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La demora para iniciar la negociación del TLC responde a temas internos de China, dice el gobierno

Por Clara Lussich | 12-11-22

La demora para iniciar la negociación del TLC responde a temas internos de China, dice el gobierno

Más de un año después del anuncio inicial y con un estudio de factibilidad positivo el acuerdo aún no se concreta, ¿qué rol jugará Lula desde el Mercosur a partir de enero?

En medio de un escenario global que parece haber superado la crisis del covid-19 que comenzó en China, el país asiático gana cada vez más territorio a nivel comercial en todo el mundo y Uruguay no quiere ser ajeno a eso. El sector industrial local espera con ansias la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con su principal socio comercial que se gestó oficialmente en setiembre de 2021 y que, por ahora, no parece concretarse.

Es verdad, hubo avances. En julio de este año el presidente Lacalle Pou anunció que el estudio de factibilidad realizado por ambos países durante meses había arrojado resultados positivos y, por lo tanto, solo restaba comenzar con las negociaciones oficiales. A esto se le sumó el visto bueno de la oposición, que vio positivamente la ejecución del tratado a pesar de que lo cree “difícil” (ver aparte). Luego, en setiembre el canciller Francisco Bustillo se reunió con el embajador chino Wang Gang y se anunció que las negociaciones oficiales comenzarían “a la brevedad”. Hubo hasta un tuit del ministerio con la foto de los dos. Pero no. Esta semana Bustillo se volvió a reunir con Gang y el mensaje en las redes sociales de la Cancillería fue que “en el futuro cercano” se comenzaría con la negociación del TLC.

“El futuro cercano” es la misma elección de palabras que hizo Lacalle en la conferencia de prensa de julio pasado en referencia al mismo tema. Y ese “futuro cercano” parece no haber llegado porque las negociaciones oficiales para que se concrete el TLC todavía no han comenzado, ¿por qué?

Según supo El País a través de fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores, la demora en el inicio oficial del proceso tiene que ver con la contraparte asiática y no estrictamente con el gobierno uruguayo. Al menos esa es la versión que se da desde el Poder Ejecutivo.

“Los propios chinos han manifestado que las razones por las cuales aún no ha comenzado la negociación fueron el receso estival, la preparación y desarrollo del congreso del Partido Comunista chino y la extensa ronda de consultas internas que deben llevar a cabo antes de proponer el lanzamiento de las negociaciones”, aseguran desde Cancillería y agregan un dato: el jefe negociador para el TLC fue ascendido dentro del Buró Político durante el congreso que llevó a la reelección de Xi Jinping en octubre. Con respecto al momento específico en el que se iniciarán las negociaciones, desde la cartera indican que aún no hay una fecha, pero esperan que sea “muy pronto” y agregan que mantener la reserva diplomática ha sido “una solicitud de la contraparte” con la que existe un “diálogo sumamente fluido” y el silencio “es lo más prudente en pos del objetivo”.

A pesar de no tener demasiado claro cuándo se desarrollarán oficialmente las negociaciones (o al menos no quieren decirlo), desde el gobierno sí afirman que “en ningún momento se expresaron dudas sobre el lanzamiento” del diálogo y “solamente hubo algunas razones para la demora”. Por lo tanto -por lo menos desde la parte uruguaya- hay confianza en que el acuerdo comercial se ejecutará tarde o temprano.

Hasta aquí la versión del gobierno de Lacalle Pou

La del gobierno chino no se conoce. Y lo cierto es que lo único que sí se sabe es que han preferido guardar silencio durante todo el proceso de conversaciones con el gobierno de Lacalle. Pero los expertos en comercio internacional creen que hay un motivo adicional que posiblemente justifique la demora de ese “futuro cercano” que por ahora no se concreta: el cambio de gobierno en Brasil con la vuelta de Lula a la presidencia.

El papel brasileño

En un mensaje cargado de referencias, Lacalle Pou saludó a Luiz Inácio “Lula” da Silva el pasado 31 de octubre después de haber ganado la elección resaltando que confía en que ambos países trabajarán por un Mercosur “moderno y abierto al mundo”. Pero las visiones sobre el tipo de apertura comercial para el bloque posiblemente sean contrapuestas entre el presidente uruguayo y el futuro presidente brasileño.

