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Movimientos y organizaciones sociales del Continente comienzan a elaborar las bases de la integración alternativa

Sindicalistas bolivianos como Pánfilo Paniagua de la COB, Florentino Barrientos de la CSUTCB, Jaime Siñani de la Confederación de Fabriles, Lourdes Quisbert de FRUCTAS y otros líderes sociales, junto a Fátima Mello de la Red Brasileña por la Integración de los Pueblos (Rebrip), Enrique Daza de la organización colombiana Recalca, Marc-Arthur Fils-Aimé (PAPDA de Haití), Osvaldo León (ALAI-Ecuador), Rick Arnold Common (Frontiers de Canadá), Héctor de la Cueva (RMALC de México), Gustavo Codas (CUT de Brasil) y Gonzalo Berrón de la ASC, entre otros activistas latinoamericanos, se reunieron por primera vez para avanzar en la definición de una propuesta de integración alternativa solidaria y equitativa en función de los intereses de los seres humanos y no de las corporaciones transnacionales.

El desafío es grande puesto que los activistas y líderes sociales intenta superar lo que ellos denominan la “etapa de resistencia” para pasar a un segundo nivel de luchas que consiste básicamente en hacer propuestas concretas para la transformación de Sudamérica en un continente más igualitario, soberano y democrático, las cuales serán puestas a consideración de los 12 mandatarios de Sudamérica.

Desde su conformación en diciembre de 2004 en Cusco, la CNS busca integrar a Sudamérica en el plano político, económico y social para aprovechar mejor sus potencialidades, reforzar su identidad propia y sobre todo fortalecer su capacidad de negociación y proyección internacional. Los mandatarios se comprometieron a luchar contra la pobreza, eliminar el hambre, generar empleo decente y garantizar acceso a la salud y a la educación.

Los presidentes asumieron que la verdadera integración regional sólo será viable en la medida en que los pueblos asuman el rol protagónico que les corresponde en este proceso. Por ello, la Declaración de Cusco indica textualmente que “La integración sudamericana es y debe ser una integración de los pueblos”.

Ideas fuerza de la nueva integración

En la reunión celebrada el 26 y 27 de agosto, activistas y líderes sindicales resaltaron que tal vez como en ninguna otra región del mundo, en las Américas -desde Canadá hasta la Patagonia- se genera un proceso de convergencia entre movimientos, organizaciones de la sociedad civil y fuerzas políticas antiimperialistas que tienen el desafío de hacer efectiva la integración alternativa incidiendo en los gobiernos.

Uno de los requerimientos fundamentales de la integración alternativa, indican estos colectivos, es la recuperación de los recursos naturales privatizados para que sean administrados soberanamente por los pueblos como un patrimonio público. El movimiento popular subraya el derecho propietario colectivo de la tierra, agua, bosques, biodiversidad e inclusive la energía.

En el plano social, se demanda que la salud, la educación y la seguridad social sean considerados derechos universales de responsabilidad directa de los Estados, lo que implica mayor regulación de los servicios privados.

En la temática de democracia y seguridad, se propone legitimar y fortalecer la participación de los movimientos sociales y populares en la definición de políticas de interés nacional y regional. Para combatir el colonialismo, se rechazan las bases militares en Sudamérica como Guantánamo y otras, la militarización de Haití y la colonización francesa de la Guyana.

Uno de los requerimientos esenciales de la integración es la infraestructura. Avanzó oficialmente en la CSN el proyecto IIRSA, que pretende interconectar a la región con una red caminera. El movimiento popular considera que estas vías fueron diseñadas en función de la exportación, para conectar a la región con el mercado mundial y no para fortalecer polos de desarrollo interno. La posición en este tema es que no se quieren carreteras con pueblos miseria a los costados.

En al discusión de la integración energética, una condición esencial para que los países de la región integren proyectos conjuntos como el Gasoducto del Sur (Gasur) o la petrolera Petrosur, por ejemplo, sería que estos emprendimientos sean motorizados por empresas estatales y no por las transnacionales.

Respecto al financiamiento de la integración de la CNS, oficialmente se ha propuesto crear un banco a partir de la CAF o el Banco de Desarrollo del Brasil. Lo que queda por delante es definir las tasas de interés, las clases de proyectos que financiaría y los mecanismos para evitar que esta nueva institución se convierta en un nuevo BID. El objetivo es que un futuro Banco del Sur atienda realmente las prioridades de los Estados pobres: la industrialización de los recursos naturales, el desarrollo de la infraestructura integradora y el fortalecimiento y universalización de los servicios públicos.

Quedan pendientes de definir muchos otros aspectos de la integración, como por ejemplo diseñar mecanismos que garanticen tratamiento especial para las naciones menos desarrolladas de la CNS en vista de las enormes asimetrías regionales; la nueva institucionalidad de la CNS y también las instituciones que garantizarán la participación real de los movimientos sociales en la construcción de la integración.


 source: Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración solidaria de los pueblos: Contra el TLC y el ALCA