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TPP: Otro acuerdo a espaldas de los pueblos indígenas

TPP: Otro acuerdo a espaldas de los pueblos indígenas

Emanuel Gómez Universidad Autónoma Chapingo pinotzin@gmail.com, 16-1-16

Con 12 los países miembros del Tratado Transpacífico (TPP): Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, en orden alfabético. Jamás han impulsado una sola iniciativa en conjunto; si acaso, se reconocen firmantes de la Declaración Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En su conjunto, estas naciones reúnen a poco más de 800 millones de personas, 77 por ciento urbanas y el resto rurales, según la División de Población de la ONU.

La diversidad cultural de los 12 países consiste –según Ethnologué- en mil 588 lenguas vivas, de las cuales mil 207 corresponden a pueblos indígenas y 381 lenguas se derivan de procesos migratorios ocurridos en los 500 años pasados. Sin embargo, comercialmente la lengua en la que es posible comunicarse indudablemente es el inglés, idioma en que se han llevado a cabo las negociaciones de los gobiernos firmantes.

México, Perú y Chile son los únicos países miembros del TPP que han ratificado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre derechos de los pueblos indígenas y tribales; en el que se establece que el derecho de los pueblos en “decidir sus propias prioridades en la que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que éste afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y cultural. Además, dichos pueblos deberán participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles directamente” (C-169 OIT, Art. 7.1). Sin embargo, en el documento oficial del TPP no se establece ningún protocolo de consulta a los pueblos indígenas para definir estrategias de desarrollo que respeten sus derechos.

Los países no latinoamericanos firmantes del TPP, aun cuando no han ratificado el Convenio 169 de la OIT, reconocen la diversidad cultural de sus países por adhesión a la Declaración de la ONU sobre pueblos indígenas. Es importante mencionar que durante la 61 asamblea de la ONU en la que se aprobó dicha Declaración, Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, todos ellos países en los que el inglés es la lengua oficial, votaron en contra, aunque en la actualidad se han adherido plenamente. Quizá se debe a que en esta Declaración se establece el derecho de los pueblos a determinar libremente su desarrollo económico, social y cultural (artículo 3), y todavía más: se define la obligatoriedad de los Estados a consultarles “antes de adoptar y aplicar medidas legislativas y administrativas que los afecten, para obtener su consentimiento libre, previo e informado” (artículo 19).

Así que entre los países miembros del TPP no se comparte la misma visión ni el mismo marco jurídico en materia de derechos indígenas. Tampoco en materia de manejo de la biodiversidad.

Todos los miembros del TPP han firmado y ratificado el Convenio de Diversidad Biológica (CDB), con excepción de Estados Unidos que sólo lo ha firmado después de infinidad de observaciones y condiciones. La importancia de este Convenio para los pueblos indígenas se especifica en el artículo 8-J, que establece un marco para que cada país respete, preserve y mantenga “los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica”, y promueva “su aplicación más amplia, con la aprobación y la participación de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prácticas”, además de fomentar “que los beneficios derivados de la utilización de esos conocimientos, innovaciones y prácticas se compartan equitativamente”.

Por el contrario, lejos de caracterizarse por la transparencia, o derivarse de un proceso participativo, en la Agenda de implementación del Tratado Transpacífico se establecen criterios de explotación de los recursos humanos y biológicos para favorecer el comercio internacional, al grado de comprometerse a homologar las legislaciones nacionales. En materia de derechos de los pueblos indígenas y campesinos a las semillas nativas, biodiversidad cultivada o recursos fitogenéticos, el compromiso es formar parte de la Convención Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales de 1991 (UPOV-91), que prohíbe a los campesinos guardar las semillas para volver a sembrarlas al siguiente año, como lo han hecho desde hace cientos de generaciones y los obliga a comprar semillas a las empresas que tienen registradas sus variedades y cuentan con patentes.


Impacto esperado del TPP en el campo mexicano

Emanuel Gómez Universidad Autónoma Chapingo pinotzin@gmail.com

El sector agropecuario es particularmente sensible a la liberalización comercial prevista en el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), dada la política de reducir paulatinamente los aranceles entre los países miembros hasta hacerlos desaparecer. La experiencia mexicana después de 20 años de haberse firmado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es de una crisis generalizada en el campo, evidente por la expulsión migratoria de las zonas rurales hacia las ciudades de México y Estados Unidos, lo cual ha generado nuevos fenómenos sociales como la “feminización del campo”, la “desruralización”, las “comunidades rurales trasnacionales” y la existencia de grupos criminales que trafican con personas y las utilizan para el trasiego de drogas, armas e incluso órganos humanos.

En los 20 años recientes, México pasó de ser un país productor agropecuario a ser un importador neto de alimentos básicos: maíz, arroz, trigo, leche, carne, huevo, manzana... En algunos rubros como hortalizas, México exporta a Estados Unidos, y solamente en el caso del café orgánico es posible asegurar que los pequeños productores participan en todos los eslabones de la cadena productiva, desde la siembra hasta la comercialización, pasando por la cosecha y la transformación de café cereza a tostado, molido y empaquetado. Según cifras oficiales derivadas del más reciente censo agropecuario, en más de 90 por ciento de los productos agrícolas los campesinos y agricultores entregan al mercado sus mercancías sin transformación, es decir, en bruto, por lo que no se benefician de las ganancias.

Algunas organizaciones como El Barzón pronostican la quiebra de millones de productores agrícolas y pecuarios de gran parte del país. La Secretaría de Agricultura (Sagarpa) identifica varios productos “sensibles” o vulnerables a la apertura comercial del TPP: leche, carne, arroz y café. Leche de Nueva Zelanda; arroz y café de Vietnam; carne, trigo y maíz de Estados Unidos; aceite de palma de Malasia; vino, camarón, langosta y berries de Chile; chile, papa, plátano, mango, azúcar, harina de pescado y ajo de Perú; entre otros productos, podrán ingresar libremente a México sin barreras arancelarias.

Por otro lado, la Sagarpa trata de convencer de la viabilidad del Tratado al identificar nuevos mercados en seis países con los que México aún no tiene acuerdo comercial: Brunei, Singapur, Vietnam, Australia, Nueva Zelanda y Malasia, a los cuales, dice, es posible ofrecer todos los productos agroalimentarios de México, principalmente hortalizas, bebidas alcohólicas, jugos de frutas, alimentos procesados y aguacate.

Consumers International, una red de organizaciones de consumidores, emitió en septiembre de 2015 una carta abierta a los presidentes de México, Perú y Chile, en la que expuso múltiples razones para rechazar la ratificación del TPP, entre ellas que el capítulo de inversiones obliga a los Estados a derogar leyes existentes y desincentivar la promulgación de nuevas regulaciones que sean “obstáculos al comercio”, como puede ser alguna iniciativa de ley de protección al consumidor por propaganda engañosa, contenido nutricional dañino, etiquetado de alimentos o bebidas, servicios financieros o cualquier otro control de calidad que oriente a los consumidores. Sin embargo, el tabaco quedó fuera del TPP, lo que fue elogiado por redes internacionales que promueven medidas estrictas para evitar problemas de salud por el consumo de este producto.

La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) emitió un comunicado en noviembre de 2015 en que alerta que la ratificación del TPP por parte del Senado mexicano vulnerará más los derechos sociales, fomentará el desempleo y la destrucción de pequeñas y medianas empresas, además de que supeditará la soberanía de los Estados a tribunales privados en los que se dirimirán las controversias, con las empresas trasnacionales siendo las más beneficiadas.


 source: La Jornada del Campo