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Los acuerdos bilaterales de comercio e inversión están conectados a algunos de los más serios crímenes ambientales y obstaculizan las acciones necesarias para enfrentar el cambio climático.
Se usan para facilitar y proteger los proyectos mineros a gran escala, la exploración y extracción de combustibles fósiles, la construcción de represas y el desarrollo de infraestructuras y con frecuencia causan estragos en el ambiente. De Alaska a Australia, las comunidades locales enfrentan deforestación, contaminación del agua, el colapso de las pesquerías y una disrupción climática que puede rastrearse a los proyectos de inversión o a los programas de desarrollo que fueron financiados, diseñados o recibieron el respaldo de tratados o acuerdos de libre comercio (TLC), o acuerdos bilaterales de inversión (TBI) negociados entre dos o más gobiernos.
Los TLC comúnmente incluyen capítulos que garantizan el acceso de combustibles fósiles como el petróleo y el gas a los inversionistas —y a materias primas como minerales y madera. Por ejemplo, al presente, la Unión Europea negocia una actualización de su acuerdo comercial con Chile, y el acceso a las reservas de litio chilenas es clave para los europeos. La Unión Europea propuso un capítulo sobre energía y materias primas que señala que “ninguna parte impondrá un precio a sus exportaciones de bienes energéticos o materias primas a la otra parte que sea mayor al precio que se cobra por esos bienes en el mercado interno”. Por más de 25 años el capítulo de energía en el TLCAN original, que aplicaba para el comercio de bienes energéticos entre Canadá, México y Estados Unidos, facilitó comerciar con combustibles fósiles ambientalmente riesgosos y obligaba a Canadá a mantener una cuota fija para la exportación de bienes energéticos, incluidos el petróleo y el gas, a Estados Unidos. Este tipo de reglas expanden los mercados de la energía sucia y promueven los proyectos extractivistas que ocasionan directamente el cambio climático.
Los TLC disparan el cultivo intensivo que es uno de los principales provocadores de la crisis climática. Por ejemplo, los acuerdos de comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, y con el Área de Libre Comercio Europea podrían disparar más exportaciones de carne de res, maíz y soya