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Guatemala: El cultivo de maíz para etanol amenaza la alimentación, la cultura y el ambiente

CERIGUA, 15/05/2007

El cultivo masivo del maíz, con fines de producción de combustible, es una grave amenaza para la seguridad alimentaria de las y los guatemaltecos, la cultura ancestral y el medio ambiente, indicaron organizaciones campesinas e indígenas, al subrayar que en Guatemala se profundizará la desnutrición, el hambre y la pobreza extrema, principalmente en las áreas rurales.

Carlos Arreaga, del Consejo Campesino Kabawil (CCK), organización miembro de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), dijo que el nuevo riesgo es una de las tantas consecuencias negativas del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre República Dominicana, Centroamérica y los Estados Unidos (EEUU).

Guatemala se perfila como un gran exportador de maíz, mientras que se pone en riesgo de más hambre y desnutrición a grandes sectores de la población, porque el aumento de la producción no está enfocado hacia las necesidades de alimentación, sino a la producción de combustible barato para satisfacer principalmente los intereses de los EEUU, agregó Arreaga.

Los terratenientes y los latifundistas guatemaltecos se van a dedicar al cultivo del maíz para exportarlo a los productores de etanol, por lo que el campesinado indígena, carente de tierras suficientes para sus siembras de autoconsumo y comercialización menor, será afectado aún más; el precio del grano básico subirá en el mercado ante el incremento de las exportaciones, anticipó el dirigente de CCK.

Arreaga concluyó que está en peligro la nutrición diaria de las y los campesinos indígenas, mientras que se afecta valores culturales, porque el maíz es concebido como un alimento humano, en tanto que el concepto del etanol implica requerimientos de los carros e intereses económicos.

Daniel Pascual, dirigente del Comité de Unidad Campesina (CUC), dijo que el etanol es la respuesta de las grandes potencias a la crisis provocada por su falta de control sobre la producción petrolera, por lo que optaron por el empleo del maíz y otros productos vegetales para dotarse de combustible, sin que les importe las consecuencias negativas para las personas, la seguridad alimentaria y el medio ambiente.

Pascual concluyó que la producción de biocombustible está enmarcada en las políticas neoliberales de acumulación mundial de bienes y riquezas, en detrimento del futuro de las personas, las culturas y el planeta.


 source: Argenpress