Chile pelea cuerpo a cuerpo contra el TPP11
Luciana Ghiotto [1]
16 de Abril de 2019
Chile vive hoy días políticos convulsionados dado el acalorado debate por la ratificación parlamentaria del Tratado Transpacífico, conocido como TPP11. Este tratado fue firmado en su versión de 11 países en marzo de 2017, empujado entonces por el gobierno de Michelle Bachelet. Desde la firma, comenzó en Chile una batalla sobre el TPP11, que está teniendo estas semanas su punto más álgido. Luego de que el Poder Ejecutivo lo presentara para ser tratado en el pleno de Diputados en marzo, el proyecto fue reenviado por los propios diputados para ser rediscutido en tres comisiones, Agricultura, Trabajo y Constitución; en las dos primeras el proyecto fue rechazado. Esto ha mostrado que el TPP11 no tiene hoy consenso político en Chile. Las fuerzas de los partidos mayoritarios chilenos, proclives al libre comercio, están divididas sobre el proyecto, además de que este ya ha recibido su total rechazo por las bancadas de los partidos de izquierda y progresistas.
La discusión de los últimos 2 meses estuvo plagada de actos vergonzosos por parte de los miembros de la Cancillería chilena, que se vieron acorralados por las críticas. Con diversos actos mostraron, por un lado, el desconocimiento del tratado que están defendiendo, así como el uso de todas las presiones y mentiras para salir en su defensa. La posición oficial de la Dirección General de Negociaciones Económicas Internacionales (DIRECON) plantea que la actual puesta en cuestión del TPP11 está sostenida sobre “dudas y desconocimiento” del tratado, quitando así fuerza a los sobrados argumentos que desde el movimiento social se vienen dando a conocer desde hace años. Por otra parte, los funcionarios de esta Dirección fueron varias veces acorralados por representantes de la socidad civil en las comisiones del Congreso. Recientemente, en la Comisión de Trabajo el Director de la DIRECON, Rodrigo Yáñez, debió reconocer que el capítulo de Asuntos Laborales sólo hace refrencia a estándares laborales mínimos de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que en verdad no obliga a los estados a que respeten sus propias leyes laborales.
Por otra parte, el acorralamiento se ha hecho sentir sobre el gobierno, obligándolo a redoblar la campaña mediática en favor del TPP11. Recientemente diversos referentes de la derecha chilena se han visto obligados a dar su apoyo público al tratado, como el ex presidente Eduardo Frei, quien sostuvo que el TPP11 debía ser aprobado el año en que Chile organiza la Cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico). También salió en su defensa la Fundación Chilena del Pacífico, grupo de presión de grandes empresarios como el emporio Grupo Luksic, sosteniendo que el rechazo al TPP11 se debe a “la desinformación y las consignas vacías de contenido”. Estos hechos son inéditos en Chile, país cuyos últimos gobiernos han tenido un acuerdo general en los supuestos beneficios de los TLC, haciendo que hoy Chile sea el país del mundo con mayor cantidad de tratados en vigencia.
Pero el TPP11 es el peor de todos los TLC firmados. Desde que el tratado comenzó a ser negociado en 2012, originariamente con EEUU, el movimiento social regional encendió las alarmas de alerta. Rápidamente se constitiyeron en México, Perú y Chile las plataformas y convergencias “Mejor sin TPP”, con el eje puesto en la necesidad de compartir estrategias de acción. El análisis era unívoco: el TPP es un Tratado de Libre Comercio (TLC) que trae en sus 30 capítulos los temas más avanzados de privatización y desregulación, impactando de modo directo sobre el acceso a las semillas, los medicamentos, los servicios básicos e incluso los datos personales. Por eso, el TPP tenía que ser detenido; para ello se debía construir el sujeto político que se opusiera al tratado en cada país. El trabajo de tejer redes y contactos por parte de la Plataforma Chile mejor sin TLC dio pie finalmente a la constitución de un gran frente “No al TPP11” conformado por movimientos ambientalistas, sindicatos, partidos políticos, organizaciones feministas, entre otras, que vincularon sus temas de trabajo cotidiano con el TPP11.
La pelea que se está dando hoy en Chile es poco conocida fuera del territorio nacional. Pero se debe comprender que sin dudas se trata de la pelea más relevante contra los Tratados a nivel regional de los últimos años. Y es que el TPP11 no es cualquier tratado: es el peor Tratado de Libre Comercio de la historia, porque es el que más cristaliza los privilegios corporativos y de los inversores extranjeros, restringiendo los derechos de los pueblos a tener una vida digna. Lo que suceda en Chile va a tener efecto cascada en toda la región, en un contexto donde los presidentes aceptan la liberalización como el único plan posible, y se multiplican las nuevas negociaciones especialmente de cara a los países del Pacífico.
Hoy, las organizaciones y redes regionales y globales que damos la batalla contra los TLC tenemos que apoyar y demostrar abiertamente nuestra solidaridad con el movimiento social chileno. El modo en que termine esta batalla política va a tener un alto impacto sobre el camino de la liberalización en el resto de los países de nuestra región.