A pesar de que aún no se sabe quién será el canciller que designará Lula ni sus planes concretos para el Mercosur, sí hay algunas pistas. En entrevista con la revista Nueva Sociedad el excanciller de Lula y actual asesor del presidente electo, Celso Amorim, dijo: “Necesitamos fortalecer la unidad de América del Sur, cada país no puede negociar de forma unilateral, prestando solo atención a las ventajas inmediatas y sin dimensionar la pérdida para el conjunto”. Además, Amorim hizo referencia a que el gobierno de Tabaré Vázquez buscó hacer un acuerdo con Washington y ahora “bajo el mandato de Lacalle Pou, de derecha, Montevideo mira hacia China” y “hay que tratar de demostrarle los beneficios que va a tener si el Mercosur se fortalece” porque “esa es tarea de los países más grandes, principalmente de Brasil”.

Ese nuevo posicionamiento de Brasil como líder regional no solo en lo económico sino también en lo político podría significar una traba en el camino de Uruguay hacia el TLC con China, pero no de la parte uruguaya, sino de la china. Según el analista y director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, al país asiático “le importa mucho la opinión de Brasil” por ser “un aliado estratégico y contener el 60% del territorio del Mercosur”, por eso “es claro” que el gobierno chino está esperando a ver cómo se desenvuelven las relaciones internacionales y los acuerdos con Brasil con el cambio de gobierno para dar inicio a las negociaciones oficiales con Uruguay.

El énfasis de Amorim de tener que “demostrarle” a Uruguay cuáles son los beneficios del Mercosur porque esa “es tarea de los países grandes” como Brasil, tiene que ver con la propia concepción que el presidente electo buscará establecer a nivel mundial. “A nosotros no nos pasa y no lo concebimos, pero para Brasil tener un liderazgo político en la región es sumamente importante porque quiere jugar en las grandes ligas a nivel mundial, entonces ser el número uno en la configuración regional se le hace fundamental”, sostiene al respecto el consultor en negocios y política internacional Gonzalo Oleggini.

A diferencia del gobierno de Bolsonaro, que no se manifestó en contra del TLC con China y tomó una posición “inerte” en la que “no apoyó, pero tampoco trancó”, según los analistas consultados Lula posiblemente buscará volver al “viejo Mercosur” sin la posibilidad de flexibilización en los acuerdos por fuera del bloque.

“Es claro que va a ser necesario recalcular la estrategia y, por ejemplo, repensar quiénes ocupan los cargos clave de Uruguay en Brasil, porque el vínculo va a ser esencial para que prospere el acuerdo”, dice Bartesaghi y agrega que con respecto a los asuntos internacionales “a Uruguay le servía más una victoria de Bolsonaro, a pesar de que quizá Lacalle no compartía su ideología en la totalidad, pero sí la agenda internacional” a seguir.
Para lo que sí “sirve más” la victoria de Lula es en el acuerdo con la Unión Europea, de eso no hay dudas. Desde hace más de 20 años que no se concreta el pacto y en 2019, cuando se estuvo por firmar, los representantes de la organización del viejo continente hicieron énfasis en una “cláusula medioambiental” que no se cumple en la zona del Amazonas y de la que se responsabilizó al presidente Bolsonaro.

Ahora, con Lula, los analistas aseguran que el camino hacia la firma del acuerdo se acortará y es posible que se concrete en los próximos meses, tal como indicó el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en su visita a Uruguay hace dos semanas.

Si existen dificultades para concretar acuerdos entre bloques, los vínculos bilaterales son aún más complejos. Ya hubo tensiones dentro del Mercosur desde que Uruguay anunció la posibilidad de un TLC con China. En la última Cumbre del Mercosur el presidente argentino, Alberto Fernández, miró a los ojos a Lacalle Pou y le dijo: “Yo no me niego a analizar todo lo que haya que analizar. Y eso, mi querido Luis Lacalle, se llama flexibilización del Mercosur. Me doy cuenta de que estoy viviendo en un mundo que está cambiando y estamos caminando en la cornisa. Y no quiero que ninguno de nosotros se caiga”. Esa “flexibilización” a la que refiere Fernández tiene que ver con la posibilidad de cambiar los textos fundacionales del bloque, según se estipuló durante los últimos meses. En aquella ocasión, el presidente uruguayo le respondió a Fernández y señaló que a la hora de “proteger” a los países, él consideraba que la “mejor manera de proteger al pueblo es abrirse al mundo”.

