El 7 de junio de 2008, Canadá concluyó las negociaciones de un acuerdo de libre comercio (TLC) con Colombia. El gobierno canadiense ha impulsado este acuerdo afirmando que "Colombia es un mercado establecido y creciente para los exportadores canadienses (por ejemplo, trigo, legumbres, cebada, productos químicos, productos de papel, y maquinaria pesada) y los proveedores de servicios (sectores de la minería, petróleo y gas, ingeniería, información y comunicación), así como un destino estratégico para las inversiones directas canadienses (minería, exploración petrolera, impresión y educación)."
Canadá también ha dicho que el TLC "promoverá un ambiente más estable y previsible para las inversiones en Colombia." Muchos colombianos y canadienses piensan de otra manera, y creen que la inversión y las ramificaciones económicas del TLC dará lugar a más inestabilidad y a un aumento de las violaciones de los derechos humanos en un país plagado de violencia y conflictos. Los intereses mineros canadienses, por ejemplo, se beneficiarán mucho de la igualdad de trato en la explotación de los recursos naturales de Colombia. Pero en un país donde los sindicalistas y activistas laborales son sistemáticamente amenazados y asesinados, muchos expresan que la participación de los intereses de las empresas canadienses sólo aumentará la persecución ilegal de los que luchan por justas condiciones de trabajo y otras causas relacionadas. La explotación de minerales tal como se está desarrollando en la ciudad de Marmato por la canadiense Colombia Goldfields amenaza el desplazamiento de comunidades enteras con el fin de facilitar la minería, en un país en el que se calcula que existen ya más de 3 millones de personas internamente desplazadas.
Las relaciones comerciales Canadá-Colombia son nominales en comparación con las de otros países, superando apenas los mil millones de dólares en comercio cada año. Sin embargo, en términos de los sectores que participan en megaproyectos, como la minería, el petróleo y el gas, las multinacionales canadienses se encuentran entre los principales protagonistas.
En relación a la promoción de este TLC por Canadá, Michael Hart, profesor de la Universidad de Carleton en Ottawa, dice, "Es un gesto político (en nombre del gobierno de Harper) hacia un gobierno asediado en Colombia". La cuestión es si el gobierno de Uribe, con su guerra civil con una ofensiva de los grupos guerrilleros, apretones de manos con paramilitares, y la guerra sucia contra sindicalistas, la izquierda política y los defensores de los derechos humanos, es el tipo de régimen "asediado" con que Canadá debe estar teniendo “gestos” de amistad.
Todo el proceso de negociación ha sido secreto, no hubo ningún borrador del texto del acuerdo para discutir y el acuerdo se celebró sin esperar un informe de evaluación de la Comisión Permanente de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional.
Ha existido una mínima cobertura de los medios de comunicación y la mayoría de los canadienses no son concientes de la existencia de este acuerdo.
El Tratado fue firmado por el Gobierno de Canadá el 21 de noviembre del 2008 con una fuerte crítica de los partidos de la oposición y con la condena de las organizaciones de la sociedad civil de Colombia. Entró en vigencia el 15 de agosto del 2011 y para el gobierno de Colombia el mismo resulta estratégico pues facilitaría la aprobación de otros TLC que tienen mayor importancia para él como el de Estados Unidos o la Unión Europea.
última actualización: mayo de 2012
Photo: Hour.poing/Wikimedia/CC BY-SA 3.0