con unos 160 países. Fuera de su radar quedan apenas unos pocos países asiáticos.

Los que empujan

En la otra vereda, una nota firmada por República Checa, Dinamarca, Alemania, Italia, Portugal, España, Suecia y el Reino Unido alertó que la Unión Europea no debía "perder la oportunidad" de avanzar a la próxima ronda de negociaciones.

"Tenemos la visión de que la Unión Europea debe beneficiarse de la innegable ventana de oportunidad actual de concluir las negociaciones con el Mercosur, después de años de negociaciones y del rápido advenimiento de cambios profundos que los países del Mercosur están experimentando a nivel político y comercial", afirmó la nota.

La nota reconoció que el bloque sudamericano tuvo un proceso de "reflexión" interno importante sobre las negociaciones con la Unión Europea y está determinado a "liberalizar" algunos sectores que son importantes para el bloque europeo. "Tenemos que sacar ventaja del momento político actual", reiteró la nota.

Este grupo de países entendió que, en virtud de lo antes dicho, era momento de mejorar las ofertas de ambos lados.

"Posponer la inclusión de cuotas de algunos productos agrícolas sensibles (alcohol y etanol) en la oferta enviará un mensaje muy negativo sobre la importancia que la Unión Europea le da a estas negociaciones", reconoció la nota.

Estos países reafirmaron su compromiso de que las negociaciones concluyan "a tiempo" y en un acuerdo "ambicioso y balanceado" para "mostrarle al mundo que la Unión Europea sigue apoyando el comercio como uno de los principales motores de crecimiento".

Cuál de las dos posturas triunfará es un tema relevante para el Mercosur, que aguarda una nueva ronda de negociaciones, el 6 de noviembre en Brasilia, con la esperanza de que los importantes avances que ya se lograron en varios capítulos no se tiren por la borda.

Pero para que ello suceda los europeos deberán subir la oferta de 70 mil toneladas para la carne que hicieron la última vez.

source : El Observador

Printed from: https://www.bilaterals.org/./?una-union-fracturada-por-el-tlc