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El tratado de libre comercio y la agricultura peruana

Prólogo de un mal acuerdo

Las negociaciones para el Tratado de Libre Comercio Perú - Estados Unidos han culminado, al menos por el momento, y aunque no está todo dicho respecto a su aprobación se pueden sacar algunas conclusiones respecto a cómo se llevaron a cabo dichas negociaciones.

De antemano, es necesario resaltar el hecho que Perú salió a ‘negociar’ el tratado con un sólo objetivo: firmarlo a como dé lugar; ¿cuáles eran las razones para esa postura por parte del Gobierno? es algo que se discute, mientras que sí se pueden identificar las que mueven a EE.UU. que ha venido negociando acuerdos bilaterales con varios países de la región.

¿Qué busca lograr Estados Unidos con los TLC? Según Robert Zoellick, representante de Comercio de EE.UU.: “conseguir acuerdos comerciales que abran mercados para beneficiar a sus granjeros, trabajadores, negocios y familias (sic). Además, eliminar obstáculos al comercio y la inversión, incluyendo la inadecuada protección a los derechos de propiedad intelectual, las altas tarifas para los productos agrarios, el injustificado uso de medidas sanitarias y fitosanitarias, las prácticas restrictivas en licencias, el trato discriminatorio a la inversión y las limitaciones de acceso a los proveedores de servicios (sic)”.

En la práctica, los TLC que EE.UU. tiene con Latinoamérica buscan fortalecer su posición no sólo económica frente por ejemplo a los países de la Unión Europea y bloques (Mercosur), sino también incrementar su influencia geopolítica en la región.

• La transparencia

Un aspecto que caracterizó la negociación del TLC en Perú, fue la falta de información y transparencia por parte del Gobierno. Los spots publicitarios, los anuncios presidenciales y del ministro Alfredo Ferrero -jefe del equipo negociador- se centraban casi exclusivamente en los beneficios a la exportación, sin mencionar que el tratado comprende una serie de puntos que incluyen políticas, inversiones, propiedad intelectual, etc.

Viendo las negociaciones -y las intenciones de los participantes-, se puede desprender que Perú, así como Ecuador y Colombia, con quienes en principio se negociaría un TLC Andino, fueron casi forzados a hacerlo, en vista de la clara amenaza que representaba el vencimiento de ATPDEA, cuyos beneficios no serían renovados.

Gracias a los esfuerzos de instituciones y organizaciones de la sociedad civil se ha podido tener acceso a información sobre los impactos del TLC. A continuación, trataremos de explicar algunos detalles técnicos de ese documento, tomando como referencia el capítulo Agropecuario, que nos concierne de manera más directa:

• Los subsidios

La Organización Mundial de Comercio (OMC) ha buscado una liberalización total de la economía mundial, y para ello instó a que se eliminen los subsidios a productores. Los países desarrollados, como Estados Unidos o la Unión Europea, otorgan subsidios a sus agricultores (en EEUU, el apoyo en 2004 llegó a representar hasta 70% del precio del producto, logrando así producir grandes excedentes, que además ingresan con precios muy bajos, ocasionando una distorsión en el mercado internacional.

En teoría, un TLC se basa en la apertura de mercados para que exista una competencia justa. Sin embargo, los países desarrollados exigen una apertura total de mercados, además de otras medidas relacionadas, pero mantienen la protección a su agricultura (EE.UU. fue muy claro al respecto; las medidas referidas a subsidios a la agricultura sólo se discuten en la OMC).

Ahora bien, dichos subsidios no se aplican a toda la gama de productos agropecuarios que se producen en EE.UU., la medida está centrada en un grupo de productos, que precisamente representan los de mayor importancia. Es decir, los que se exportan en grandes volúmenes: lácteos, carnes, cereales, algodón.

• Los términos de la negociación

En el país (y en la región) se aplican mecanismos que nos protege de las claras desventajas o distorsione del mercado internacional; el Perú las perdería pues en las negociaciones, EE.UU. ha conseguido que renunciemos a ellas. Veamos lo que establece el TLC:

Si un país tercero exporta con subsidios a una de las Partes (o sea, nosotros), la otra Parte se reserva el derecho de volver a instaurarlos.

Más de 2/3 de las partidas estarán libres de aranceles inmediatamente. Las pocas partidas en las que se ha logrado plazos más largos son las de productos sensibles (lácteos, arroz), pero los volúmenes permitidos para la importación compensan dicha prolongación.

