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TLC: Gordos, enfermos y desempleados

TLC: Gordos, enfermos y desempleados

Por Guillermo Maya, 5-6-12

En nuestro país, la mesa está servida para que la comida ’basura’, intensiva en calorías y de bajo valor nutritivo, convertida en bienes aspiracionales de la clase media, se tome los hogares colombianos.

La obesidad es producto de una dieta alimenticia basada en azúcares, grasas saturadas y carbohidratos. Las personas obesas son propensas a padecer diabetes, presión alta, colesterol alto, paros cardíacos, cáncer y demencia -esta última debida a problemas circulatorios- y, de paso, impotencia sexual.

El consumo de gaseosas y alimentos procesados, galletas, dulces, embutidos, mortadelas, salchichas, hamburguesas, pollos fritos, papitas fritas, etc. es la causa de la obesidad. Una botella de cola negra de 20 onzas contiene 242 calorías. Las dos terceras partes de los adolescentes estadounidenses consumen cerca de 1,8 botellas diarias. Es decir, 159.000 calorías anuales, que se convierten en 9,07 kilos de sobrepeso, de acuerdo con Patricia Leigh (’The New York Times’, 2 de junio del 2012).

En EE. UU., 220 millones de personas mayores de 20 años sufren de obesidad, sobre una población total de 300 millones, es decir, el 73,7%, y, como consecuencia, el sistema de salud gasta cerca de 147.000 millones de dólares en enfermedades relacionadas con este mal, de acuerdo con David Rosen (counterpunch.com, 28-30 de octubre del 2011).

La causa de la obesidad no recae tanto en el individuo, como parte de la libertad del consumidor, según anota Rosen, sino en el sistema agroalimentario, incluyendo la industria de alimentos y por supuesto las políticas públicas.

Este complejo industrial de la obesidad -así llamado por Rosen-, generoso en maltrato animal y apoyado en hormonas y semillas genéticamente modificadas (GM), con efectos todavía desconocidos sobre la salud humana y el medio ambiente, es ampliamente favorecido con los subsidios a la producción de maíz, soya, trigo, algodón y arroz, mientras desalienta la producción de frutas, vegetales y hortalizas.

Mark Bittman señala que el maíz y la soya son los pilares básicos de la dieta típica estadounidense, con un consumo anormalmente elevado de carne, comida ’basura’ y ausencia de vegetales y frutas. Las fortunas de Pepsi, Dunkin’ Donuts, KFC, etc., están ligadas a la dieta de la obesidad. Mientras, con el tiempo, los precios de los productos frescos se han incrementado, los precios de la carne, el pollo, dulces, grasas, aceites y, especialmente, las gaseosas han caído. Un estudio de la Universidad de Tufts calcula que entre 1997 y 2005 los subsidios a los productores de pollo, cerdo, carne de res y fructosa del maíz (generada a partir de maíz GM) se han convertido en un ahorro de 26.500 millones de dólares. Sin embargo, los costos ambientales, de salud, etc. podrían sobrepasar esta cifra (counterpunch.com, 1 de marzo del 2011).

En la ley agrícola del 2012, que se aprobará próximamente y se extenderá por un periodo de diez años, para los programas de cupones para alimentos, subsidios e incentivos a los agricultores, con un presupuesto de un billón de dólares (con doce ceros), las carnes y la lechería recibirán 63 por ciento de los subsidios, mientras las frutas y vegetales, la base de una dieta sana, recibirán menos del 1 por ciento, de acuerdo con el experto en temas se subsidios agrícolas John Robbins (counterpunch.com, 1 de junio del 2012).

¿Qué tiene que ver esto con Colombia? México, la tierra del maíz, que suscribió un TLC con EE. UU. y Canadá a partir del 1 de enero de 1994, se ha convertido en importador de alimentos, con cerca de 11 millones de toneladas. A la par con el consumo de alimentos importados, y otros procesados, la obesidad de la población mexicana ha crecido un 12 por ciento entre el 2000 y el 2006. David Brooks ha señalado, basado en una investigación publicada en el ’Journal of Occupational and Environmental Health’, que durante este periodo "se incrementó en el país el consumo de productos procesados, bebidas gaseosas y otros alimentos con altos niveles de grasa y azúcar, mientras (...) más empresas estadounidenses aumentaron su presencia en toda la gama de producción y procesamiento, así como en restaurantes y en la venta de comida (rápida), con la cual transformaron el (patrón alimentario) y provocaron un incremento en las tasas de obesidad". Igualmente, México se convirtió en uno de los mercados más grandes de comida rápida de Latinoamérica: McDonald’s tiene más de 500 puntos de venta (Obesidad: Regalo del TLCAN a México, ’La Jornada’, 6 de abril del 2012).

Por otro lado, con respecto al TLC con los EE. UU., un excelente editorial de EL TIEMPO (Gordura sin aranceles, 1 de junio del 2012), basado en la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin 2010), señala el mismo inconveniente respecto a la evolución de la obesidad en Colombia y el impacto que tendrá el TLC sobre este problema en nuestro país: "Hoy, el 51,2 por ciento de los adultos tienen sobrepeso o están obesos, lo mismo que uno de cada seis niños y adolescentes".

Sin embargo, en nuestro país la mesa está servida para que la comida ’basura’, intensiva en calorías y de bajo valor nutritivo, convertida en bienes aspiracionales de la clase media, se tome los hogares colombianos. La gaseosa reemplazó la nutritiva aguadepanela, en beneficio de las embotelladoras y los ingenios azucareros, pero con gran perjuicio para la economía campesina. Los industriales de los enlatados y embutidos desarrollaron productos poco saludables, repletos de conservantes, como sustitutos de la carne, costosa para los sectores populares y medios. Por otro lado, en los años 60, con la Alianza para el Progreso, el país recibió una cuantiosa ayuda alimentaria para la población más pobre y los escolares, representada en harina de trigo (pan), queso amarillo y aceites vegetales. Estas ayudas no solo dieron salida a los excedentes agrícolas de los EE. UU., sino que también lograron crear los consumidores que hoy demandan hamburguesas grasientas y los alimentos fritos de la comida rápida.

En este sentido, el sector agropecuario colombiano será uno de los grandes perdedores con el TLC, pues será destruido por las importaciones de productos estadounidenses subsidiados (a precios bajos). Por otro lado, con la ley de patentes, las farmacéuticas multinacionales verán, con el agravamiento de la obesidad, aumentar sus ganancias debido a los costosos tratamientos de las dolencias relacionadas con esta enfermedad. Si con el tratado con EE. UU. (Herrán-Hay, 1903) Colombia perdió a Panamá, con el TLC se perderán no solo industrias, empleos y recursos naturales, sino también la salud. Gorditos, pero felices, y en el país más feliz del mundo, otro mito colombiano.


 source: El Tiempo, Colombia