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’Pacta sunt servanda’ en banano

Por Andrés Espinosa Fenwarth

El estruendoso fracaso de la Ronda Doha vino acompañado para nuestra sorpresa de la desconcertante declaración de Peter Power, portavoz del comisario de Comercio de la Unión Europea, en el sentido que "este acuerdo no era independiente de la Ronda Doha, por lo que por ahora no existía un pacto en torno al banano".

La historia reciente de este viacrucis legal se remonta a los dos fallos arbitrales promovidos por Colombia y otros países productores de banano de América Latina en el 2005, mediante los cuales la OMC condenó el régimen de banano de la Unión Europea.

La Comisión Europea desatendió estos fallos arbitrales y elevó el arancel que le cobra al banano de nuestra región de 75 euros por tonelada a 176 euros por tonelada desde el primero de enero del 2006, y al mismo tiempo, le concedió una cuota de 775 mil toneladas sin aranceles a los países del África, Caribe y Pacifico (ACP). Este régimen fue posteriormente objeto de dos fallos adversos en la OMC, impulsados exitosamente por Ecuador y Estados Unidos, laudos que también fueron desechados.

Colombia tomó un camino paralelo en busca de una solución satisfactoria, pues decidió acudir a los Procedimientos de Solución de Diferencias para países en desarrollo de abril de 1966.

Las consultas iniciales con la Unión Europea fracasaron según lo esperado. Colombia decidió entonces pasar a la fase de Buenos Oficios por parte del director general de la OMC, Pascal Lamy.

Luego de 38 sesiones de consulta realizadas durante este año, Lamy presentó el 18 de julio un proyecto de solución a esta disputa denominado ’Acuerdo de Ginebra en Banano’. Colombia lo apoyó de manera inmediata como una solución independiente de la suerte de la Ronda Doha.

El Acuerdo mismo así lo establecía, pues en todo momento se previó el eventual colapso de las negociaciones.

Los otros países productores de banano de Latinoamérica, liderados por Costa Rica, decidieron no acogerlo inicialmente e intentaron ligar la solución a la disputa de banano a la definición de las modalidades de acceso a los productos tropicales en la Ronda Doha.

A final de la semana siguiente, este grupo de países entre los que se encontraban Ecuador, Guatemala y Panamá, giraron en redondo y con sentido común aceptaron el proyecto Lamy con menores modificaciones.

Se producía así el necesario consenso entre todos los productores de banano de la región y la Unión Europea, con lo cual se pondría fin, eso esperábamos entonces, a la más agria disputa comercial de nuestro tiempo.

La Comisión Europea, bajo la presión de los países ACP, decidió hundir el Acuerdo al ligarlo al fiasco de Doha. Desconoce así la consigna Pacta sunt servanda acuñada en las épocas de la antigua Roma, según la cual "lo pactado obliga" y "los pactos deben honrarse", cuya obligación en banano dimana del consentimiento mutuo (del latín consensus).

Con paciencia republicana, esperamos que la palabra empeñada por Europa se vuelva realidad.

Fuente: Portafolio


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