Perú no aplicará el sistema de Franja de Precios, con el que se estabilizaban los precios de los productos alimenticios.

La Salvaguardia Agrícola Especial (SAE) es una medida de protección para cuando los precios son muy bajos o los volúmenes de productos ingresados son muy grandes. Pero en el Acuerdo, la SAE (que es reconocida en la OMC) se activará sólo cuando los volúmenes sean grandes, y se aplicará sólo a 36 partidas. Además, sólo se podrán aplicar una vez, y dentro del plazo de desgravación.

Las cuotas son volúmenes de importación permitidos durante los períodos de desgravación. En este caso, en varios productos, aunque no llega a ser el 100% del consumo, los volúmenes permitidos son tan grandes que representan una amenaza.

Definitivamente hay sectores beneficiados, como el de las hortalizas y frutas frescas. Pero hay sectores perjudicados, y tal parece, que serían los pequeños productores en particular aquellos que no logren niveles básicos de asociatividad.

Hay que dejar en claro que la exigencia de varios sectores por mejorar los términos de negociación del TLC no pretenden poner trabas y obstáculos por si mismos sino obtener que los beneficios alcancen al conjunto de los actores económicos.

Por eso, es necesario reconocer que en el sector agropecuario se ha hecho una inadecuada negociación, que pondría en riesgo a varios productos sensibles y a miles de productores involucrados.

El Gobierno ha desestimado y minimizado esos impactos y, en contraparte, se ha empeñado en justificar su actuación diciendo que “es lo mejor que nos podría suceder”.

Desde luego, un TLC puede ser visto como una oportunidad, pero, a juzgar por lo señalado por varios analistas, el no firmarlo no significará necesariamente una catástrofe para el país, y más bien deberíamos pensar en llevar a cabo medidas que fortalezcan los diferentes sectores (la Agenda Interna), para así poder aprovechar mejor las oportunidades a las que podamos acceder.

Patentes y biodiversidad en el TLC Perú-EEUU

El Capítulo sobre Propiedad Intelectual aborda el tema de patentes, y dentro del mismo está comprendido el delicado tema de la biodiversidad, que también ha sido mal negociado.

• Lo que EEUU busca incluir en sus acuerdos (dos casos)

Chile, que firmó un TLC con EEUU en 2004, tuvo que incluir en su legislatura las patentes vegetales (Art. 17.9.2): “Cada Parte realizará esfuerzos razonables [...] para elaborar y proponer legislación [...] que permita disponer de protección mediante patentes para plantas...”.

El TLC Perú-EEUU, que presenta varias similitudes en el texto del mismo capítulo, indica: “... cualquier Parte que no otorgue protección mediante patentes a plantas [...] realizará todos los esfuerzos razonables para otorgar dicha protección... Cualquier Parte que otorgue protección mediante patentes a plantas o animales a la fecha, o después de la entrada en vigor de este Tratado, deberá mantener dicha protección”. (Art. 16.9.2).

Asimismo, en ambos casos se insta (Art. 16.1.3 (c)), a que las Partes accedan o ratifiquen el Convenio internacional para la protección de especies vegetales (Convención UPOV, 1991), aunque Estados Unidos es miembro desde hace más de 20 años del mismo.

• ¿Qué es UPOV?

La Unión para la Protección de Nuevas Obtenciones Vegetales es un acuerdo multilateral que proporciona normas para la protección de la propiedad intelectual sobre las nuevas obtenciones vegetales de los fitomejoradores en el ámbito nacional. En las 3 revisiones que se han tenido (la última en 1991, que tiene muchas restricciones y es la única opción con la que se aceptan nuevos miembros), dichas protecciones se han incrementado, siendo muy similares a las de las patentes (en realidad, se buscaba equipararlas). UPOV ofrece la Protección de Variedades Vegetales (PVV), por la cual los fitomejoradores obtienen control comercial sobre los materiales vegetales de la variedad que hayan mejorado. También implica que los agricultores deben pagar regalías cada vez que compran semillas, además de no permitirles intercambiarlas fuera del circuito comercial.

• El ADPIC (o TRIPS)

Dentro del artículo citado (16.9.2 del TLC Perú-EEUU), se establece previamente que: “Nada en este Capítulo se entenderá como que impide a una Parte excluir de la patentabilidad invenciones según se establece en los Artículos 27.2 y 27.3 del Acuerdo ADPIC”.