El jefe negociador de Uruguay deja su cargo

El actual jefe negociador del Tratado de Libre Comercio con China en la Cancillería abandonará su cargo en marzo para convertirse en embajador de Uruguay en Alemania, según informó El Observador y confirmó El País. Fernando López Fabregat es un diplomático de carrera y una de las 60 personas que trabaja en la elaboración del TLC y ahora será embajador. Desde Cancillería informaron que aún se desconoce quién ocupará el cargo a partir de marzo.

Pero más allá de la tensión con Uruguay, lo cierto es que la victoria de Lula significa que los dos principales integrantes del Mercosur -Brasil y Argentina- tendrán coincidencias ideológicas en el armado de la estrategia del Mercosur. “El viaje de Fernández yendo a abrazarlo apresuradamente a Lula representa esa idea de volver a una América Latina sin derechas en donde los pesos pesados piensan lo mismo, eso habrá que ver si Lula lo matiza porque su gobierno también va a contar con coaliciones más de centro y no tan de izquierda, pero el riesgo de estar en contra de las ambiciones uruguayas está”, subraya Bartesaghi. Además, en diciembre Argentina asumirá la Presidencia pro témpore del Mercosur y esta cae casi en simultáneo a la llegada de Lula al poder.

Desde la vecina orilla, el secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica Argentina, Ariel González Levaggi, dice que en Argentina esperan que con Lula “se retorne a un regionalismo menos abierto”. “Es claro que la sinergia política de Argentina y Brasil va a generar un retorno hacia un Mercosur mucho más político que el que tuvimos en tiempos de (Mauricio) Macri y Bolsonaro porque todo el que pretenda quebrar el bloque va a ser visto con malos ojos”, sostiene González Levaggi y hace énfasis en que Fernández fue uno de los principales “activistas” en favor de Lula durante su tiempo en prisión como “ejemplo” de “la unidad total”.

Así como Lacalle vuelve sobre el concepto de “abrirse al mundo”, la mirada de los presidentes de izquierda será “profundamente proteccionsita”, según el analista, porque Brasil necesita “reconstruir el espacio sudamericano desde lo económico y lo político, para lo cual va a contar con el apoyo incondicional de la Argentina”.

Sin embargo, el año que viene el país vecino tendrá elecciones nacionales y existe la posibilidad de un cambio en el gobierno, lo que significaría la vuelta de sectores con una mirada internacional más parecida a la de Lacalle. En este sentido, González Levaggi dice: “En Argentina la victoria de Lula fue muy bien recibida y hay un sector moderado del PRO, junto al radicalismo, que apoyó su campaña. Tiene una imagen positiva en general, pero en asuntos internacionales sí es claro que solamente el kirchnerismo apoyaría todo lo que impulse Lula”. De todas maneras, las elecciones serán en octubre y el nuevo gobierno no asumirá hasta enero de 2024.

¿La salida es opción?

A pesar de que desde el gobierno aseguran que no hay una fecha prevista para comenzar la negociación con China y esperan que suceda “a la brevedad”, lo cierto es que teniendo en cuenta que queda poco más de un mes para que termine el año, es un hecho que el TLC no se concretará (si es que eso sucede) antes de 2023. Después de haberlo anunciado hace más de un año, la intención del gobierno es clara: quieren que se avance y se firme.

Para Gonzalo Oleggini la posibilidad de que no se concrete significaría “un golpe muy bajo” para el gobierno de cara a las próximas elecciones y cree que la situación que Uruguay atraviesa ahora es “un problema de tiempos”. “En las próximas semanas vamos a saber verdaderamente qué pasa con esto, pero yo veo un problema de tiempos porque si no se empieza la negociación con China lo más rápido posible el tiempo va a ser enemigo de la posición uruguaya”, subraya el analista argentino.

Entonces, con esa presión de tiempos y un nuevo Mercosur que parece perfilarse hacia un mayor proteccionismo, ¿el gobierno en algún momento podría abandonar el bloque? Lacalle ha dejado claro que esa no es la intención de Uruguay hoy, sin embargo Bartesaghi cree que es necesario “reflexionar” sobre la pertenencia de Uruguay al Mercosur “sin dramatizar”.

