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TLC Colombia-UE: Gabelas y garrotes

TLC Colombia-UE: Gabelas y garrotes

LA NACIÓN, Neiva

Por Cecilia López Montaño, Abril 22, 2010

Tras una revisión del proceso de negociación que se llevó a cabo para concretar el acuerdo comercial entre Colombia y el bloque europeo, se puede concluir que a lo largo de éste hubo dos elementos presentes que marcaron, por un lado, la estrategia del gobierno colombiano y, por el otro, la postura de los europeos. Estos son, a su saber: las concesiones hechas por nuestro Gobierno para sacar el acuerdo adelante a toda costa y las presiones que se originaron en el seno del Parlamento Europeo por la crisis humanitaria que vive el país y que, tal como ocurre con el TLC con EE.UU., se están convirtiendo en el principal obstáculo para firmar este tratado.

Los puntos más críticos en los que cedieron nuestros negociadores fueron el sector agropecuario y en propiedad intelectual. En el tema agro, cabe destacar que dentro de la franja de precios (aquel mecanismo con el que los países andinos protegían sus productos sensibles del campo de la competencia de los grandes productores mundiales) el Gobierno ofreció quitar el arancel para algunos productos sensibles que estaban protegidos por este mecanismo. En el caso de los productos lácteos (leches, quesos y lacto-sueros), se ofrecieron contingentes de 1.000 ó 2.000 toneladas. Lo lesivo es que, tal como quedó negociado, el contingente crecerá a una tasa del 5% anual compuesto sin decir “hasta tal año”. Esto técnicamente se traduce en que, en algún momento, la franja de precios va a desaparecer, exponiendo al sector lechero a la competencia del primer productor mundial de lácteos que puede invadir nuestro mercado con productos de calidad a muy bajos precios dado los grandes subsidios que recibe de sus gobiernos.

Ahora, en el tema de propiedad intelectual, la cesión vino en un pie de página del Acuerdo. En este, el Gobierno colombiano se comprometió a proteger los datos de prueba para los medicamentos biotecnológicos. Estos son productos costosos, producidos con alta tecnología, que son usados para tratar enfermedades complejas como el cáncer y algunas de las denominadas “enfermedades raras”, que son las que afectan a menos de 200.000 personas en el mundo. En ocasiones, el costo de estas drogas llega hasta la increíble cifra de 400.000 dólares anuales. Con lo pactado habrá protección por 5 años de la información que los laboratorios les entregan a las autoridades sanitarias para demostrar la eficacia y seguridad de los medicamentos que ellos producen. Esto implica que, una vez en vigencia el Tratado, no existirá la posibilidad de reversar esta medida aduciendo problemas de salud pública.

La otra cara de la moneda son las críticas por parte del bando europeo sobre la situación humanitaria que vive el país. Aunque el Gobierno Nacional se ha empeñado en defender los resultados de la política de seguridad democrática a capa y espada, para nadie es un secreto que este es un flanco muy vulnerable del Estado colombiano. Ante la comunidad internacional es cada vez más difícil ocultar los problemas que ha traído la infiltración de las mafias en las instituciones y en el campo electoral, las violaciones derechos humanos contra miembros de la población civil a manos de agentes del Estado, y por supuesto, la erosión de la institucionalidad colombiana por las amenazas y persecuciones a miembros de la Rama Judicial y a defensores de los Derechos Humanos. Problemas como la parapolítica, las ejecuciones extrajudiciales (falsos positivos), los seguimientos e interceptaciones del DAS a líderes políticos y sociales, las amenazas y proyectos de atentados contra jueces y magistrados, hace rato dejaron de ser problemas de resorte nacional por las investigaciones que han realizado algunas entidades internacionales y por la reacción de indignación y rechazo que han despertado estos problemas en organizaciones sociales y fuerzas políticas europeas.

La situación nacional se ha vuelto un activo para los países que negocian con Colombia. En aras de obtener el beneplácito de los europeos, Colombia entregó intereses nacionales. Y los europeos se olvidan de su bandera de defensa de los derechos humanos, en aras de lograr beneficios para algunos de sus sectores productivos. Vergonzosa negociación.


 source: La Nación, Colombia