Tratado de libre comercio: “Este acuerdo no es bueno ni para Chile ni para Europa”
Por Luis Reygada | 29 de febrero de 2024
Tratado de libre comercio: “Este acuerdo no es bueno ni para Chile ni para Europa”
Más de un centenar de organizaciones chilenas se oponen al acuerdo de libre comercio firmado este jueves 29 de febrero con la Unión Europea. Entrevista a Lucía Sepúlveda, activista ambiental del país sudamericano.
Este jueves, los eurodiputados dieron luz verde a la firma del «acuerdo marco avanzado» con Chile así como su anexo «sobre la liberalización del comercio y las inversiones». Si la Comisión de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional subraya el alcance de estos textos, con una cooperación más profunda en el ámbito diplomático, de seguridad, de cambio climático, de energía sostenible e incluso en cuestiones de género, el principal interés de los europeos sigue siendo tener acceso a los mercados de la energía chilena y de las materias primas, en particular hidrógeno, litio y cobre. Mientras en Francia el colectivo Stop Mercosur deplora la aprobación de un texto que “conducirá a importar cada vez más productos agrícolas del otro lado del planeta”, en el país sudamericano la plataforma Chile sin TLC (CS -TLC) -que reúne a más de un centenar de organizaciones – denuncia un acuerdo “neocolonial”, negociado en total opacidad y que sólo servirá para “reforzar el extractivismo”.
Entrevista a Lucía Sepúlveda, coordinadora de Chile Mejor sin TLC.
Es una periodista independiente, ambientalista, feminista y activista de derechos humanos.
¿Por qué el colectivo CS-TLC se opone a la firma del acuerdo con la UE?
Este no es el primer acuerdo de este tipo que firma nuestro país, la experiencia nos ha demostrado que no aportan nada bueno, al contrario. El impacto en términos ecológicos, vulneración de derechos sociales y políticos será significativo para la población chilena. En este caso, está claro que sólo la UE se beneficiará, por ejemplo, en lo que respecta a su transición energética. Esto se hará a costa de mantener externalidades negativas en nuestros territorios. Esto es sin duda lo que explica el secretismo que rodeó esta negociación, lo que es intolerable desde un punto de vista democrático.
¿Qué sentido tiene que un gobierno de izquierda como el del presidente Gabriel Boric impulse este acuerdo que CS-TLC llega a calificar de “neocolonial”?
Lo deploro, esto no corresponde a una política progresista. Los únicos sectores que aplauden esta firma son los grandes grupos económicos y sus representantes políticos en el Congreso. Anteriormente, Boric habló de desmantelar el modelo neoliberal. También fue parte, junto a la actual ministra y portavoz de gobierno Camila Vallejo, de los fundadores de CS-TLC, en 2015 (en ese momento, nos oponíamos a la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico). Hoy, su gobierno va en la dirección opuesta a la ecología, porque prefiere confiar en el sector empresarial antes que en las fuerzas sociales, que sin embargo lo llevaron al poder.
¿Qué sectores se verían más afectados con la firma del acuerdo con la UE?
Surge la cuestión de la soberanía sobre nuestros bienes comunes naturales, y en particular sobre los minerales estratégicos: el litio, el hidrógeno, etc. – así como el tema del agua. ¿Qué pasa con el impacto ambiental? ¿Y los derechos humanos de los habitantes de las regiones que se verán impactadas, incluidos nuestros pueblos indígenas? Nadie fue consultado. Sin embargo, los pueblos aymara y quechua ubicados en el norte del país se verán obligados a migrar si las fuentes de agua se secan. En el Salar de Atacama (uno de los depósitos de litio más grandes del mundo, ndr) los daños podrían ser irreversibles…
En materia agrícola, los agricultores europeos se quejan de la importación de productos del otro lado del planeta…
Ya se han anunciado proyectos de mega planteles para exportar carne de aves y de cerdo, con toda la contaminación que esto provoca… Este tratado sólo favorece la agricultura de exportación, es decir el agronegocio con su procesión de tóxicos, algunos de los cuales están prohibidos en Europa. Además, estos monocultivos intensivos empeorarán la escasez de agua ya existente y comprometerán los intentos de transición hacia la agroecología. En última instancia, es probable que los costos de los alimentos aumenten aquí y nuestra soberanía alimentaria se verá afectada. En cuanto a nuestra industria, estará sujeta a una competencia desleal debido a la apertura de los mercados públicos a las empresas europeas. Si no resiste, desaparecerán puestos de trabajo.
Este acuerdo prevé una cooperación “amplia”, particularmente en áreas de seguridad…
Esto da la impresión de querer utilizar nuestro país como posible fuerza militar en caso de conflicto, lo que pone en peligro nuestra neutralidad a nivel geopolítico y al mismo tiempo contribuye a alimentar el actual belicismo europeo. La intención es subordinarnos en todos los niveles, mientras que actualmente la gran mayoría de los chilenos rechaza la posición europea frente a Israel y el genocidio en curso en Palestina. En definitiva, seguiremos oponiéndonos a este acuerdo que supone un retroceso en materia de medio ambiente y de respeto a los derechos humanos. En este momento de crisis ecológica que azota nuestro planeta, este Tratado no es un avance ni para el pueblo chileno ni para Europa.