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¿ Arde Mercosur?

Por Andrés Espinosa Fenwarth

La cumbre de mandatarios del Mercado Común del Sur (Mercosur) efectuada a finales del mes pasado en Mendoza, Argentina, prendió las alarmas en torno del futuro del principal proceso de integración de la región creado por el Tratado de Asunción en 1991.

Los jefes de Estado de Argentina, Brasil y Uruguay invocaron el Protocolo de Ushuaia de 1998 relativo al “Compromiso Democrático” en Mercosur para suspender la participación de Paraguay en sus órganos decisorios hasta las elecciones presidenciales del 23 de abril de 2013. Mientras tanto, se verificará el pleno restablecimiento de la democracia, afectada según el texto de esta providencia, por la deposición del presidente paraguayo Fernando Lugo.

Esta decisión política permitió desatar el nudo gordiano empleado por el Senado de Paraguay desde el 2006, que se oponía al ingreso de Venezuela a Mercosur alegando la violación de los derechos humanos. Los tres mandatarios suramericanos le dieron así luz verde al proceso de incorporación de Venezuela como Estado-parte de Mercosur, cuya adhesión se protocolizará en reunión especial convocada para finales del mes en Rio de Janeiro.

Además del delicado impasse político con Paraguay, Mercosur afronta un dilema existencial ligado al ingreso de Venezuela. El Tratado de Asunción de 1991 dispone que las adhesiones “serán objeto de decisión unánime de los Estados-partes”; el Tratado de Oro Preto de 1994 estipula que “las decisiones de los órganos decisorios serán tomadas por consenso en presencia de todos los Estados-partes”; por último, el Protocolo de Caracas de 2006 conviene que su entrada en vigor se perfeccionará “a partir de la fecha del depósito del quinto instrumento de ratificación”, es decir, de la aceptación de Paraguay.

Al contrastar estas obligaciones jurídicas con las resoluciones adoptadas en la cumbre de Mendoza, se advierten visos de ilegalidad vinculados con el marginamiento de Paraguay a la hora de acordar la adhesión de Venezuela. Estas inconsistencias han sido reconocidas por el actual canciller de Uruguay, Luis Almagro. Para calmar las aguas, el presidente de Uruguay, José Mujica, salió presto y manifestó que asumía la responsabilidad por la adhesión de Venezuela a Mercosur, indicando en el diario El País de Montevideo que “lo político superaba largamente lo jurídico”.

Venezuela tiene hasta mediados de 2016 para adoptar íntegramente el acervo normativo de Mercosur, incluido el programa de liberalización comercial y el arancel externo común para terceros países, con lo cual tendrá que ajustar su estructura arancelaria. El ingreso de Venezuela a Mercosur generará una desviación de comercio al interior del bloque comercial que impactará adversamente el Acuerdo de Alcance Parcial suscrito con Colombia en noviembre de 2011 –pendiente aún de aprobación legislativa- colisión que es perentorio evaluar, digerir y subsanar.

Fuente: Potafolio


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