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Europa y EE.UU. anticipan una convergencia regulatoria mundial

Europa y EE.UU. anticipan una convergencia regulatoria mundial

Por Noticias Jóvenes, 19-2-15

Hace un año y medio que Estados Unidos y la Unión Europea discuten sobre el tratado de libre comercio, según fuentes europeas «con un grado de entendimiento relativamente alto», pero probablemente porque todavía no han entrado en el verdadero hueso de la negociación. La última ronda ha tenido lugar en Bruselas a primeros de febrero y todavía hay programadas dos más antes del verano, cuando se empezará verdaderamente con los aspectos espinosos.

Después de un comienzo rodeado de susceptibilidades políticas, la Comisión Europea ha tenido que cambiar sus técnicas de negociación habituales y ha publicado los principales documentos que pone sobre la mesa, empezando por el mandato negociador que recoge los límites de lo que sus representantes están autorizados a pactar. El calendario pone a los negociadores ante la necesidad de evitar que el proceso electoral del año que viene en Estados Unidos acabe interfiriendo en un proceso técnicamente muy complejo.

Para unos el TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones) será el acontecimiento más importante en materia de liberalización económica, porque creará la zona de libre comercio más importante del mundo, pero para otros es la puerta a todos los infiernos de la desregulación y la invasión de productos peligrosos.

Uno de los campos donde se quiere avanzar antes es en la cooperación regulatoria, considerado el cimiento para el desarrollo futuro del comercio transatlántico. Si Europa y Estados Unidos llegan a crear una dinámica conjunta en la regulación de productos y servicios, sería además una base prácticamente de alcance universal que se impondría fácilmente en los estándares de las organizaciones internacionales. El problema es que por ahora en la UE la reglamentación comunitaria es cada vez más poderosa, mientras que en Estados Unidos pesan mucho los estados en ciertos sectores, como por ejemplo la reglamentación de los ejercicios profesionales.

La propuesta europea es constituir una especie de «Entidad Reguladora» que se encargaría no de resolver las disputas y tomar decisiones, sino de orientar las prioridades de las negociaciones sobre futuras regulaciones, que va a ser un proceso permanente. Estados Unidos está de acuerdo en dar voz a los actores de la industria a la que afecte la regulación, con una cláusula de «buenas prácticas». La UE quiere que puedan decir su opinión también los sindicatos, organizaciones no gubernamentales y asociaciones de usuarios. Hasta ahora, los funcionarios de la Comisión han encontrado que las autoridades regulatorias norteamericanas tienen más fluidez en sus relaciones con los grupos de presión de la industria que con sus colegas europeos, lo que explica en parte el hecho que muchos mercados se hayan desarrollado en dirección opuesta a ambos lados del Atlántico, a pesar de que las condiciones puedan ser en muchos aspectos equivalentes. Un buen ejemplo de esta distancia pueden ser los requisitos de seguridad en los automóviles, que partiendo de un mismo objetivo pasan por pruebas de certificación diferentes, lo que termina generando resultados no siempre equivalentes para los reguladores de los dos mercados.

En todo caso, por parte europea los negociadores tienen una consigna grabada a fuego en sus agendas, según la cual «nada de lo que se acuerde puede significar un cambio en la legislación europea sobre seguridad alimentaria». En esta máxima se incluyen indirectamente aspectos tan espinosos para la opinión pública europea como los productos transgénicos, autorizados en el mercado norteamericano y muy regulados o prohibidos en algunos países europeos.

En campos como el del mercado de productos financieros, los negociadores han llegado ya a la conclusión de que, dadas sus características, necesitarán un organismo regulador específico, pese a que este es el sector donde actualmente los reguladores de uno y otro lado se comunican con mas frecuencia.

Lo único en lo que hay un acuerdo absoluto es que en los sectores donde las regulaciones respectivas sean muy diferentes, como sucede por ejemplo en la industria química, se mantendrán las legislaciones separadas.


 Fuente: Noticias Jóvenes