Uruguay: Que sí, que no... ¡Ningún TLC!
Estados Unidos lo dejó bien claro: una ampliación del comercio bilateral con Uruguay pasa porque ambos países firmen un Tratado de Libre Comercio (TLC). Si la sigla de dicho tratado es TLC, APC (Acuerdo de Protección de Inversiones) o ABC (Acuerdo Bilateral de Comercio) como sugirió Vázquez semanas atrás, poco importa. La esencia será la misma: liberalización de la producción y del comercio de bienes y servicios públicos y privados, sin importar qué precio la gente deba pagar.
¿Pero por qué tantas vueltas de nombres, de contenidos y de alcances? ¿Por qué tantas medias tintas del tipo “así como te digo una cosa te digo la otra”? En primer lugar, porque las políticas de TLCs son políticas de derecha. Y todos los gobiernos de izquierda tienen problemas con sus bases en la clase trabajadora al promoverlas. En segundo lugar, porque no todos en la izquierda están de acuerdo con ellas o con la forma en que se llevan adelante.
El Partido Comunista y Asamblea Popular han hecho punta contra un posible TLC, y ahora también han aparecido pintadas del Partido Socialista que denotan rechazo. Pit-Cnt, Fucvam, Feuu, Redes y otras organizaciones sociales y políticas han declarado su oposición, participando de coordinaciones y organizando varias movilizaciones de miles de personas. Sumándose ahora los sindicatos estatales, quienes denuncian el ataque contra las empresas públicas que significaría un TLC.
Debemos redoblar y unificar nuestros esfuerzos en la campaña contra cualquier TLC. Carece de sentido que existan varias coordinaciones simultáneas, cuando el objetivo de quienes nos hemos movilizado es el mismo, aunque podamos diferir en análisis y planteos. Tenemos meses de lucha por delante hasta impedir la firma del TLC con Estados Unidos, y años si queremos bloquear los que luego el gobierno y los empresarios intentarán con otros países -China, UE, Japón, etc.
Las campañas que impidieron las privatizaciones comenzaron en los sindicatos -así como la campaña en defensa del agua y de la vida lo hizo en comisiones barriales- para luego extenderse a gran parte de las organizaciones y los activistas de izquierda. Contra el TLC necesitamos una campaña así, lo más amplia y unitaria posible, y con una consigna simple y clara.
