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Víacrucis del TLC

Por Andrés Espinosa Fenwarth

El doloroso sendero recorrido por el TLC con Estados Unidos no tiene antecedentes históricos. Semanas después del cierre de la negociación oficializado el 27 de febrero de 2006, el TLC sufriría su primera caída: el jefe negociador agrícola estadounidense reabrió el acuerdo en avicultura e hizo nuevas exigencias en admisibilidad de carne de bovino ligadas a la enfermedad de las ’vacas locas’. El Gobierno Nacional se empleó a fondo para mantener inalterado el acuerdo, y luego de complejas negociaciones, llegamos a buen puerto el 20 de agosto.

El TLC resistiría su segunda caída el 21 de noviembre de 2006, previo a la firma programada para la mañana siguiente en Washington: 10 representantes y senadores demócratas enviaron una comunicación a la entonces representante comercial de Estados Unidos, embajadora Susan Schwab, en la que deploraban que la administración Bush hubiera evitado "resolver sus preocupaciones fundamentales sobre los estándares laborales" y reiteraron que "la firma del acuerdo esta semana enviaría un mensaje equivocado acerca de la voluntad de trabajar (con los demócratas) para resolver nuestras preocupaciones".

Los representantes demócratas Charles Rangel y Sander M. Levin emitieron un comunicado de prensa en la tarde del 22 de noviembre en el que proclamaban que "la administración Bush había perdido una oportunidad clave para consultar con la nueva mayoría demócrata en el Congreso y reconstruir los cimientos bipartidistas del comercio internacional".

Todo parecía enderezarse con el acuerdo bipartidista de política comercial del 10 de mayo del 2007, que incluía un consenso sobre una vía razonable para considerar los TLC de Perú, Colombia, Panamá y Corea, siguiendo el mismo orden en que se habían suscrito, según la costumbre legislativa. Sin embargo, ese mismo día el TLC padeció su tercera caída. Rangel y Levin enviaron una nueva misiva a la embajadora Schawb que a la letra reza: "Colombia presenta problemas y consideraciones especiales distintas de los TLC de Perú y Panamá, incluyendo la sistemática y persistente violencia contra los sindicalistas y defensores de los derechos humanos". Ahora las objeciones eran de grueso calibre político.

Pese a lo anterior, la adecuación de los capítulos laborales, de medio ambiente y propiedad intelectual se hizo con celeridad, acorde con las pretensiones técnicas de los demócratas. El 28 de julio del 2007 se firmó el Protocolo modificatorio, aprobado luego por el Congreso de Colombia y declarado exequible por la Corte Constitucional, como ocurriera con el TLC.

La cuarta caída se produjo entre el 8 y el 10 de abril del 2008; en la primera fecha la administración Bush envió oficialmente el TLC al Congreso, y en la segunda, Nancy Pelosi, líder demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, modificó los procedimientos de la Ley de Comercio de 1974 para evitar su tratamiento prioritario y expedito.

La quinta caída sobrevino con la Agenda Comercial 2009 del presidente Barack Obama el 27 de febrero, que le otorgó prioridad al TLC negociado con Panamá. La sexta caída aconteció el 9 de marzo pasado: el designado representante comercial Ron Kirk manifestó en el Senado que "no podía comprometerse con un calendario" para la consideración del TLC con Colombia en el 2009. ¿Hasta cuándo?

Fuente: Portafolio


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