La OMC tiene el acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados al Comercio (ADPIC o TRIPS, por su sigla en inglés), con el cual obliga a todos los países miembros (Perú y EEUU lo son) a brindar protección a la propiedad sobre variedades vegetales en el ámbito nacional, bien sea a través de patentes o mediante "un sistema sui generis eficaz" (el artículo 27.3 referido).

Ahora, bien, dicho acuerdo no determina con claridad tal sistema, aunque los países industrializados tenían presente el acuerdo UPOV al establecerlo (buena parte de UPOV son países ricos). Según el Acuerdo, para enero de 2000, 69 países en vías de desarrollo miembros de la OMC deberían haberlo aplicado, y aunque los países sureños han presentado propuestas para mejorarlo, nada se ha visto reflejado en el mismo.

Así, aunque la mencionada cláusula de ADPIC se supone que es flexible, las únicas alternativas a seguir son las medidas establecidas por la UPOV, lo cual ha motivado que más de 50 países se hayan unido o estén en vías de hacerlo. Esta presión también es ejercida por los países industrializados, que mediante la OMC y acuerdos regionales y bilaterales (TLC) buscan la uniformización de las leyes de propiedad intelectual.

• El Acuerdo sobre Biodiversidad

Como se ha visto, Perú se ha comprometido a hacer todos los esfuerzos para establecer una legislación para la protección de patentes de plantas y animales, además de mantener dicha protección una vez establecida.

Como paliativo, se ha firmado un Acuerdo (Entendimiento), que no está incluido en ningún capítulo, y en términos concretos, no significa realmente nada, o peor quizás.

El Acuerdo respecto a Biodiversidad y Conocimientos Tradicionales reconoce la importancia del conocimiento tradicional y biodiversidad así como la contribución potencial del conocimiento tradicional y biodiversidad al desarrollo cultural, económico y social. Luego establece la importancia de obtener consentimiento informado de la autoridad pertinente previamente al acceso a los recursos genéticos (o sea, acceso mediante un acuerdo); la distribución equitativa de los beneficios derivados y la promoción de la calidad del examen de las patentes, para asegurar que satisfagan las condiciones de patentabilidad.

Es necesario estar alerta a las sutilezas del tratado por ejemplo que no haya obligación, pues sólo se indica que “Cada parte procurará encontrar medios...”) de:

 compartir información relevante en la patentabilidad, ni de suministrar (o acceder) a bases de datos que contengan información relevante, o

 de informar a la autoridad examinadora pertinente para hacer referencia sobre el estado de la técnica que pueda tener alguna relación con la patentabilidad.

• El papel de Perú

Perú solía mantener una postura firme y respetada respecto a los temas de biodiversidad y conocimientos tradicionales. Hasta que se negoció el TLC. La situación en la que el país ha quedado frente a la comunidad internacional en materia de biodiversidad es lamentable, aunque previsible para muchos, pues hemos cedido en todos los puntos que la agenda norteamericana buscaba imponer.

Una Breve cronología del TLC Andino PERU - EE.UU.

En principio, ante el anuncio de Estados Unidos de no renovar las preferencias del acceso a su mercado con el ATPDEA (Acuerdo Andino de Promoción de Mercado y Erradicación de la Droga), Colombia, Ecuador y Perú iniciaron las conversaciones para un TLC en diciembre de 2003.

Alejandro Toledo, presentó al equipo negociador después de la primera ronda (mayo de 2004) y lo instó a firmar el acuerdo “sí o sí” antes de fin de año o, “a más tardar”, en febrero de 2005.

Sin embargo, a pesar de estar negociando en bloque lo que sería un TLC Andino-EE.UU., Toledo declaró su intención de firmar un acuerdo por separado si los otros países no aceleraban las cosas.

En el país, no se informaba realmente de los alcances e impactos, además de que Estados Unidos no cedía en casi ninguna de las proposiciones peruanas. El ministro Alfredo Ferrero inclusive llegó a decir que no firmar el TLC sería el ‘Katrina’ de la economía peruana, y que quienes se oponían a él favorecían al terrorismo y al narcotráfico.

Según lo observado hasta el momento, y lo comentado por el presidente, la firma del Tratado se pospondría hasta después de las elecciones.


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