El analista dice: “Si el Mercosur sigue trancando la firma de acuerdos comerciales como ha venido ocurriendo en los últimos 30 años, me parece que a Uruguay le sirve más cambiar su pertenencia al bloque, quedarse con acuerdos comerciales bilaterales en el marco de Aladi con los países del Mercosur y abrirse al mundo de forma unilateral con una política más agresiva hacia afuera”.

La posición del Frente Amplio sobre el TLC

En el escenario de la política local, la victoria de Lula fue aplaudida por el Frente Amplio con festejos en la Huella de Seregni y mensajes de todo tipo en las redes sociales. El respaldo hacia el gobierno de izquierda que asumirá en enero podría provocar tensión entre oficialismo y oposición en el apoyo al Tratado de Libre Comercio (TLC) que el gobierno de Luis Lacalle Pou intenta concretar. El FA queda en una posición “incómoda” si Lula se pone en contra de un acuerdo bilateral por fuera del Mercosur, según creen desde el oficialismo, porque la coalición de izquierda ya dio el visto bueno al TLC en setiembre de 202,1 cuando iniciaron las conversaciones con China.

Pero el senador del Frente Amplio e integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales Daniel Caggiani cree que la idea de concretar tratados por fuera del bloque es “linda de decir, pero difícil de cerrar” y Uruguay debe dejar de ser “el caprichoso del barrio” y trabajar con el Mercosur. “Brasil va a poder tener un liderazgo regional con este gobierno no solamente en el Mercosur, sino en todo el continente. Eso sin duda puede tener un impacto positivo para Uruguay, sobre todo teniendo en cuenta que el Mercosur está en un estado de casi muerte cerebral porque sigue funcionando y vive, pero no tiene ninguna proyección a largo plazo”, explica Caggiani. Del otro lado, el senador blanco Sebastián Da Silva, quien también integra la Comisión de Asuntos Internacionales, dice que “no es necesario recibir ningún tipo de paternalismo” de parte de Brasil. Da Silva cree que a Uruguay “le servía más” una victoria de Jair Bolsonaro “porque estaba mucho más abierto a las necesidades comerciales uruguayas” y “no iba a obstaculizar el TLC con China”.

Da Silva sostiene: “La oposición tiene cierto romanticismo con las afinidades ideológicas en detrimento del interés nacional, entonces son impredecibles porque los cantos de sirena de Alberto Fernández y de Lula siempre los conmueven”. Sin embargo, Caggiani dice que “a pesar de las diferencias ideológicas” con los otros integrantes del bloque, es necesario que Uruguay “sea astuto y apueste por los intereses regionales” en donde “puede jugar un papel interesante en el acercamiento de todo el Mercosur con China”.

Para el analista, a Brasil “no le conviene” que Uruguay abandone el bloque “porque sería un fracaso no poder sostener a un país pequeño dentro del Mercosur siendo una potencia mundial o queriendo serlo”. Bartesaghi dice que Lula utilizó términos “antiguos y proteccionistas” en su discurso de victoria el 31 de octubre al afirmar que Brasil no firmará acuerdos comerciales que profundicen la dependencia en los commodities y buscará apostar por la reindustrialización del país. “Todo parece indicar que se viene un Mercosur mucho más político y ahí puede estar la puerta de salida para Uruguay”, sostiene el experto.

Dentro de la lógica de un nuevo Mercosur “más político” como advierten los analistas también está el posible ingreso de países como Venezuela y Bolivia al bloque, tal como informó esta semana el diario argentino La Nación. Tanto Argentina como Brasil estarían entusiasmados por recuperar la “sintonía” de las “épocas doradas” durante principios del 2000 y por eso buscarían que esos dos países vuelvan a ser parte del Mercosur durante el próximo año. Sin embargo, los casos son diferentes. Bolivia es un hoy un Estado asociado que está en proceso de adhesión para convertirse en miembro pleno del bloque a la espera de la ratificación en el Congreso brasileño. Pero Venezuela es diferente. En 2017 Tabaré Vázquez, Macri, Horacio Cartes y Michel Temer se pusieron de acuerdo en aplicar la “cláusula democrática” y suspender indefinidamente a Venezuela hasta que no convocara a elecciones libres y el gobierno de Nicolás Maduro liberara a presos políticos.

Es en este escenario de cambios políticos en la región que Uruguay intentará concretar cuanto antes un Tratado de Libre Comercio con China a pesar de que, por el momento, todo parece seguir estando reservado para “el futuro cercano”. Habrá que esperar.


 source: El País