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Uribe y EEUU: Vine, vi y no vencí

Carlos Castillo Cardona. Columnista de EL TIEMPO, 15-5-07

El presidente Uribe está mal rodeado, mal informado y mal asesorado en política internacional. No sólo con Ecuador y Venezuela o con otros países de Latinoamérica o por su imagen equívoca en los países europeos. Se trata de los múltiples errores de juicio que lo llevaron a emprender su décimo viaje a Estados Unidos para convencer a legisladores demócratas de la bondad de nuestro famélico TLC.

¿Ningún consejero le dijo a Uribe que los demócratas son mayoría en el Congreso? ¿Que ellos tienen la casi imposibilidad de votar en favor del TLC? Los demócratas, y los sindicatos que los apoyan, saben que el TLC es un acuerdo que beneficia a las multinacionales y a los dueños del capital estadounidense, que reorientan las inversiones hacia el Tercer Mundo para aprovechar la mano de obra barata, socialmente desprotegida y políticamente débil. Es así como se cierran industrias en USA y baja el empleo. Los trabajadores y gran parte del Partido Demócrata llevan años combatiendo los TLC, especialmente apoyados por la experiencia de México y Centroamérica.

Nadie le dijo a Uribe que agitar la bandera de su obsecuente amistad con Bush era un inconveniente para convencer a los del partido que se le oponen o para lucirse ante el pueblo americano. Bush tiene el más bajo porcentaje de aceptación que un presidente haya tenido desde Vietnam. En parte por la ilegal y enredada guerra contra Irak, que también les ha pasado la cuenta a Aznar y Blair. La tarjeta de visita de nuestro Presidente registra el haber apoyado la guerra de Irak.

Tampoco le luce ser el mandatario de un país que viola sistemáticamente los derechos humanos, que está circundado por los ’parapolíticos’, que no puede controlar el narcotráfico, que lleva cinco años sin mover un dedo para lograr la liberación de los secuestrados que tienen las Farc y que ha promovido la Ley de Justicia y Paz, que es más lo que encubre y olvida que lo que castiga.

The Washington Post, portavoz oficioso del Departamento de Estado, engaña cuando dice que USA puede perder a su mejor aliado. No. Ese país ganará más amigos con los demócratas, sin Bush y sin Uribe.

Pero todo viaje paga su factura. Los empresarios colombianos no van a aceptar con gusto que les exijan condiciones laborales menos explotadoras. Tampoco ha sido sano nombrar a la nueva Ministra de Cultura en razón de su color y no por sus conocimientos de la ya maltratada cultura nacional. Es tan discriminatorio nombrar a alguien por su raza como no nombrarla por la misma razón. Nada esperanzadora la liberación de guerrilleros, como consecuencia del viaje, en un falso intento de que las Farc liberen secuestrados. Más falsas esperanzas y angustias para sus parientes. Y ¿qué decir de las múltiples declaraciones del Vicepresidente y el Ministro de Defensa? Parece una estrategia para tener una cara de "bueno" que contraste con la cara de "malo" que ya tiene el Presidente en el exterior.

Estos viajes fatales, al igual que otras decisiones, están sustentados por colaboradores y proveedores de goticas y pastillas. Ellos creen en el mito de que el carácter del Presidente, su personalidad, su autoridad, su inteligencia y su gracia personal convencen a cualquiera. "Es frentero", dicen, como si eso fuera una virtud universal en vez ser el perfil propio de un peleador de esquina.

Pero, tal como lo ha demostrado el Mandatario, el exterior no le importa. Se obra allá para lograr más apoyo acá. Lo muestran las encuestas: la opinión favorable hacia el paramilitarismo y el apoyo masivo y constante de los ciudadanos colombianos que siguen a Uribe y a sus ideas febriles. Aquí, en "la democracia más antigua de Latinoamérica", pero sin duda la más injusta, se aplica aquello de que "nunca tantos fueron engañados tanto tiempo por tan pocos".

Carlos Castillo Cardona


 source: El Tiempo